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Reportaje:

Una experiencia de arte colectivo

2.000 personas crean un mural para el emblemático parque vigués de Castrelos

"Iria e Carlos", "Yoli" y "Lola" ya han estampado su firma en el parque vigués de Castrelos, pero no en sus árboles, sino en un mural de azulejos dispuesto para tal motivo por el Ayuntamiento. Además de las cuatro mencionadas, cerca de 2.000 personas -vigueses, residentes circunstanciales y visitantes de paso, que de todo hay- respondieron a la iniciativa apoyada por la Tenencia de Alcaldía, que dirige el nacionalista Santiago Domínguez.

En presencia de un buen número de participantes, el pasado domingo se presentó oficialmente la creación, ubicada al aire libre, en un palco de uso público situado cerca del auditorio del parque. Se trata de una pared de 13 metros de largo por tres de alto, confeccionada por los dos millares de piezas cerámicas que, en su reverso, llevan el nombre de todos y cada uno de los participantes. La actividad se desarrolló en Castrelos durante varios fines de semana de abril y mayo hasta completar el espacio disponible y estuvo coordinada por los artistas Cuqui Piñeiro y Miguel Vázquez, quienes se pusieron al frente de un grupo de ceramistas profesionales para facilitar el trabajo de los artistas espontáneos. "Buscamos un proyecto que se integrara en un espacio con tanta fuerza como Castrelos y poner nuestro conocimiento al servicio de la gente para que ella fuese la protagonista de la pieza pública", indicó Vázquez.

La libertad fue total para que cada quien se expresase como le pareció
La actividad forma parte del proyecto 'Cidade de soños', iniciativa del BNG

"Aquí hay gente que dibuja muy bien, pero algunos como yo somos un desastre como pintores", ríe Xurxo, un ortegano treintañero que lleva casi un lustro residiendo en Vigo.

Las grafías son el recurso fácil para quienes no se defienden en el trazo. En su azulejo, Xurxo decidió escribir con barro las palabras "paz", "liberdade" y "amor", que suenan a deseos proyectados para el futuro. "En sí mismo, el hecho de pasar una tarde en el parque, respirando en este bosque y dibujando, ya es una gozada; además me hace ilusión dejar huella en un lugar tan emblemático como este parque, donde se producen algunos de los mejores momentos de los que podemos vivir en esta ciudad, sobre todo los conciertos veraniegos", explicaba, pincel en ristre.

Casi todos acudieron en compañía. La pequeña Nuria, de nueve años, lo hizo con su madre, Myriam, para pintar una postal naïf de primavera con un solete tremendo y, por supuesto, árboles, que para algo son la primera fuente de inspiración en Castrelos. Incluso hubo padres que se animaron a llevar a sus bebés para inmortalizar las plantas de sus pies o de sus manos.

La libertad fue total para que cada quien se expresase como le pareció: desde las firmas clásicas y los mensajes escritos hasta ocurrencias más curradas, como un paisaje cubista o una pistola que dispara pompas de jabón. No faltan alusiones al equipo de los amores de alguno, como el que dejó constancia de la alineación de Os Tulleitos, o al grupo de música preferido. Este último es el caso de Emilio, un profesor de matemáticas que compagina su profesión con la batería, y que se pintó a sí mismo en el cuarteto de jazz del que forma parte.

Más poética, Vicky, su pareja, recrea un sendero curvilíneo, como todos los que cruzan el parque, bajo la mirada atenta de la artista Marta Armada, quien diseña y crea joyas hechas con cerámica.

El acabado final en tonos ocres es producto del proceso de ahumado al que los supervisores sometieron los azulejos para darles un tratamiento de perdurabilidad, ya que el mural está a la intemperie. Y de ahí viene el título de la experiencia, Pegadas e fume, que para el teniente de alcalde vigués, ideólogo de la puesta en valor del patrimonio arqueológico y museológico de la ciudad, cuenta con un alto contenido educativo "porque demuestra que con nuestras manos podemos configurar un proyecto artístico colectivo", afirma Domínguez.

La actividad forma parte de un proyecto más amplio, llamado Cidade de soños. A cidadanía como absoluta protagonista, al que todavía le quedan dos capítulos por desarrollar hasta el próximo otoño. El siguiente, Artistas na rúa, tendrá como escenario el Casco Vello vigués, que se convertirá en el lugar de trabajo, público y a la vista de todos, para cinco artistas gallegos y portugueses. Tendrán 15 días, a partir del próximo 21 de junio, para completar sus creaciones y, en paralelo, se programarán debates con especialistas que reflexionarán sobre este tipo de intervenciones artísticas en la calle.

Algunas de las piezas que salgan de este taller callejero serán cedidas por sus autores para formar parte de la última entrega del programa municipal Natureza con arte, que consiste en una exposición de escultura al aire libre en los jardines interiores del Pazo de Castrelos del 22 de julio al 31 de octubre.

Un grupo de personas contempla el mural, integrado como una nueva referencia del parque de Castrelos.
Un grupo de personas contempla el mural, integrado como una nueva referencia del parque de Castrelos.LALO R. VILLAR

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