Valencia está más cerca de lograr el campus de excelencia

Sólo una catástrofe puede impedir que la agregación de la Universitat de Vàlencia y la Politécnica sea elegida en otoño Campus de Excelencia Internacional. La conclusión central del acto celebrado ayer en el Jardí Botànic de la Universitat fue esa. Durante la mañana se representaron varias cosas que reman en la misma dirección. La primera: la completa sintonía entre las dos universidades públicas de la ciudad y el CSIC, su aliado en el proyecto. La segunda: el reencuentro de la Politécnica (y su rector, Juan Juliá) con el Ministerio de Educación (y su secretario general de Universidades, Màrius Rubiralta), después de los días críticos que vivieron en noviembre.

"Las dos universidades y el CSIC están haciendo un gran proyecto, que finalmente está cogiendo un papel de ámbito metropolitano", declaró Rubiralta. El secretario general admitió que en la primera convocatoria (que relegó a los centros valencianos al tercer nivel del programa) faltó tiempo y las instrucciones del Gobierno "no siempre fueron bien entendidas, ni siempre fueron bien explicadas". Juliá se había expresado poco antes en la misma línea de cerrar heridas: "Debemos reconocer que las cosas se pueden hacer mejor por nuestra parte"; "nos han convencido tus argumentos", "la agregación nos fortalece". "Vamos a ir conjuntamente a por todas. A que se nos reconozca la internacionalización y el nivel", afirmó el rector de la Universitat, Esteban Morcillo. "El CSIC se siente muy cómodo", concluyó José Pío Beltrán, coordinador del organismo en la comunidad autónoma.

La ciudad presenta un mejor perfil que Madrid y Barcelona, afirma el Gobierno

Rubiralta aseguró que los procesos de agregación son la única oportunidad que tienen las universidades españolas (y europeas) para recortar distancia frente a las de EE UU y evitar ser adelantadas por las asiáticas. Y afirmó que Valencia, como Toulouse o Lyón, tiene (por tamaño y número de centros) el perfil perfecto para convertirse en Campus de Excelencia Internacional. Mejor, dijo, que Madrid, Barcelona o París.