Un camino real

"Will come the Royal family?, "The Prince Philip?" Una hora de espera da para mucho. Para satisfacer la curiosidad de una peregrina británica que pregunta la razón del desembarco de medio centenar de informadores en la plaza de san Paio de Lavacolla, o la de un cuarteto de cincuentones de Granada que han realizado el tramo desde Sarria, y que rápidamente se ponen a gestionar la posibilidad de entregarle a los Príncipes de Asturias la insignia de la hermandad a la que pertenecen. Para que el delegado del Gobierno, Antón Louro, confiese su preocupación por los 12 kilómetros a pie que va a tener que afrontar en razón del cargo ("hace tiempo que no hago ni cinco"), o escuchar del alcalde compostelano, Xosé Sánchez Bugallo, anécdotas de una campaña electoral en este lugar. Y ver cómo llega el presidente, Alberto Núñez Feijóo, con atuendo del Xacobeo, que refuerza al bajar del coche con un pañuelo corporativo estilo sanferminero, que reparte a los que serán sus compañeros de caminata, mientras su equipo extrae bastones de peregrino, vieira incluida, para todos.

El Príncipe llevó al Apóstol la gratitud de la afición del Atlético de Madrid

Feijóo elogió la forma física de doña Letizia: "Es una máquina"

A las 10.45 llegan don Felipe y doña Letizia, entre vivas a la princesa de las camareras de un hostal apostadas en el balcón. Foto de familia en las escaleras de San Paio, mientras los de Granada hacen un intento de entrega. Los Príncipes y sus acompañantes inician el tramo final del Camino Francés, y los periodistas van raudos al autobús para la próxima etapa. Apenas 200 metros, para que los gráficos tomen las primeras imágenes de la comitiva en marcha. A las 11.20, punto de encuentro en la carretera paralela a las instalaciones de RTVG. Aparecen los primeros vecinos, cinco mujeres con niño, que han llegado desde Lavacolla en coche. Y los primeros peregrinos sorprendidos por el dispositivo periodístico que bloquea la pista. "¿Es por nosotros?", pregunta la que habla español de un grupo de abuelos franceses que, en rutas jacobeas diversas, se han hecho 1.800 kilómetros cada uno. Llegan a buen paso los Príncipes y las autoridades, anunciados discretamente por miembros del dispositivo de seguridad, distinguibles de los peregrinos normales, pese a la mochila, por su excelente forma física y el pinganillo en la oreja. La maniobra de despejar el paso provoca un desacuerdo entre un escolta y un fotógrafo, que se salda con la retirada de la acreditación al gráfico.

Comentar el incidente entretiene la espera en el siguiente encuentro, ya en el descenso del Monte do Gozo. La reportera de Localia entrevista a una pareja de guipuzcoanos, ella apellidada Cotarelo, que han coincido en el Camino con tres batallones (o eso dicen) de la Guardia Real "Nos parece muy bien que peregrinen. Si lo hacemos nosotros, que lo hagan ellos", dicen. La comitiva llega a las 12.15, después de que una señora en bata salga de su casa y le entregue a doña Letizia un ramo de flores. Allí, el Príncipe de Asturias hace una declaración (la segunda del día, la primera fue en una rápida visita a las instalaciones de la RTVG): "Estamos muy a gusto por estar aquí en Galicia y hacer un día de camino para visitar al Apóstol. Ayer, la afición del Atlético nos dijo que le diésemos las gracias al Apóstol. Le pedimos que siga atendiéndonos, cuidándonos y protegiéndonos. Estamos encantados, nos habéis dado un día maravilloso". Una periodista le pregunta si animará al resto de la familia real a hacer el Camino. "Animo a todos los que quieran hacerlo, es muy largo y hay dónde elegir, y así pedirle al Apóstol que nos siga cuidando en estos tiempos difíciles para todos", contesta.

De nuevo al bus, desde el que se ve que, ya en la carretera general, los Príncipes sacan unos metros a las autoridades acompañantes. En San Lázaro se aprecian los primeros grupos de curiosos aguardando. En la Praza da Quintana, los asistentes rondan los dos centenares, además de medio millar de alumnos de los colegios de las Jesuitinas de A Coruña, Vigo y Noia que compartirán con los miembros de la familia real la misa en la Catedral. "¿Los Reyes no vienen?", pregunta un niño. No. "Claro, como lo acaban de operar". Con apenas cinco minutos de retraso, sobre las 13.20, llega la comitiva a la Porta Santa. Entre los aplausos de los congregados, una docena de jóvenes portando una bandera negra y con la tricolor pintada en las manos dan vivas a la República. Son abucheados por parte del público y rodeados por la policía. "Están contra España", dice una madre que facilita su dirección a un fotógrafo para que le envíe la foto de su niña, un angelote rosa de dos años, maternalmente impelida hacia doña Letizia, que le dio un beso.

En el interior de la Catedral, los Príncipes cumplen el rito de abrazar al Apóstol. Muy poco protocolariamente, Feijóo alaba la forma física de doña Letizia: "Es una máquina".