Cuatro miradas sobre el siglo XX
Una muestra repasa en Vitoria los hitos de la pintura española de la pasada centuria - Reúne obras de Picasso, Tàpies, Palazuelo, Arroyo o Barceló
La exposición que ayer se abrió en la sala de la Fundación Caja Vital de Vitoria (Postas, 13-15) recorre, en un sosegado paseo, algunas de las mejores expresiones del arte español del siglo XX. Se podrá argumentar que no están todos los que fueron, pero los artistas seleccionados y, sobre todo, sus obras permiten evocar algunos de los momentos más gratificantes de la pintura española reciente. De Picasso a Barceló: la evolución de la forma y el color, comisariada por Marisa Oropesa, permanecerá hasta el 13 de junio.
El recorrido se divide en cuatro apartados: El informalismo, La escuela de París, La nueva figuración y Los años ochenta. Para comenzar, el visitante se encuentra con la potencia de la abstracción que se generó en España hacia los cincuenta de la mano de grupos como Dau al Set o El Paso. Domina la contundencia de obras de Tàpies o Millares, en las que la expresión matérica permanece en la retina por mucho que la fuerza de los óleos de Saura o Feito entren en competición.
La exposición, abierta hasta junio, sólo se podrá ver en la capital alavesa
No hay un itinerario cronológico, sino más conceptual. Quizá por ello el paso a la Escuela de París se produce con las formas geométricas dulces de Hernández Mompó o rotundas de Palazuelo que avisan, como un eco heredado, de la llegada de los maestros. Las obras escogidas forman parte de los fondos de un coleccionista de orígenes vascos, quien, según Oropesa, "nunca había expuesto su obra al público y tenía mucho interés por presentarla en Vitoria, pero sólo en esta ciudad. Por ello la exposición se ha convertido en única".
Se suceden óleos sobre lienzos de tamaño mediano, pero muy reveladores de llo que se cocía en aquel París de entreguerras, desde Buste d'homme, de Picasso, una notable muestra de su serie dedicada a los mosqueteros, a las aportaciones de Maruja Mallo o María Blanchard, las dos únicas pintoras presentes en esta selección de 45 creadores. La aportación de Miró, con cuatro obras gráficas, permite comprender lo que fue la evolución de las vanguardias pictóricas en aquellos años previos a la guerra civil.
La siguiente parada llega con la nueva figuración. Quiénes mejor que el Equipo Crónica, con su El desfile del personaje, o Eduardo Arroyo para mostrar al público cuál fue la respuesta sobre el lienzo frente al informalismo anterioir. En este grupo se ha incorporado una pieza de Guillermo Pérez Villalta, que sirve de engarce con el cierre de la muestra, la explosión creadora que surgió en los años ochenta.
Aquí, dominan los grandes formatos, con dos obras de Barceló, una de ellas, La sal de les llàmigres, que cautiva nada más se la ve desde lejos, y otra de José Maria Sicilia, Black and white power, que permite disfrutar de la nostalgia de la actividad creadora de aquella época, en la que también sobresalieron José Manuel Broto o Ferrán García Sevilla, entre tantos otros.
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