"Todo el mundo habla de que aquí hay algo mágico"

Omer Meir Wellber (Beer Sheva, Israel, 1981) tiene el reto de relevar en la temporada 2011-2012 a uno de los mejores directores del mundo, Lorin Maazel, al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana. Formado en una familia de profesores de música y especializado en piano y acordeón, dentro de año y medio será el máximo responsable musical del Palau de les Arts. "Conozco a músicos de aquí, he hablado con cantantes, con Daniel Barenboim, con Zubin Mehta, y todo el mundo habla de que aquí hay algo mágico, Valencia está creando algo importante", asegura Wellber en una breve entrevista mientras toma contacto con la joven formación de cara al concierto programado para el día 23 con obras de Beethoven, Bernstein y Berlioz.

"Al ver un edificio como este queda claro que la música es importante"

"Todo forma parte de la cultura, crear música es también educar"

Pregunta. ¿A la hora de aceptar el puesto qué ha pesado más, el dinero, el prestigio o el clima?

Respuesta. Por un lado, es una orquesta joven con la que es fácil trabajar, crear algo nuevo. Por otro, sería diferente si me hubieran ofrecido el puesto en Islandia; es fácil estar contento en Valencia.

P. ¿Hay algo que defina su sonido, qué característica personal tienen sus orquestas?

R. En Israel la mayoría de los músicos son de origen ruso, hace 50 años eran alemanes. La formación musical actual es de la escuela rusa y muchos de mis profesores eran rusos. Y he trabajado tres años con Barenboim, que es de la escuela alemana. Por lo que si tuviera que definir ese estilo, ese sonido, sería una confluencia de ambas escuelas.

R. ¿Ese estilo es trasladable a una orquesta creada y modelada por Maazel?

R. Pienso que sí, porque la mayoría de los músicos menores de 30 años ya no tienen un origen definido. Son más internacionales. Lo que cuenta es la calidad y en ese sentido Maazel ha elegido a los mejores músicos.

P. ¿Sabe que llega en momentos de ajustes presupuestarios y puede que algunos músicos se marchen tras su maestro?

R. No sé qué decir. Cada músico hará lo que crea conveniente.

P. Maazel dijo que él fue un director joven en una profesión de gente mayor y que ahora es un director mayor en una profesión de gente joven. Ahora es usted un joven rodeado de jóvenes. ¿Es eso mejor o peor?

R. Ayuda mucho. No es una orquesta que tenga una tradición, por lo que ofrece muchas más facilidades, están constantemente motivados.

P. ¿Eso lo ha contrastado ya en unos pocos ensayos?

R. Sí. Hemos ensayado durante seis horas seguidas. Los músicos estaban sentados en el borde de las sillas, expectantes... han trabajado muy duro. Soy tan meticuloso como un dentista y desde el primer momento cooperaron mucho. Ellos mismos aportaron muchas ideas. Me he encontrado con una orquesta mucho más viva, más activa de lo que esperaba.

P. Uno de los objetivos de este coliseo es recuperar a compositores españoles y valencianos como Vicente Martín i Soler. ¿Está de acuerdo con esta línea?

R. Sí, y no solo con compositores de la talla de Falla. También con compositores modernos españoles y de otras nacionalidades. No podemos centrarnos solo en Beethoven y Bach, hay que contribuir al desarrollo.

P ¿Es consciente de que llega a una ciudad muy ruidosa, con un peculiar culto al ruido?

R. Tel Aviv es también muy ruidosa. Contra Valencia sería una competición muy dura.

P. Otra característica de esta tierra es que hay miles de alumnos, hasta 300.000, en las escuelas de música. El problema es que luego no acaban su formación. ¿El Palau puede ayudar a formar a músicos valencianos?

R. En Israel también existe esta ruptura en los estudios musicales. Solo los que quieren realmente lograr algo son los que lo persiguen y lo consiguen. Al venir y ver un edificio como este queda claro que para Valencia la música es importante. Por otra parte, son muy importantes los programas educativos.

P. Los valencianos apenas le conocen. ¿Cómo llegó a la música?

R. Empecé muy joven tocando el piano y el acordeón, mi instrumento. A los nueve años empecé a componer y mi música se ha tocado en todo el país. En la academia empecé dirección y comencé a tocar con la Orquesta Sinfónica de Raanana, donde ahora soy director, y con la Orquesta de Israel. Con 21 años dirigí Un baile de máscaras, de Verdi. En mi familia todos son profesores, mis padres, mi hermana, mis tíos... Por eso yo también concibo la dirección como una actividad educativa. Todo forma parte de la cultura, crear música es también educar.

P. ¿Cree como Barenboim que la música puede ayudar en el conflicto palestino-israelí?

R. El arte siempre puede ayudar, cualquier tipo de arte. Desafortunadamente nosotros no somos los que decidimos, son los políticos y ellos no son los que tocan el violín. Soy sionista, pero creo que Israel está cometiendo errores. También los palestinos.

P. ¿Estrenará aquí su música?

R. Llevo siete años en la orquesta de Israel, tocamos compositores actuales, pero nunca mi música.