Brotes de dos sagas flamencas
Morente hijo y Carmona nieto apuestan por cantes clásicos
Entran al recién remozado teatro Echegaray de Málaga y no pueden contener sus impulsos aún adolescentes. A sus 20 y 21 años, respectivamente, Enrique Morente (hijo) y Juan Carmona (nieto) se desquitan entre risas con un espontáneo y sentido zapateo en el escenario. Son los brotes de dos de las más grandes sagas del flamenco contemporáneo: los Morente, con Enrique padre y Estrella como espolones, y los Habichuela, afamada familia del Sacromonte granadino, con Juan y Pepe Carmona como consagrados patriarcas del flamenco tradicional y los tíos Antonio, Juan y Josemi Carmona (Ketama), como referentes del éxito más reciente y masivo.
Ambos se muestran nerviosos por el reto de presentarse esta noche en solitario ante el público con un espectáculo basado en cantes clásicos -soleares, tarantos, granaínas, malagueñas, siguirillas y fandangos-, despojados del calor que supone actuar bajo la protección de Enrique Morente, su hija Estrella o cualquiera de los integrantes del clan Habichuela.
Los dos jóvenes artistas ofrecen un recital en el teatro Echegaray de Málaga
Pero, pese a su juventud, estos dos herederos del arte de estas dinastías tienen ya muchos kilómetros y escenarios a sus espaldas. Tanto Enrique como Juan han pasado gran parte de su adolescencia ante los focos, acompañando en directo o en el estudio a sus mayores. Juan ha colaborado como guitarrista con Morente padre en varios trabajos -Fedra y Pablo de Málaga-, mientras que Enrique se ha desfogado acompañando en las voces a su hermana Estrella.
La complicidad entre ambos salta a la vista. "Nos hemos criado juntos. ¡Si yo le rompía los juguetes¡ Él es como el hermano que no tuve. Sobre el escenario nos complementamos a la perfección. Él pone la garganta y yo la guitarra", explica Juan.
Ambos afirman que la carga de sus respectivos apellidos no ha supuesto un obstáculo para lanzar su carrera en solitario, si bien entienden la responsabilidad que supone mantenerse a la altura de sus mayores. "El flamenco en nuestras casas era como el comer. Hemos crecido con él. La familia y la tradición pesan, pero a base de estudio y de trabajo estamos intentando abrirnos nuestro propio camino. Ellos nos apoyan, aunque también nos dicen que en este mundo hay que tener cuidado con lo que te espera a la vuelta de la esquina", cuenta Enrique.
Ante su presentación esta noche (21.00) en Málaga aseguran estar tranquilos, confianza que les proporciona el éxito de público que cosecharon en sus visitas precedentes en Barcelona, Granada, Córdoba y Sevilla.
"Nos gusta el escenario. Subirnos y escuchar el silencio. El respeto del público", dice Juan, satisfecho por la atracción que despiertan entre el público más joven recién enganchado al flamenco. "Te dan silencio para que tu des la palabra. Y eso es muy bonito", añade Enrique.
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