Jean-Jacques Lévy, fotógrafo en primera línea
El reportero francés, asturiano de adopción, captó los más importantes acontecimientos tras la II Guerra Mundial
"La fotografía es instante detenido. Efímera eternidad... la mirada tiene un nombre: Jean-Jacques Lévy... una vida apasionante, donde la aventura de ver confluye con la aventura de vivir. Pocos hombres, cámara en ristre, tienen la dilatada, intensa y variada experiencia, desde el campo de batalla hasta los salones del Elíseo", escribió en su momento el cineasta Gonzalo Suárez. El fotógrafo Jean-Jacques Lévy falleció en la francesa Alsacia a los 89 años poco antes de la pasada Semana Santa. Fue uno de los referentes gráficos de Associated Press (AP). Una carta de Wes Gallagher, ex presidente de la potente agencia estadounidense, lo felicitaba así: "La II Guerra Mundial apenas había acabado cuando usted empezó con nosotros en 1945. Desde entonces llegó a ser uno de nuestros fotógrafos estrella... A menudo, estuvo obligado a revelar, editar y transmitir, así como asegurar la toma de vistas, en condiciones difíciles...".
Lévy vivió la aventura desde su infancia. Había nacido el 1 de abril de 1921 en Mulhouse, el Alto Rhin, hijo de Germanine Ullman y Auguste Lévy, muertos junto a una de sus hijas en 1944 tras ser deportados al campo de exterminio de Auschwitz. Jean-Jacques se libró de caer en manos de los nazis saltando por una ventana cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Toulouse en 1942. Meses después huye de Francia a través de los Pirineos. Después de unos meses preso en una cárcel catalana, logra embarcar con destino a Marruecos. Posteriormente ingresa en un centro de instrucción de la Fuerza Aérea estadounidense como intérprete y acaba la guerra como reportero gráfico de ese ejército, donde pasa a ser "fotógrafo oficial" en 1945. En el otoño de ese año lo contrata AP y en la agencia trabaja hasta 1983. La retina de su cámara captó, durante esas casi cuatro décadas, los personajes e instantes más representativos de la segunda mitad del siglo XX.
Vida en Celorio
Una exposición, organizada en la Casa Municipal de Cultura de Llanes en 1990, reflejaba su magnífica ejecutoria como profesional de la fotografía de prensa. Jean-Jacques Lévy ha dejado parte de su trayectoria en el pueblo de Celorio, en el oriente astur, adonde llegó en la década de los ochenta del pasado siglo y donde coincidió en el concejo de Llanes con otro referente de la fotografía, el húngaro Nicolás Muller, de quien decía Manuel Vicent que "reinventaba cada día la sensibilidad" con sus retratos de toda una generación artística de nuestra posguerra. El reportero alsaciano deja en Celorio a su hija Ninon, quien reside allí desde hace varias décadas y donde mantiene parte de su legado.
Fotografió a los soldados chinos de Chiang Kai-chek que huían de las tropas de Mao Tse-tung, el juicio al mariscal Pétain, a Patricio Lumumba al ser elegido como futuro presidente del independiente Congo, los funerales por Winston Churchill, los detalles más significativos del París de Mayo del 68, al príncipe Juan Carlos de Borbón y al presidente francés Valéry Giscard d'Estaing de cacería, Stan Laurel y Oliver Hardy... Fotografió, mientras estuvo en ejercicio, a todos los presidentes de EE UU.
Contaba días pasados Higinio del Río, director de la Casa Municipal de Cultura de Llanes y gran amigo suyo, que en 1956, en medio de los cañonazos de una de las guerras árabe-israelíes, Jean-Jacques Lévy "fue invitado por David Ben Gurion a subir al avión del alto mando de las fuerzas armadas de Israel para sobrevolar la batalla del Sinaí. Lévy era el único fotógrafo a bordo, y cuando vio cómo Ben Gurion desplegaba sobre una mesa el mapa de operaciones junto a Moshe Dayan, sacó la cámara e inmortalizó el momento". Por esta y otras anécdotas laborales, su también amigo Gonzalo Suárez dice que Graham Greene se inspiró en Lévy para construir uno de los personajes de El americano impasible.
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