La crisis del astillero Factoría Naval de Marín arrastra a 370 empresas
La firma debe ampliar capital en más de seis millones para salir a flote
El astillero Factoría Naval de Marín tiene atrapados a entre 360 y 370 proveedores, con deudas que suman 56 millones de euros. La planta ha sido, tras Astilleros M. Cíes, la segunda víctima gallega de la crisis en el sector, aunque no tanto por la caída de pedidos como por una errática política empresarial, según constatan los suministradores.
El 24 de febrero Factoría Naval presentó un preconcurso de acreedores para sentarse a negociar cómo salir de sus números rojos. Todavía no ha concretado un plan, después de que la Xunta le devolviese el primero por "incompleto". La principal medida para reflotar el astillero pasa ahora por que sus principales accionistas ejecuten una fuerte ampliación de capital para equilibrar el balance. Según varias fuentes, la cifra final necesaria estaría entre seis y siete millones y medio de euros.
El jueves los trabajadores no habían cobrado el mes de marzo
La Xunta se comprometió a avalar el proyecto con 15 millones
En la actualidad la propiedad está en manos de tres accionistas: Pablo Comesaña, (ex socio de Astilleros M. Cíes), con el 45% a través de Volvoreta Invest; José María Suescun, presidente de Corporación Dermoestética, que gestiona el 45% de las acciones a través de Suver inversiones, y Caixa Galicia con el 9,9%. El empresario de las clínicas de cirugía ha desmentido que quiera vender su parte, como se rumoreaba en el naval. Un portavoz apuntó que "jamás ha pensado en semejante decisión", pero los proveedores tienen dudas sobre hasta qué punto se implicará un empresario como él, ajeno al día a día.
"La industria sí está dispuesta a sacar adelante el astillero", afirma Rosalino López, de Pipeworks, uno de los afectados. La mayoría de los acreedores se han unido en un grupo liderado por José García Costas, presidente de Emenasa y vicepresidente de Barreras, para negociar la viabilidad. "Las cosas están muy feas. Hay dos opciones: la buena es terminar los barcos en cartera y llegar a acuerdos para perder lo mínimo". La mala podría llevar al cierre de la empresa, algo que por el momento no se plantea.
Las empresas Gonsusa, Nodosa, Exconsa, Electromecánica Cerdeira y Electromecánica del Noroeste encabezan la lista de los mayores proveedores con deudas vencidas, pero también sobre esto hay dudas. "Algunas sociedades que dicen tener facturas por cobrar pero no aparecen en la lista de proveedores. Otras, las menos, creen que sus deudas son menores de las que reconoce el astillero", dice García Costas. En un primer momento la empresa les planteó una quita de un 50% sobre esos 56 millones que luego rebajó a poco más de un 33%, "pero sigue siendo muy alta", apunta desde Tesol, otra auxiliar, su presidente Fernando Couñago.
El sector naval de la provincia de Pontevedra ya se vio afectado seriamente por el concurso de M. Cíes y muchas pymes que también trabajaban con Factoría Naval han agotado su colchón de tesorería. En juego están cientos de puestos de trabajo. Desde la Federación de Industria de CC OO, su responsable en Pontevedra, Tomás Lorenzo, recordaba anteayer que los 82 trabajadores de la principal no habían cobrado el mes pasado, aunque confía en un acuerdo a tres bandas (accionistas, banca y proveedores) para desbloquear la situación. La Xunta, a través de Industria, se ha comprometido a avalar "un proyecto viable" con 15 millones de euros.
Caixa Galicia, como tercer accionista, ha asegurado que está dispuesta a facilitar la continuidad de Factoría Naval, lo que equivale a que, al menos, igualará su participación en esa ampliación de capital. Quien se da por descontado fuera del futuro del astillero es Pablo Comesaña. El Boletín del Registro Mercantil anunciaba esta semana que se le han retirado los poderes. Su puesto como gerente lo ocupa ahora un financiero, Juan Rozpide. También se descarta que Comesaña intente ampliar su participación.
Mientras la situación se aclara, el tiempo pasa y las penalizaciones por retrasos en las entregas se amontonan. El barco más problemático es el X-Bow, con un curioso perfil de proa invertida, encargado por la armadora noruega Esvagt. La empresa auxiliar que realizó toda la instalación eléctrica se encuentra en suspensión de pagos, lo que también ha añadido demoras. "Esperamos que se nos comunique cuanto antes la propuesta de viabilidad, las cosas se han ralentizado mucho", constata un portavoz de Nodosa, que recuerda que "lo importante es que los contratos sigan en vigor".
El proyecto que Factoría Naval quiso ejecutar desde su nacimiento, en 2006, se basaba en la construcción de barcos de última generación y megayates de más de cien metros de eslora. Según la empresa, la cartera de pedidos de 2008 se elevaba a 600 millones de euros, e incluía un buque de apoyo a plataformas petrolíferas del Mar del Norte gemelo al X-Bow. Una de sus primeras entregas fue una goleta de 42 metros de principios del siglo XX.
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