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Tentaciones
Reportaje:MÚSICA

Primavera en pleno invierno

Empieza a sonar Espíritu santo, el primer single de Las trompetas de la muerte, el nuevo disco de Delafé y Las Flores Azules, y cae sobre Barcelona la mayor nevada en 50 años. Media provincia de Girona se ha quedado sin luz, han suspendido varias rutas de tren y la cosa se ha puesto tan fea que si los niños pudieran bajar a la calle a hacer muñecos de nieve, los adornarían con un bigote y un "mire usté".

Pero Helena Miquel canta sobre los poderes curativos del baile. El ahora dúo barcelonés sigue sonando positivo, optimista y original, a pesar de las circunstancias externas e internas que les rodean. Marc Barrachina (Facto) dejó la banda por agotamiento, Helena y Óscar ya no son pareja, y como no llegue pronto la primavera, algunas de sus canciones parecerán una broma pesada y no ese ejercicio de positivismo ilustrado que hasta hace un rato definía la idiosincrasia de una banda única. "Nos han pasado muchas cosas, y eso es algo que de alguna manera se debía ver en el disco. Marc se fue porque estábamos todos muy cansados, demasiados conciertos. Llegó Dani Acedo, a quien conozco de hace años, pues tocamos juntos en Mishima, y nos juntamos con los Pinker Tones para la producción. Es complicado encontrar hoy día alguien en Barcelona que haga electrónica y ellos nos parecieron ideales", comenta Óscar.

Los discos de la banda siempre empiezan con una idea, un título y una serie de temas que versan sobre tópicos similares, para luego ir cogiendo forma y terminar siendo algo más libre sin traicionar la idea original. "En cuanto a lo musical, esta vez canto más, por lo que en directo ya no me pasaré medio concierto dando saltos y bailando", apunta Helena. "Ahora es Óscar el que no sabe qué hacer en algunos momentos. El otro día en el ensayo estuvimos discutiendo qué va a hacer el pobre, porque lo de bailar…". El batería de Mishima asume que lo de cantar jamás ha sido lo suyo, y este disco, aunque contenga los elementos hip-hop de siempre, posee un aire más pop y más soul, con algunos guiños a bandas como The Go! Team. "Si supiera cantar, habría formado otra banda. En ocasiones lo he intentado, pero luego me he dado cuenta de que era mejor llamar a Helena y que lo hiciera ella. Rapeo, pero no olvido que no soy de Brooklyn, sino del Masnou". Y ahí se encuentra uno de los elementos que han hecho de esta propuesta algo tan especial dentro del panorama nacional. Rozando el hip-hop sin tener que caérseles los pantalones, acariciando el pop sin opositar a Eurovisión y manteniendo ciertas credenciales independientes sin convertir sus orígenes en una pose.

Ambos mantienen proyectos más underground aparte, bandas en las que un tema titulado 1984 sería una evocación orwelliana y no un recuerdo nostálgico y estival. "Esta vez hemos intentado escribir éxitos combinando eso con algunos experimentos sonoros. La idea de escribir un éxito siempre está presente, pero es mucho más peligroso que grabar un tema experimental. Si el hit fracasa, se entera todo dios. En cambio, con un tema raro siempre estás más cubierto, muchos pueden pensar que no lo han entendido", recuerda Óscar, un autor a quien la felicidad inspira tristeza, y la melancolía, optimismo. "Hombre, ahora parece que las cosas pueden ir bien, ¿no?", interviene Helena, mientras Óscar se muestra en desacuerdo con el hecho de que las copias promocionales del disco sean digitales. "Vaya mierda. Hay que escucharlo entero y en orden. Para eso pasamos horas discutiendo si hay dos o tres segundos entre canción y canción", se queja. Esta noche escribirá algo bonito.

Delafé y Las Flores Azules vs. las Trompetas de la Muerte está editado en Warner.

<b>Helena Miquel y Óscar Daniello, componentes de la banda Delafé y Las Flores Azules. </b>
Helena Miquel y Óscar Daniello, componentes de la banda Delafé y Las Flores Azules.

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