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Reportaje:

Cuando el límite es la meta

A la arousana Cristina González le gusta asumir retos que van desde las carreras de 100 kilómetros hasta las 24 horas o los seis días corriendo

A su lado Filìpides parecería un esprínter y los 42 kilómetros entre Maratón y Atenas un garbeo. Cristina González va más allá. Lo suyo es el ultrafondo, retos que van desde los 100 kilómetros a las 24 horas o los seis días corriendo, lizas que demandan tanta entereza física como mental, que exploran límites que su preparador y pareja, Alberto Meléndez, no entiende como insanos. "No se produce un sobreesfuerzo a nivel de pulsaciones sino en cuanto a articulaciones y desgaste muscular, para lo que se trabaja en el gimnasio la fuerza y la elasticidad", previene.

Meléndez, valenciano con una larga trayectoria como atleta en carreras de ultrafondo, ejerce como segundo entrenador y preparador físico del Extrugasa, bandera del baloncesto arousano, prolífica cantera en la que creció Cristina González. Porque desde los 7 a los 22 años sus carreras no iban más allá de las canchas de baloncesto. Ahora suma no menos de 150 kilómetros a la semana, en la antesala de una intensa primavera en la que le espera el Mundial de 24 horas en Francia, el Campeonato de España de 100 kilómetros y su primera prueba de seis días, también en territorio galo. Será la primera mujer española que afronte el examen más duro para un atleta, un desafío en el que desaparecen las diferencias de sexo y en el que, sobre todo, pesa la experiencia, justo lo que a ella, con 26 años, le falta.

"Cuando salía a correr me quedaba tranquila y feliz", dice la atleta
Su entrenador y pareja cree que en cinco años batirá plusmarcas
En Bérgamo dobló: "Se me bloquearon los tobillos y ya no podía dar pasos"

Pero Cristina tiene todo lo demás. "Su máximo nivel llegará de aquí a cinco años", pronostica Meléndez. Tiene cuerpo y cabeza para pulverizar plusmarcas, para pregonar que hoy por hoy desconoce sus límites. "Por ahora", dice, "voy con cuidado porque me quedan muchos años para mejorar y es importante no quemarse y tener precaución con las lesiones". Los especialistas en ultrafondo estiran su carrera deportiva más de lo común. La reina de los 100 kilómetros en los últimos años, Ana Ferradás, es de Ribadeo y tiene 46 años. "Incluso hay atletas de cerca de 60 años que han ganado pruebas de seis días", matiza Cristina González. A ella estudiar la carrera de fisioterapia le ha valido para conocer su cuerpo, pero también para adentrarse en un mundo al que era ajena. Desde Arousa se había ido a Murcia con una beca que le permitía compaginar estudios y baloncesto en Primera Nacional. Tenía nivel y Meléndez, que entrenaba a un equipo rival, le hizo una oferta. Fracasó en lo deportivo, pero triunfó en lo personal. "Le dije que no me iba a su equipo y me regaló unas zapatillas", recuerda Cristina, que ya no andaba muy convencida con el baloncesto. "Incluso había comenzado a fumar. Pero descubrí un deporte que me ayudaba a desahogarme. Cuando entrenaba a baloncesto al acabar me apetecía encender un pitillo, pero si salía a correr me quedaba tranquila y feliz".

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En cualquier caso nada sería posible sin encontrar un punto de goce en la exigencia y el esfuerzo. Correr 24 horas sin parar -"sólo para hacer pis"- requiere una mentalidad pétrea porque mientras los pies pisan el suelo, la cabeza se puede ir al cielo. "Cuando corro en una prueba de larga duración trato de ser positiva, me acuerdo de cosas bonitas, de mi familia, de los que están aquí y los que están en el cielo. Es como si me trasladara, como una reflexión. A veces noto que se me sale la risa, como si estuviese un poco borracha", describe Cristina González, de físico liviano, tono de voz dulce y modales educados, una mujer que destila la ilusión de una niña cuando alude a lo que le espera en su primera competición de seis días: "Para mí es como un regalo, como cuando eres pequeña y vas a un campamento de mayores". Su objetivo es probarse sin más objetivos, aunque íntimamente flirtea con la posibilidad de recorrer 600 kilómetros en esas seis jornadas. Sabe que habrá desfallecimientos y dolores, pero sólo teme a su estómago, a asimilar bien el líquido y la comida que ingiera. Y cuando lleguen los malos momentos tratará de darle carrete a las piernas y llevar una sonrisa a la cara, como cuando hace un año acudió a su primer Mundial de 24 horas en la ciudad italiana de Bérgamo. Allí estaban los suyos dándole aliento y ante ellos sintió como se derrumbaba. "Hacía un bochorno tremendo y yo escuchaba cómo iban y venían las ambulancias, me daba mucho respeto porque además en mi familia piensan que soy muy bruta". Tuvo que pararse. "Se me bloquearon los tobillos y no podía dar ni un paso más". Pero surgió un osteópata salvador. "Me cogió los tobillos, oí unos chasquidos y me dejó perfecta". Siguió hasta que completó 173 kilómetros, la mejor marca nacional.

Cristina González recorre junto a su entrenador 120 kilómetros en una cinta, el pasado viernes durante la Vilagarcía Basket Cup.
Cristina González recorre junto a su entrenador 120 kilómetros en una cinta, el pasado viernes durante la Vilagarcía Basket Cup.CARLOS PUGA

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