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Reportaje:ARTE | Exposiciones

Musas en cuarentena

Los artistas Txomin Badiola, Jon Mikel Euba y Sergio Prego subvierten el formato expositivo con una experiencia en el MUSAC, titulada Proforma 2010

La crítica de arte es una disciplina viva y persuasiva, y nunca revelará todos sus secretos. En sus escritos, Diderot, Baudelaire, Wölfflin, Greenberg, Alloway, Krauss y tantos otros mordieron la fruta prohibida de la cultura. Fueron buenos críticos porque escribieron sobre buen arte, sin otro compromiso que crear argumentos desde un imperativo ético absoluto. De la misma manera, una buena crítica puede producir mal arte. El crítico ha de asumir que la obra excede la descripción y el juicio que se hace de ella. La obra de arte es transhistórica. O como un día la definió Jeff Wall es, simplemente, contemporánea.

Hasta hoy, la Historia del Arte ha demostrado tener ideas limitadas y poco articuladas sobre la crítica. Su exclusión de los programas de Humanidades resulta increíblemente interesante si tenemos en cuenta que vivimos en un periodo de interdisciplinariedad y continua reconfiguración de los planes de estudio. La crítica de arte se caracteriza exactamente por carecer de reglas comunes y convenciones retóricas. Nunca se aplica sobre el mismo tipo de objeto ni se la localiza en un determinado lugar. De ahí su falta de "codificación". Tampoco es probable que entre en un estado de decadencia, porque lo que realmente está en crisis son los términos que le dan sentido y que han cobrado una nueva función en el nuevo capitalismo transnacional: el público, la institución, la cultura, el valor.

Con lenguajes artísticos muy diferentes, los tres artistas han dejado que sus obras crecieran transversalmente
Quince voluntarios se recluyeron 40 días con los tres artistas en un estudio inflable de acceso restringido

Desde los años sesenta, nuevos medios como los espacios naturales, el museo, las revistas o la tribuna del conferenciante han servido al artista de banco de pruebas para una nueva crítica. Robert Smithson, Marcel Broodthaers, Robert Morris, Hans Haacke, Victor Burgin o Andrea Fraser fueron algunos de sus teóricos y practicantes, los "new kids in town" capaces de poner al descubierto algunas falacias, como la neutralidad del espacio fenomenológico dentro del cual el espectador interactúa con la obra y que posibilitaría una experiencia puramente visual, pues hoy sabemos que los intereses institucionales, mediados por intereses económicos e ideológicos, articulan y redefinen la producción y lectura del objeto artístico.

Más recientemente, el comisario o curador se ha arrogado el papel del artista crítico con la institución, pero la realidad es que en la mayoría de los casos su activismo no puede distinguirse de su esteticismo, y quizás deberíamos aprender a hablar de una "crítica contemplativa", basada en objetos artísticos idealizados. Que un comisario tenga un punto de vista -y aun siendo ese punto de vista poderoso- no le garantiza tener una voz. No resulta extraño comprobar en la mayoría de las bienales que el comisario no selecciona obras, sino artistas que se mueven en las autopistas más o menos rápidas del mercado. Quizás estemos empezando a vivir un nuevo paradigma cultural en el que consideremos superadas todas las posturas políticas del arte y donde la visión del comisario sea comprendida en su punto más central, la de un individuo entre crítico y complaciente, que vincula el trabajo del artista a su dimensión mnemónica (muchas veces fetichizada y espectacularizada) y a su condición material y procesual. Nada de esto es totalmente nuevo para Txomin Badiola, Jon Mikel Euba y Sergio Prego, los nuevos chicos en la ciudad de León, ideólogos del Primer 'Proforma 2010', 30 ejercicios, 40 días, 8 horas al día.

Desde su inauguración en 2005, el MUSAC ha sido el más definitivo representante dentro del Estado español de la absoluta arbitrariedad de una colección bajo la superficie glamurosa de un edificio y un programa expositivo ligado a una cultura turístico-consumista. Con la salida de su director, Rafael Doctor, y la incorporación de María Inés Rodríguez como jefa de exposiciones, en colaboración con Agustín Pérez Rubio, el centro de arte leonés deja de lado su tendencia a la ávida globalización de las iniciativas curatoriales para devolver la voz al artista capaz de desarrollar nuevas formas de crítica, representación, comunicación e interrelación.

Proforma 2010 se presenta desde hoy como "una universidad de artistas, para artistas y no artistas. Una simbiosis del museo, el estudio y el aula". Txomin Badiola, Sergio Prego y Jon Mikel Euba conciben el Primer Proforma como un generador de 30 proyectos artísticos en colaboración con un grupo de voluntarios a lo largo de los más de 4.000 metros cuadrados de espacio del museo. La cronología es la que sigue: el pasado 30 de enero se inauguraron las exposiciones individuales de los tres artistas vascos, que más tarde deciden compartir el hecho creativo de una forma activa. Presentan una nueva propuesta expositiva que contiene las condiciones para un posterior desarrollo, con la intervención de 15 hombres y mujeres seleccionados por currículo y entrevista personal, que realizarán 30 ejercicios (que pueden seguirse en www.primerproforma2010.org) para ser completados durante 40 días (del 8 de febrero al 20 de marzo). El resultado modifica las muestras originales y le da a la exposición final un carácter de "prototipo" que podrá ser realizado por otros artistas y colaboradores en el futuro.

Proforma no es una extravagancia de un museo en busca de un nuevo público. Al contrario, trastoca la idea de autoría y de mito de lo "original". Aquí, el tiempo del arte significa proceso. Proforma invade la institución desde todos los estadios. Es, en este sentido, una auténtica acción de crítica institucional. También lleva implícita la idea de "fracaso", ya que entre la supuesta "autonomía" del proyecto original y su realización última, en la que se incorpora todo lo que ha sucedido durante esos días, siempre hay estallidos y choques.

Los principios sobre los que se asienta Proforma se remontan a los años sesenta, con los primeros happenings y el accionismo fluxus: expansión infinita del espacio "pictórico", una nueva escala que socava la autonomía de la obra como objeto artístico y lo transforma en un entorno; la disponibilidad del potencial humano (y su caída, en forma de pudor, vergüenza, miedo), los acontecimientos que transcurren en el tiempo como material artístico, la impronta personal que crea su propia forma, y la disolución de las jerarquías y sistemas de valores. Por el contrario, sí hay argumento, no hay derribo de fronteras entre el ejecutante y el espectador (pues no hay público durante el proceso) y la incidencia del factor azar apenas cuenta.

Para los visitantes que se acerquen estos días al Museo de Arte Contemporáneo de León, intentar ver algo parecido a una exposición es totalmente retrospectivo. La pregunta salta. ¿Cómo articula un artista una obra tan poco persuasiva? Los 15 voluntarios seleccionados, muchos estudiantes de arte, se recluyen cada día con los tres artistas en una especie de estudio inflable de acceso restringido. Los guardias de seguridad y el personal encargado de la limpieza y la iluminación han de mostrar su complicidad, abandonar sus restos a la nostalgia de la obra de arte embellecida por un disuasorio cordón rojo. Después de la cuarentena, el resultado de las acciones y "actos productivos" ocurridos dentro del estudio se traslada al Módulo-Proforma, esta vez abierto al público, donde finalmente cuajan las ideas del storming artístico y se exponen los materiales y la documentación utilizados en el desarrollo de los trabajos.

Con lenguajes artísticos muy diferentes, los tres artistas han dejado que sus obras crecieran transversalmente. En este sentido, Proforma es una obra coral. En la pieza Máquina L, Txomin Badiola (Bilbao, 1957) plantea cuestiones relacionadas con la lingüística aplicada al proyecto artístico, con inclusiones del psicoanálisis y de los clásicos literarios. Hay en su trabajo un inconsciente de Eros, pensado en términos de un cuerpo colectivo (el Laocoonte), el deseo y las pulsiones que pueden ser destructivas, incluso mortales (la vanitas).

Jon Mikel Euba (Bilbao, 1967) presenta un proyecto en el que lleva años inmerso, relacionado con el caballo de un velázquez de El Prado, que empezó a desarrollar en Utrecht y Ámsterdam, y que en parte resolvió en la galería Soledad Lorenzo, hace año y medio. Para el MUSAC, Euba pidió un caballo, que colocó detrás de un bastidor, y proyectó sobre él diferentes performances. (Re:horse) es un espectáculo "en vivo" donde se presentaban los actores o performers (una persona que sujetaba al animal, un público, el artista y sus ayudantes) y la conversión de esa realidad en imagen, con referencias a la performance Titus/Ifigenia de Beuys (Francfort, 1969). Para la grabación/partitura se utilizó como guía la película de Warhol The Velvet Underground and Nico (1966). Una vez grabadas las imágenes, el artista descompone algunos de sus elementos sobre un módulo de madera apoyado en la pared. En otro ejercicio, Euba parte de la performance de John Cage Vexations y de todo el proceso documentado que configuró un concierto maratón de 26 horas donde una docena de pianistas interpretan 840 veces una pieza de Eric Satie de 80 segundos.

Sergio Prego (San Sebastián, 1969) transforma las salas del museo a partir de enormes esculturas de polietileno para subrayar las posibilidades políticas del espacio y las contradicciones que el visitante tiene al sentirse fuera o dentro de él. Son estructuras de tránsito, "inserciones", que vacían de "contenido" los signos propios de la arquitectura para ser sustituidos por otras señales que se adquieren en el movimiento y dinamismo. Los participantes del ejercicio se involucran al unísono para reorganizar los tubos o corredores inflables en un número de variaciones y a diferentes alturas en relación con la percepción de la arquitectura original, mientras caminan a diferente velocidad dentro de ellos y se graban en travelling los unos a los otros.

A pesar de su carácter procesual, los trabajos que integran Proforma consideran los recursos de exhibición y enmarcado. Sus diseños y tipografías son lenguajes en sí mismos, no meros vehículos de unos ejercicios. En consecuencia, los artistas igualan la obra y su marco, desmantelan el aura del objeto y la reemplazan por una estética de la acumulación, en la que el registro fotográfico, textual, visual, sonoro y su producción constituyen la obra final. Diseminadas dentro del marco de la institución, adoptan un carácter autocrítico. Por fin, las musas se pusieron a trabajar.

Primer Proforma 2010. MUSAC. Avenida de los Reyes Leoneses, 24. León. Exposición del 10 de abril al 6 de junio

De izquierda a derecha: Txomin Badiola, Jon Mikel Euba y Sergio Prego, en una de las instalaciones del proyecto <b>Primer Proforma 2010,</b> en el MUSAC.
De izquierda a derecha: Txomin Badiola, Jon Mikel Euba y Sergio Prego, en una de las instalaciones del proyecto Primer Proforma 2010, en el MUSAC.NORBERTO CABEZAS

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