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Reportaje:

Más poder para los toreros

Los espadas decidirán en Euskadi el cambio de tercio de varas - Los presidentes de plaza pierden fuerza - Los aficionados, perjudicados

La presión de los profesionales ha tenido efecto. El Reglamento Taurino de Euskadi, aprobado en noviembre de 2008, fue contestado de forma beligerante por varias asociaciones de toreros, que anunciaron su negativa a actuar en las plazas vascas si se implantaba esa normativa. Con el cambio de Gobierno vasco se firmó una paz que permitió celebrar la temporada sin sobresaltos con una aplicación comedida de las normas. Las reuniones mantenidas durante este invierno entre todos los agentes que intervienen en la fiesta ha derivado en un decreto que se aprobará en los próximos días con notables cambios que, sorprendentemente, ceden mucho poder a los toreros.

Por un lado, los matadores podrán decidir cuestiones tan importantes como el cambio del primer tercio, ya que serán ellos quienes decidan cuándo está picada la res. Se ha suprimido la fase que dejaba poder al presidente para ordenar el cambio de tercio. Si bien, se mantiene la obligación de dos citas en las plazas de primera categoría.

En los próximos días se aprobará el decreto que beneficia al torero

Así mismo, si el espada denunciase que el toro que le corresponde ha sido toreada, la presidencia deberá sustituirla si lo solicitan de forma unánime todos los espadas actuantes. Solamente si no hubiera unanimidad prevalecerá la opinión del presidente. Esta postura, que rara vez ocurre, sorprende debido a la camaradería existente entre los profesionales.

A estas dos cuestiones, en las que los toreros tienen mayor poder que los presidentes, se le suma la variación de la polémica posibilidad de que el presidente solicitase un reconocimiento médico previo a los actuantes que acudiesen con lesiones aparentes para saber si están aptos para tomar parte del festejo. En el nuevo decreto se suprime esta posibilidad y el reconocimiento sólo podrá llevarse a cabo después de la actuación y dependiendo del resultado de la misma.

Más lógico parece el beneplácito concedido a que los apoderados de los actuantes puedan estar en el callejón, derecho que se había eliminado.

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Los empresarios también han obtenido dos ventajas muy sustanciales con respecto al cambio introducido. Por un lado, en caso de suspensión los aficionados no recibirán la devolución del importe de la entrada en caso de haberse lidiado un toro. En la modificación anterior, el espectador ganaba derechos al haberse estipulado la lidia de dos reses como límite para no devolver el dinero. Ahora se vuelve a la antigua normativa. Por otro lado, los ganaderos serán los únicos responsables de la integridad de las astas de los toros, hasta el año pasado compartida por entre ganaderos y empresarios, ya que los toros pertenecen a la empresa en el momento de salir de la dehesa.

En las plazas de segunda y tercera categoría se contará con algunos beneficios para los organizadores, como el menor coste en gastos veterinarios, y se obliga disponer de dos ambulancias, pero no se específica que se deba suspender el festejo si una de ellas realiza un traslado a un hospital, porque la disposición existe a pesar de que haya tenido que trasladar a un participante en el espectáculo. Esta situación provocó algunos malos entendidos en algunos festejos que tuvieron que ser suspendidos durante muchos minutos con el público en los tendidos.

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