El salvavidas del ladrillo

Andalucía cuenta con un parque de 4,39 millones de viviendas. De ellas, el 80%, es decir, 3,51 millones, tienen una antigüedad superior a diez años y el 27% supera las tres décadas, según los datos cruzados del último censo de población y viviendas, elaborado en 2001 por el INE, y de las estadísticas de visados de los colegios de arquitectos andaluces. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, cuyo fin todavía no se vislumbra, la Administración ha vuelto sus ojos hacia la rehabilitación de edificios como fórmula para relanzar el empleo en la construcción y mejorar deficiencias de los edificios, como su elevado gasto energético o su inaccesibilidad, además del deterioro propio del paso del tiempo. El último -y casi obsoleto- censo consideraba "no accesibles" el 81,7% de los edificios de la región y señalaba que el 54% de los 91.800 inmuebles de más de cuatro plantas carecía de ascensor.

Hernández Pezzi defiende actuaciones masivas, que afecten "a barrios enteros"

Para fomentar la rehabilitación, el Gobierno central planea bajar el IVA de este tipo de obras al 8% durante dos años, y ofrecerá deducciones del 10% en el Impuesto sobre la Renta a quienes acometan reformas para aumentar la eficiencia energética de sus viviendas. Esta medida ha sido bien recibida por los promotores andaluces, que en plena fiebre de la construcción, consideraban las obras de reforma como "algo residual", admite Emilio Corbacho, secretario general de la patronal Fadeco. Corbacho reclama que "la reducción del IVA se extienda a toda la actividad constructora, y no sólo a la rehabilitación".

Andalucía es una de las regiones pioneras en rehabilitación de viviendas. Desde 1999, los planes de suelo de la Junta han subvencionado la reforma de 396.000 hogares, superando ampliamente los objetivos propuestos. En los dos últimos años, 109.000 viviendas se han acogido a algunos de los siete programas de rehabilitación. Los planes más exitosos han sido los dirigidos a intervenciones menores para mejorar viviendas, como la protección contra humedades; los centrados en la accesibilidad y movilidad de personas mayores; y la llamada "rehabilitación singular", cuyo punto fuerte es la instalación de ascensores, y que ha tenido un grado de ejecución del 300%. En el lado negativo se sitúan los planes de transformación de infraviviendas y el más novedoso programa de rehabilitación individual, dedicado a promotores particulares, que apenas han alcanzado el 36,5% y el 5% de sus objetivos.

El arquitecto Carlos Hernández Pezzi, gran defensor de las políticas de rehabilitación desde incluso antes de que la burbuja inmobiliaria comenzara a hincharse, reclama "un verdadero cambio de cultura" para emprender no sólo actauciones puntuales sino "rehabilitaciones masivas a gran escala, de barrios enteros". Pezzi, ex presidente del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos, diseñó un plan para rehabilitar 150.000 edificios en toda España con el fin de "hacerlos más habitables y eficientes energéticamente". Las actuaciones preferentes serían "mejorar el aislamiento térmico y acústico de la envolvente" del edificio -mediante cristales dobles, toldos o apertura de huecos a orientaciones favorables-; instalar energías renovables; mejorar la eficiencia energética de los inmuebles con aparatos de bajo consumo; usar materiales ecológicos y conectar los edificios con transporte público.

Según los estudios en los que ha participado el arquitecto, estas medidas permitirían crear 470.000 empleos en toda España -el plan del Gobierno prevé 350.000- y reducir las emisiones de dióxido de carbono en 18 millones de toneladas anuales hasta 2012. "Movilizar este mercado es ciclópeo, no se hace en un año. Los empresarios listos se pasarán al alquiler y a la rehabilitación masiva, no a pintar la escalera", resume Hernández Pezzi.