_
_
_
_
_

De 'mister Marlboro' a secuestrador

Sus compañeros de armas le pusieron el apodo de Mr. Marlboro porque se dedicaba, entre otras cosas, al contrabando de tabaco en las arenas del desierto del Sáhara. No lo hacía para enriquecerse, sino para financiar el Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC), el antecesor de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).

Belmokhtar nació en Gardaia (Argelia) hace 39 años, pero cuando cumplió los 19 ya viajó a Afganistán para incorporarse a la yihad. Desde entonces ha mantenido el contacto con la dirección central de la organización terrorista.

Regresó a casa en 1992 y menos de un año después fundó su primera katiba (célula), que se integró en los temibles Grupos Islámicos Armados (GIA) que ensangrentaron el país.

Más información
Al Qaeda expresa su hostilidad hacia España en un nuevo documento

La violencia ciega del GIA incitó a uno de sus jefes, Hassan Hattab, a escindirse en 2002 con sus hombres para fundar el GSPC. Entre ellos figura Belmokhtar.

En aquellos años Belmokhtar se especializó en suministrar a los salafistas armas y municiones compradas con los recursos obtenidos gracias al contrabando. Compaginó el trapicheo con su participación, en 2003, en el secuestro de 32 turistas en el sur de Argelia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Cuatro mujeres tuaregs

El norte de Malí, donde fue liberada la mitad de ese grupo de turistas, está habitado por tuaregs. Para asentar su presencia y contar con la colaboración de esas tribus, Belmokhtar contrajo matrimonio con cuatro mujeres tuaregs.

Pese a su pasado de afgano, a Belmokhtar no le entusiasmó la transformación, en enero de 2007, de los salafistas argelinos en una franquicia de AQMI. Permaneció unos meses algo apartado, pero no tardó en regresar a su peculiar lucha.

Belmokhtar es el autor del secuestro, en diciembre de 2008, del canadiense Robert Fowler, enviado del secretario general de la ONU a Níger, y de su adjunto, Louis Guay.

Los soltó en abril pasado, a cambio de cinco millones de dólares (3,7 millones de euros), según informaciones de la prensa de Canadá, y de la excarcelación de cuatro terroristas, entre ellos un veterano de Afganistán, Osama El Merdaci, encarcelados en Kati (Malí). El Merdaci, un experto en explosivos, murió en un accidente de carretera.

Sus siguientes víctimas fueron apresadas en noviembre en la principal carretera de Mauritania y eran españolas. Con ellas pretende obtener un rescate pecuniario similar al que consiguió en abril, además de la liberación de un puñado de presos, pero procedentes de la principal cárcel mauritana.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_