Un tenista con hándicap
Nadal, que reaparece en Indian Wells, juega cientos de puntos más que sus grandes rivales al carecer de un saque decisivo
Aparecen unos 500 niños, del club Pont d'Inca Nou, y sobre la pista azul de cemento ven a un tenista que se entrena tres horas diarias con la raqueta, que mañana y tarde hace preparación física mientras prepara su vuelta: es Rafa Nadal, que no juega desde que hace más de 40 días se retiró del Abierto de Australia por una rotura en el tendón cuadricipital de una rodilla. El número tres mundial vuelve a competir este fin de semana en Indian Wells, donde defiende 1.000 puntos de campeón, su prestigio de multipista y el argumento de que los cambios técnicos en su juego (correr menos, ser más agresivo, un saque más decisivo) evitan ya que el cemento castigue más su cuerpo que el del resto. Como dijo Emilio Sánchez Vicario: "En 2009, Rafa hizo en total 200 tantos directos y los otros cinco grandes superaron los 550. Son demasiados puntos sin jugar que los otros ganan y él no. Si a eso se suma que le sacan de su zona de juego, se lo ponen muy difícil".
Roger Federer logró 657 aces; Andy Murray, 586; Juan Martín del Potro, 575; Nadal, 221. Todo eso, sin contar los saques que los contrarios tocaron sin ponerlos en juego. Hubo centenas de pelotas que los otros vivieron como una liberación, un alegre paso al siguiente punto, y que Nadal sufrió como una obligación, de nuevo una carrera más, un esfuerzo más, un derrape más, un golpeo más, corriendo siempre. En 2010 es el 73º en esa clasificación con 33.
Una ristra de datos, además de su incomparable capacidad competitiva, explican por qué es un tenista de rango pese a ese hándicap que tanto le exige físicamente: en 2009, nadie ganó más juegos al resto (34%) ni consiguió convertir más puntos de break (47%). Fue el segundo que más puntos ganó contra el segundo saque (57%) y el quinto sobre el primero (33%). Un destructor al resto.
"Viajo con ilusión y tengo más confianza: la lesión está prácticamente olvidada y me he entrenado bastante", dijo Nadal, que en California practica a las 8.00 (cosas del jet-lag), juega el dobles (para coger ritmo) y se pide "continuidad": son cuatro lesiones de rodilla en cuatro años, aun así llenos de éxitos.
¿Qué vieron los niños del Inca sobre la pista? "Lo que más me impresionó", cuenta Roberto Bautista, uno de los cuatro jugadores que Nadal invitó como sparrings, "fue la intensidad con la que se entrenaba, sentir cómo le iba de rápida la derecha". "Hacíamos mucho peloteo imprimiendo mucha velocidad", añade; "¡me pareció extraño tanta gente en un entrenamiento!".
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