Una patada al destino
Estefanía Hernández abandera el taekwondo gallego y es una de las mejores opciones ante las Olimpiadas - Desafió a quien le aconsejaba retirarse
Después de haber sido campeona de España en todas las categorías inferiores, apenas superados los 20 años, los médicos le dijeron a Estefanía Hernández que lo mejor era que dejara el taekwondo. Tenía 21 años, le habían operado un tobillo, y su rodilla derecha se había quebrado durante un entrenamiento en un gimnasio. La primera reparación fue fallida y le afectó al menisco, pero ni los consejos, ni las cuatro visitas al quirófano, ni los dos años casi en blanco, la apartaron del camino que se había trazado. "Soy muy cabezota y quería cumplir el sueño de ser también campeona nacional absoluta", recuerda.
Fue todavía más allá: ganó el Europeo, logró también el oro en la Universiada y subió al podio en el Mundial de la especialidad. Cuatro años después de flirtear con la retirada es una de las mejores opciones del deporte gallego ante los próximos Juegos Olímpicos, las de Londres 2012, y ha contribuido a convertir a nuestra comunidad en una pequeña Corea del Sur, en la dominadora del taekwondo en el ámbito nacional.
La deportista ganó el Europeo, la Universiada y fue podio en el Mundial
"Cuando salgo al 'tatami', no pienso en la beca, sino en disfrutar"
"Hay un trabajo colectivo detrás de estos resultados", anticipa Hernández, "porque se han conseguido patrocinadores empresariales como Caixanova o Pescanova que nos permiten viajar a competiciones internacionales y mejorar nuestro nivel. Además, se cuida mucho la base y por eso el futuro es prometedor". Ella empezó desde abajo, con seis años, en el colegio público del barrio coruñés de la Sagrada Familia. "Es una buena edad para empezar a adquirir unas nociones".
Sin ser tan popular en el ámbito académico como el judo, el taekwondo empieza a abrirse paso como actividad extraescolar para los más pequeños. "Es un deporte de contacto, pero vamos más protegidos y con los más pequeños se trabaja sobre todo en fomentar las condiciones físicas", explica. Hernández era futbolera, pero a los 13 años, en cuanto llegó a la edad mínima para competir de manera federada, acudió a su primer campeonato y allí entendió que el taekwondo era su vida.
Hoy, Estefanía Hernández entrena en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra, adonde llegó tras una experiencia fallida en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallès, en Cataluña. Allí pasó un año duro. "Estaba en un sitio al que iba para entrenar y yo estaba operada de la rodilla. Decidí volver a Galicia porque además ya había medios para trabajar y los resultados muestran que fue una buena determinación", reflexiona la deportista coruñesa.
Afincada en Pontevedra, siempre atenta para hacer una escapada a su ciudad natal de A Coruña, Estefanía Hernández se ha convertido poco menos que en una profesional del taekwondo. Entrena unas cinco horas al día y dispone del soporte económico de las becas del Plan ADO y la que le concede la Xunta. No se hará millonaria y sus ingresos dependen de los resultados, quizás por eso mira hacia Londres, la sede de las Olimpiadas del año que viene, de reojo: "Los Juegos Olímpicos están ahí, pero a mí siempre me ha ido bien marcarme objetivos pequeños y es lo que voy a hacer ahora. En mayo tengo el campeonato de Europa en San Petersburgo y luego quedaría el Mundial en Azerbaiyán y en ellos también se decidirán las plazas para Londres. Lo que está claro es que a partir de ahora comienza lo importante".
Por el camino tiene también el reto de contribuir a que su deporte adquiera mayor visibilidad. "Los buenos resultados nos ayudan a que salgamos más en los medios de comunicación y que así aumente el número de practicantes, aunque para muchas cosas somos un deporte minoritario, se nos puede reconocer a corto plazo cuando obtenemos triunfos, pero luego la gente se olvida y en ese sentido es una disciplina muy poco agradecida. En España tenemos un subcampeón olímpico y nadie se acuerda nunca de él", incide Hernández.
Al final resta la vocación porque el reconocimiento y el dinero ayudan, pero pocos son los que llegan a competir por ellos. "Cuando salgo al tatami", aclara la deportista herculina, "no pienso en si está en juego una beca; si fuera así ni me hubiera planteado dedicarme a esto del taekwondo, porque ya sé que no está bien reconocido económicamente para todo el esfuerzo que realizamos". En realidad, Estefanía Hernández piensa en algo más humildemente lúdico, "en disfrutar".
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