La era del coche mascota
El diseñador John Sahs considera al automóvil como a uno más de la familia
Ni velocidad, ni seguridad. Ahora los coches deben ofrecer... cariño. Como si fueran mascotas. John Sahs (Saigón, 1968), el diseñador del nuevo Cube de Nissan, asegura que la clave de futuro en el azotado mundo de los coches ahora está en "el factor humano". El coche como nuevo animal de compañía. Ésa podría ser la tendencia. Sahs ha firmado la nueva versión del Cube, un icono del diseño japonés que, tras vender un millón de vehículos en Japón, llega renovado a España.
"Los coches de hoy hacen muchas cosas además de transportarnos. Pueden enseñar, por ejemplo, a perderle el miedo a ser diferente", explica el diseñador de origen vietnamita y formación norteamericana. Con un aire retro, entre chistoso y cercano, su coche, ciertamente, apuesta por diferenciarse. Sin embargo, huye del estereotipo aerodinámico que asociamos a quienes fanfarronean de coche. "Éste es un coche para los que se sienten diferentes, pero no les gusta la prepotencia", explica. "No sirve para hacer carreras. Es para quienes quieren disfrutar de su vida".
La curva del capó del Cube se inspira en el trasero de Jennifer López
"Es un coche para quien se siente diferente, pero no le gusta la prepotencia"
¿Por qué querría alguien un coche diferente si no es para llamar la atención? "Por honestidad. Para ser uno mismo. Podemos demostrar que somos únicos con nuestro coche", dice Sahs revisando el clásico del coche como tarjeta de presentación: dime qué coche tienes y te diré cómo eres. "La diferencia podría estar en atreverse a presentar lo que de verdad somos. No lo que nos gustaría ser", insiste.
Nacido en Saigón -de dónde recuerda "la vida sencilla y los días largos de no tener nada"-, Sahs emigró a California con cinco años y con el segundo marido de su madre. Tras crecer en California y estudiar diseño, se trasladó a Japón, donde vive desde hace tres lustros. Conoce a fondo los departamentos de diseño de automóviles de las empresas más punteras. Ha trabajado para Ford, Mitsubishi, Mercedes y Nissan, donde lleva 10 años. Y ha sido en esa empresa -"una compañía que, antes de idear un coche, escucha las demandas de la gente y no las del diseñador", asegura- donde ha encontrado su oportunidad.
Su flamante Cube defiende una contradicción de términos: un coche nuevo para una vida lenta. Él es propietario de uno de los modelos anteriores (el suyo es el tercero de esta serie de gran éxito) y, ciertamente, no se podría decir que Sahs sea un hombre acelerado. ¿Qué tiene que ver un coche con nuestro ritmo de vida? "Un coche puede ser más o menos estresante", asegura. Y ofrece algunos ejemplos. "El interior del Cube está diseñado con materiales habituales en ambientes domésticos y con curvas para que el propio espacio relaje. Es compacto, fácil de manejar en una ciudad. Está cerca del pensamiento zen. Y eso es el ADN japonés: contacto con la naturaleza. Eliminar lo innecesario. Admitir la imperfección".
Esa imperfección que le interesa es la parte que, según el diseñador, podría humanizar los automóviles. Por eso Sahs ha diseñado un vehículo asimétrico: "La recta es mecánica, la curva humana". Cuenta que la del capó, en concreto, está inspirada en algo poco zen: el trasero de Jennifer López.
¿Tienen que ser simpáticos los nuevos coches? Sahs asegura que combinarán moda y función. "Se trata de gustar, pero también de ponérselo fácil al conductor". De nuevo: la vida sin estrés. "El Cube es fácil de conducir porque es fácil de entender", dice. De la "vida sin objetos materiales" de Saigón al ritmo acelerado, "excesivo y consentido" de California, Sahs fue educado, por su padre adoptivo -ingeniero aeronáutico-, y su madre, vietnamita, en la importancia de dos cosas: la función y la frugalidad.
Así, cree que "un buen coche es un equilibrio entre ingeniería y diseño. Pero tiene una parte psicológica de la que se ocupa el diseñador". ¿Es sostenible cambiar de coche por diseño? Sahs esquiva la pregunta: "Un coche no es ya sólo transporte. Vende estilo de vida".
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