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Chóferes para las noches de marcha

Una empresa ofrece llevar a casa a los conductores que han bebido de más

Juan Diego Quesada

Pasadas las 11 de la noche de un viernes, Eva Cruz, de 33 años, sale de un bar más chula que un ocho. Va vestida con un abrigo de pata de gallo y un pantalón de pana gris oscuro. Lleva toda la tarde celebrando el cumpleaños de un compañero de trabajo, primero con unas cervezas, y luego con unas copas en el pub El Doblón. Su coche espera aparcado en la calle de Juan Bravo. A lo lejos se ven los destellos que producen los controles de alcoholemia de la Policía Municipal, pero a ella no le preocupa. Un chófer que espera en la puerta del local la llevará en su vehículo hasta el distrito de Barajas, donde vive, por 35 euros.

"Llevo desde las seis bebiendo y no quería dejarme el coche aquí aparcado. Lo necesito mañana", explica Eva, que trabaja como comercial. El camino hasta su apartamento, cerca del aeropuerto, está lleno de controles de policía. "Paso de perder puntos", dice, "prefiero no arriesgarme". Por eso, llamó a media tarde a Seurcond (servicio urgente de conductores), una empresa que, por primera vez en Madrid, se ofrece a recoger a los conductores que han tomado alguna copa de más y a aparcar su coche en casa.

El coste por trasladar al cliente en su coche es de 35 euros en Madrid
A veces recogen los vehículos de los que han dado positivo en un control

Son legión los que intentan burlar de noche (y con alguna copa de más) los controles de alcoholemia de la Policía Municipal. Están los que optan por las callejuelas, los que mediante un mensaje de texto se enteran de en qué calle está el puesto policial o los que sencillamente cogen el coche y arriesgan su vida y la de los demás. Los últimos tienen el inconveniente de verse como Ignacio Uriarte, diputado y presidente de Nuevas Generaciones del PP, que ha tenido que renunciar a su cargo como vocal de la comisión de Seguridad Vial tras provocar un accidente de tráfico de madrugada. Uriarte circulaba con el doble del límite de la tasa permitida de alcohol, 0,25 miligramos por litro de aire espirado.

La noche continúa. En las calles de más tránsito se ven los destellos de las luces reflectantes de los controles. Mientras, los chóferes cruzan la ciudad, donde hay colocados 21 controles (uno por distrito), como cualquier fin de semana, según fuentes policiales. Aproximadamente, el 5% de los conductores dará positivo en la prueba de alcoholemia y la mitad de ellos no podrá encontrar un conductor que le sustituya. El coche acabará en el depósito.

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Seurcond descubrió un nicho de mercado en los que beben de más y aparcan el coche en la puerta del garito. La idea se le ocurrió a Juan Bustos, un ex agente de la propiedad, que vio en octubre de hace dos años cómo la burbuja inmobiliaria explotaba. Tuvo que cerrar su empresa y buscarse la vida. Puso en marcha entonces la idea que se le había ocurrido estando precisamente de copas con unos amigos.

Su empresa tiene hoy cinco conductores dispuestos a recoger cualquier coche hasta las seis de la mañana. Sólo hay que dejarle las llaves y pagar 35 euros si el trayecto se limita a la ciudad (0,7 euros por kilómetro más fuera de la capital).

Los chóferes también pueden auxiliar a un conductor que ha dado positivo en un control de alcoholemia para evitar que le inmovilicen el coche o se lo lleven al depósito. El problema es que el Ayuntamiento de Madrid obliga a que el conductor sustituto se haga cargo del vehículo durante las siguientes 12 horas. "Imagínate que una vez le llevamos a casa y vuelve a coger el coche. Eso nos haría a nosotros responsables de cualquier accidente", explica uno de los empleados. Lo solucionan reteniendo medio día el vehículo en el garaje de la compañía.

Es ya la madrugada del sábado. Los chóferes van de dos en dos. Uno conducirá el coche del cliente y otro irá en otro de la empresa para recoger a su compañero al acabar el servicio. A la salida de un local, se ve que a Felipe Mantero y Juan Donaire se les ha ido la mano. Se tambalean un poco. A uno de ellos le ha dejado su novia y cuentan que están aquí "para celebrarlo". "Un colega me pasó el teléfono de la empresa y la verdad es que me parece buena idea. No estoy en condiciones de conducir", dice Felipe "Hoy, por la tristeza, no escatimamos en gastos", añade. Al segundo ven a unas chicas a lo lejos y se acercan a impresionarlas. "Oye, está a punto de llegar mi chófer. ¿Queréis que os lleve a algún sitio?", sueltan con descaro.

La siguiente parada es la puerta de otra discoteca. Un joven universitario, agarrado del brazo de su chica, deja al chófer las llaves de un BMW de su padre. "Mi viejo no se fía", desvela riendo. De paso, se ahorra una multa que puede rondar los 400 euros, más los 180 que vale sacar el vehículo del depósito. "Es la segunda vez que lo contrato. No quiero perder más puntos del carné si me pillan borracho", dice.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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