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Entrevista:SINGULARES | José Antonio González, administrativo

El hombre que lo escucha todo

Este radioaficionado dedica sus horas libres a captar las conversaciones de policías y bomberos a través de su escáner de frecuencia

Juan Diego Quesada

El 20 de agosto de 2008 José Antonio González conducía por la carretera y a lo lejos, muy a lo lejos, veía desde su coche cómo se levantaba una columna de humo. Eran exactamente las 14.45 y el vuelo 5022 de Spanair acaba de estrellarse en el aeropuerto de Barajas. González llegó rápidamente a casa y enchufó la televisión, donde se veía a la presentadora del telediario decir que por el momento se contaban cinco muertos debido a la catástrofe. Luego subió a su habitación, encendió el escáner de frecuencia que le suele acompañar y escuchó el desconcierto inicial de la policía. Uno que parecía ser un jefe dejó oír entre el barullo: "Hay 140 personas muertas". El oyente se quedó de piedra.

Comenzó con una emisora de 27 megahercios en los años ochenta
Recuerda especialmente el trágico accidente de Barajas en 2008
Lleva un aparato portátil para oír las conversaciones en cualquier sitio
"Mi marido está como un cencerro", asegura María Luisa, su esposa

"Ese día lo tengo grabado en la memoria", cuenta ahora González, de 41 años y padre de dos hijos. Pasó las siguientes 12 horas pegado a su escáner escuchando cómo los servicios de rescate iban a contrarreloj para salvar a los pocos supervivientes.

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Fue un día frenético para las emergencias de la región. Y él lo vivió con igual intensidad. Administrativo por las mañanas en la Seguridad Social y jardinero por las tardes, González pasa desde hace años las horas enganchado a la emisora captando la señal de bomberos, policías locales, Cruz Roja, la torre de control del aeropuerto...

Su mujer, María Luisa Nieto, se acerca por detrás durante la conversación. "Mi marido está como un cencerro", bromea. La afición de González comenzó a finales de los ochenta. Los móviles eran muy aparatosos y caros, y él, con unos amigos, decidió ponerse una emisora de banda ciudadana de 27 megahercios de radioaficionado. Al principio sólo la usaba para quedar con ellos, pero descubrió que miles de personas hablaban a través de esa frecuencia. "Me subía a una montaña con el coche", explica con pasión, "y hablaba con gente de Burgos y Guadalajara". Pasaba horas charlando con desconocidos. Le queda el recuerdo de las noches frías metido en el coche con la calefacción encendida.

¿Por qué lo hace? ¿De dónde viene su afición? La respuesta hay que buscarla en sus años de juventud, cuando se presentó en dos ocasiones a las oposiciones de bomberos de la Comunidad de Madrid. No aprobó, lo que le dejó un regusto amargo. Le chifla desde entonces escuchar todas sus intervenciones: los días de grandes fuegos o inundaciones son un no parar.

Después de vender el antiguo coche, la vieja emisora acabó en el trastero. Compró entonces un escáner de frecuencia que le permite oír a las autoridades que no tienen encriptado su mensaje, como la mayoría de policías locales y los bomberos madrileños. Estos últimos son los que apasionan de verdad a González, que conoce todo el lenguaje que manejan.

Tiene 1.000 historias guardadas. Sólo hay que verle relatar todo lo que ha oído. Le encanta contarlo (aunque, de vez en cuando, su mujer pone la puntilla a las historias). Desde los seis atracos a bancos de una banda que a la que se tardó meses en detener a la tarde en la que un camión con líquidos inflamables volcó junto a una gasolinera, en la R-2.

Con el tiempo pensó que la jornada de trabajo le impedía saber lo que estaba ocurriendo fuera de la oficina. Así que decidió utilizar un escáner portátil, parecido a un walkie talkie, que puede llevar a todas partes. De este verano, su memoria guarda los incendios devastadores de Ávila, muchos provocados por un pirómano que trabajaba en Protección Civil.

¿Es legal lo que hace González? Los radioaficionados como él necesitan una licencia, según una orden del 5 de junio de 2006 del Ministerio de Industria publicada en el Boletín Oficial del Estado. En los casos en los que se escuchan las conversaciones de policías o bomberos está prohibido grabar o participar en la transmisión.

Últimamente también le ha picado el gusanillo de la meteorología. Hace cuatro meses compró una estación que mide la temperatura exterior, el viento, su dirección, las precipitaciones, la humedad... Los datos acaban en una página web que ofrece información a la mayoría de radios y televisiones. En este mes, que ha nevado con abundancia en su pueblo, se ha levantado varias veces a las cinco de la mañana para ver por Internet a través de un satélite cómo llegaba el frente polar a la región. "Es una sensación indescriptible", dice. Y cada cinco minutos, mientras merodea por la casa, a veces cuando deja la emisora sola porque no hay mucho movimiento en las ondas, se acerca a ver los números que registra la estación. Después consulta el teletexto para ver si coincide.

Así es José Antonio González: administrativo por las mañanas, jardinero por las tardes: el hombre que lo escucha todo.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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