El Brujas impone su dureza
El Valencia paga un fallo de Moyà, la 'autoexpulsión' de Silva y la permisividad del árbitro con el rival
Dos errores individuales, uno de Moyà, tragándose el gol, y otro de Silva, autoexpulsado, condenaron a un Valencia que fue muy superior al Brujas. Pero el partidazo de Albelda y Baraja quedó minimizado por las desgracias, la más importante la grave lesión de Mathieu, retirado en el minuto 25 con un tobillo destrozado. El árbitro, caserísimo, contribuyó al descalabro valencianista al permitir toda la dureza posible al Brujas, que se fue de rositas. Con una sola tarjeta amarilla, y ya al final, para disimular su parcialidad.
El choque arrancó con cinco primeros minutos de éxtasis: tres ocasiones clarísimas del Valencia a continuación de dos del Brujas. En todas respondieron los porteros con paradas explosivas. El público se frotaba los ojos. Baraja, en su reencuentro con el equipo, exhibió galones en ese fantástico aperitivo que no hacía presagiar lo que se venía encima: la lesión de Mathieu. El lateral francés intentó un caño ante Hoefkens, que reaccionó con un plantillazo. Mathieu cayó rodando e implorando con la mano la presencia del médico para confirmar el diagnóstico. El árbitro ni siquiera amonestó al autor de la falta. Mucho fair play reclamado por la UEFA, pero hay colegiados muy permisivos con las patadas. Chapron tampoco sancionó una entrada brutal a Villa. Había licencia para pegar.
BRUJAS 1 - VALENCIA 0
Brujas: Stijnen; Donk, Hoefkens, Alcaraz, Klukowski; Geraerts, Odjidja, Blondel; Perisic; Akpala (Lestienne, m. 78) y Kouemaha. No utilizados: De Vlieger; Sonck, Gijseghem, De Mets, Van Acker y Dahmane.
Valencia: Moyà; Miguel, Marchena, Dealbert, Mathieu (Maduro, m. 25); Joaquín (Pablo, m. 63), Albelda, Baraja, Mata; Silva y Villa. No utilizados: César; Zigic, Fernandes, Míchel y Joel.
Gol: 1-0. M. 55. Moyà se traga un disparo lejano de Kouemaha.
Árbitro: Tony Chapron (Francia). Expulsó a Silva (m. 50) por doble tarjeta amarilla. Amonestó a Albelda, Odjidja y Pablo.
Unos 25.000 espectadores en el estadio Jan Breydel.
Hoefkens rompió un tobillo a Mathieu y ni siquiera fue amonestado
La lesión de Mathieu tenía su carga de profundidad. El Valencia se quedaba sin sus dos laterales titulares, Bruno y él, ambos lesionados para un tiempo. De repente, Miguel, el imitador de Unai Emery en el banquillo, pasaba a ser el único disponible. El luso, que se siente un outsider, perseguido y maltratado por el club, redobla la responsabilidad de hacer que las ausencias se noten lo menos posible. Ayer cambió de banda y se fue a la izquierda, donde cumplió, para que Maduro ocupara la derecha.
El percance afectó al conjunto de Emery, superado atrás por el poderío físico del camerunés Kouemaha. Baraja y Albelda tiraron de experiencia para recomponer el espíritu. Más que nunca, optaron por masticar, elaborar, imponer su manifiesta preeminencia técnica. Joaquín, Mata, Silva y Villa desplegaron toda la movilidad que se espera de ellos. Maduro se animó a escalar la banda mientras Miguel pareció más libre para subir precisamente por la izquierda.
A Silva se le fue la pinza en la reanudación: soltó una coz en un intento de remate en el área belga. Y el árbitro lo expulsó. Quedaba casi toda la segunda parte con uno menos y, lo más inesperado, el fallo escandaloso de Moyà a un disparo suave, raso y lejano de Kouemaha. Se echó al suelo sin necesidad y el balón trepó por encima de su cuerpo hasta colarse.
El Valencia, valiente, se fue a por el partido. Atacó hasta con cuatro hombres. Baraja y Albelda movieron el balón con mucho sentido y Villa, con apenas unos metros, envió un zurdazo cruzado al palo. Le faltó a Emery dar entrada a Zigic, calentando, el pobre, toda la segunda parte. Habría sembrado el pánico en una defensa que las pasó canutas para marcar a Villa y Mata. El Valencia está a tiempo de sobreponerse a tanta desgracia.
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