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Reportaje:

"El nacionalismo no se lleva al COl"

Marisol Casado, que 'inventó' el triatlón en España en los años ochenta, llega al club más selecto de dirigentes tras una carrera meteórica como gestora federativa

Mujer, española y de un deporte que sólo es olímpico desde hace una década. Con esas credenciales y con la de ser presidenta de la Unión Internacional de Triatlón desde 2008, Marisol Casado, madrileña de 53 años, juró el viernes como nuevo miembro del Comité Olímpico Internacional en Vancouver (Canadá), ese selecto club que tiene entre sus funciones más vistosas la de organizar cada dos años unos Juegos Olímpicos.

La de Marisol Casado ha sido una carrera meteórica como gestora deportiva y un tanto atípica. Le entró el gusanillo del deporte participando en carreras populares y cuando volvió a España, tras trabajar un tiempo en Estados Unidos, ya estaba enganchada al triatlón, ese deporte prácticamente desconocido que combina natación, ciclismo y atletismo. Eran los años ochenta y, por aquella época, Casado compaginaba su faceta competitiva con la ilusión de un grupo de locos que pretendía organizar este nuevo deporte. El bañador, la bicicleta y las zapatillas, con el traje de oficina. Tendría que esperar hasta la década siguiente para conseguir su propia federación y algo más para ver los primeros éxitos internacionales de sus deportistas, con Iván Raña rozando las medallas en el debut olímpico del triatlón en Sidney 2000.

"Mi progresión ha ido ligada a la de mi deporte", reconoce desde Vancouver, donde fue elegida
"Reúno todo lo que Rogge quiere: renovación, más mujeres y más peso de las federaciones"
"Se habla mucho, pero pocos conocen en profundidad el COI. Quiero entrar sin prejuicios y aprender"
"Me interesa el área de Medio Ambiente y puedo ayudar en temas de mujer y en cuestiones técnicas"

"Mi progresión ha ido ligada a la de mi deporte", reconocía la directiva desde Vancouver un día antes de su gran día; "¡cómo podía soñar que iba a acabar en el COI! Pero en el momento en que supe que tenía posibilidades empecé a ver cómo se me abrían las puertas".

Antes se le habían abierto otras muchas. La primera, la de la federación española, ya desgajada de la de pentatlón moderno; luego, la de la europea, la internacional, el Comité Olímpico Español..., hasta el COI, el club más selecto, elitista y restringido (sus miembros se eligen por cooptación) del deporte mundial. Y todo ello siendo mujer en un mundo tremendamente masculino, el de la gestión de organizaciones deportivas. Tal vez fajarse en un deporte en el que hombres y mujeres hacen exactamente las mismas pruebas le sirvió de entrenamiento.

A pesar de ello esta defensora declarada de las cuotas femeninas, "para romper barreras y en momentos determinados", siempre dice que ha vivido como una ventaja el hecho de ser mujer. También para llegar hasta el COI. "En mi persona se unen los tres elementos que resumen la política del presidente Jacques Rogge en la composición del Comité Olímpico: renovación, o juventud, aunque ya me gustaría ser más joven, y dar preponderancia a la mujer y al peso de las federaciones". A pesar de ello, y del afán igualitario de los últimos nombramientos (tres hombres y tres mujeres), la distancia es todavía larga. De los 114 miembros del COI sólo 20 son mujeres (17,5%).

Por eso tal vez la española no tiene prisa ni quiere hablar de objetivos en su nueva función: "Me tengo que dar un tiempo para aprender y conocer los entresijos de la organización. Todo el mundo habla mucho del COI, pero muy pocos lo conocen en profundidad. Quiero entrar sin prejuicios y aprovechar la oportunidad de aprender".

Lo que tiene claro es hacia dónde quiere encaminar sus pasos: "Me interesa el área de Medio Ambiente. Y la de la Mujer la he trabajado bastante en el COE y sé que puedo ayudar, igual que puedo aportar cosas en cuestiones técnicas y de evolución del deporte".

La nueva directiva del COI compartirá la asamblea olímpica con Juan Antonio Samaranch hijo, el único español con derecho a voto. Su padre, ex presidente, es hoy miembro de honor del club. A pesar de ello y del gran debate que sobre el peso de cada nación se genera cada vez que se elige sede olímpica, la última vez en octubre con lágrimas para Madrid y alegría para Río de Janeiro, Casado asegura su neutralidad: "No represento a España. En todo caso, soy una representante del COI en España. El nacionalismo no se debe llevar al COI, pero, dicho esto, es imposible deshacerse de él".

Lo que ya da por sentado es que tendrá que viajar aún más (ya iba y venía por el mundo, sobre todo durante los últimos dos años, cuando asumió la presidencia de la internacional, que tiene su sede en Vancouver). Que tendrá que hacer aún más esfuerzos para compartir momentos con su hija adolescente o para seguir saliendo al campo con la bici como tanto le gusta. A cambio, se estrena por todo lo alto, disfrutando de sus primeros Juegos Olímpicos como protagonista: "Hasta tendré que poner alguna medalla", se emociona; "recuerdo que, cuando me eligieron presidenta de la europea, en los primeros Europeos en los que estuve de presidenta ganó Iván Raña y le puse la medalla de oro. ¿Por qué no puede ocurrirme lo mismo en Vancouver con cualquier español? Sería maravilloso".

Marisol Casado, en el momento de jurar como miembro del COI ante el presidente, Jacques Rogge.
Marisol Casado, en el momento de jurar como miembro del COI ante el presidente, Jacques Rogge.EFE

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