Con el foco fijo en la belleza
Grandes fotógrafos ponen a dialogar sus obras con la pintura para reafirmar el canon clásico en el Espai Metropolità d'Art de Torrent
Once fotógrafos de vanguardia, españoles y extranjeros, ponen desde ayer a dialogar sus obras con cuadros clásicos en el Espai Metropolità d'Art de Torrent (EMAT) para reafirmar el canon de belleza que desde hace milenios ha defendido la pintura tradicional. Tras un siglo de revolución creativa en la que muchos géneros pictóricos han reventado la intencionalidad estética y la proporción armónica para provocar nuevas sensaciones y hallar nuevas fórmulas de expresión, queda la fotografía, sobre todo el género pictorialista, para reivindicar una idea estable de belleza.
Y un niño de torso desnudo, fotografiado con un gallo en la mano por el francés Pierre Gonnord en Moisés (2006) resume el espíritu de la exposición cuando el visitante sigue su mirada hasta la pared de enfrente y se topa con Vieja con gallo (1852), un cuadro de Eugenio Lucas Velázquez. En ambas obras se percibe el mismo gusto por el tratamiento de la luz, el respeto a las proporciones clásicas o la mirada sosegada de los artistas, en este caso con siglo y medio de distancia. Y a un lado, Gonnord recrea la misma serenidad con la rotunda presencia de Francisco, Konstantina y Antonio.
Morimura rinde homenaje a Goya con 'Los nuevos caprichos'
Diehl reflexiona sobre la estética actual mediante estatuas heridas
El japonés Yasumasa Morimura también pone el foco en la belleza destilada por los clásicos con su particular homenaje narcisista a la iconografía de Goya mediante la serie Los nuevos Caprichos. Allí está disfrazado de la duquesa de Alba en I'am flying. It is your own fault if you are used as a stepping stone (2004), su homenaje a Volavérunt. Y también se disfraza del propio pintor de Fuendetodos para recrear sus pesadillas en A nighmare is coming, crawlin up. Get Up! (2004).
La muestra del EMAT, titulada De pictura, en defensa de la belleza, en homenaje al tratado escrito en 1436 por el erudito genovés Leon Battista Alberti, se articula a través de retratos, paisajes o naturalezas muertas. "Es más fácil explicar el paralelismo entre pintura y fotografía si utilizamos los grandes géneros pictóricos, es un discurso más cómodo", explicó ayer Javier Ferrer, director del EMAT y comisario de la primera gran producción propia de la sala.
Por eso, en Torrent conviven los paisajes heridos de Pétur Thomsen con la exaltación salvaje de Carlos Cid o la representación de las catástrofes de Ellen Kooi. También se confrontan las imágenes minimalistas de Manuel Vilariño con los bodegones de Peyrotau & Sediles.
Y entre los retratos, destacan los detalles de Anthony Gayton, sobre todo en The dreaming (James) o las manos de Dirty Saint enfrentadas a las de San Pablo ermitaño, obra de José de Ribera cedida por la Colección Bodegas Tradición. Cerca, asombra el tratamiento pictórico de Edwin Olaf y la naturalidad de los torsos perforados de Javier Velasco. Que contrastan con el contundente tratamiento de Victoria Diehl en su serie El cuerpo vulnerable, en la que transforma la serena belleza del paso del tiempo en esculturas clásicas en dolorosas heridas en cuerpos femeninos. Una reflexión profunda sobre el concepto estético ahora predominante.
De una forma o de otra, los 11 fijan su objetivo sobre la misma idea de belleza. "La obra de Gonnord me dejó con la boca abierta", resume Ferrer, "en sus fotografías, está Murillo, Velázquez, están todos los clásicos".
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