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Reportaje:Economía global

Rusia, crisis de modelo

El peor desempeño en 15 años pone en tela de juicio la política económica de las autoridades de Moscú

La economía rusa ha retrocedido un 7,9% durante el año 2009, su mayor caída desde 1994 y un dato que pone fin a una década de espectacular crecimiento impulsado principalmente por los elevados precios del petróleo y la adopción de un modelo de capitalismo salvaje y excluyente. Este periodo convirtió a Moscú en la ciudad más cara y con más millonarios del mundo. Durante el pasado decenio, la cuna del comunismo creció a una media del 7% y se transformó en el paraíso de la inversión extranjera, con una media de 90.000 millones de ingresos anuales.

A comienzos de 2010 la realidad es muy distinta. Producto de la crisis económica y de la consiguiente caída de la demanda de los países industrializados, el crudo ruso pasó de venderse a 61 dólares de media en 2009, comparados con los 94 dólares de 2008. Las inversiones extranjeras han caído un 41% y el consumo interno se ha desplomado a un ritmo similar. Por sectores, los más afectados son todos los motores estratégicos del crecimiento ruso hasta hace sólo un año: construcción, manufacturas, restaurantes y hoteles.

Las autoridades no renuncian a tutelar la industria con ayudas estatales

Esta explosiva combinación ha reducido drásticamente los ingresos estatales, ha desactivado la producción industrial y ha disparado el déficit fiscal. Los datos reflejan además que el desempeño ruso contrasta con otras economías similares como Brasil, India y China, que han aprovechado la coyuntura y la crisis para salir reforzados reformando parte de sus estructuras productivas. La diferencia es que las autoridades rusas no han dado muestras de querer continuar con la liberalización de los sectores energéticos y de dejar de tutelar a las industrias locales con ayudas estatales.

¿Estamos ante el fin del milagro económico ruso? Los analistas internacionales se alejan del pesimismo, aunque advierten de que este pobre desempeño debe dar un toque de alerta a las autoridades sobre la necesidad de diversificar sus fuentes de ingresos y acelerar las reformas pendientes. La venta de petróleo representa el 20% del PIB, aunque varios estudios reflejan que en el próximo decenio perderán entre un 3% y un 4% de ingresos por este concepto, básicamente por la caída de los precios en el mercado internacional.

Todo esto obliga a replantear el modelo de crecimiento desarrollado por Rusia en los últimos 20 años. Para comenzar, el Ejecutivo ha anunciado que en 2020 el petróleo sólo debería representar el 14% del PIB, aunque no han planteado la estrategia para alcanzar este objetivo. En cualquier caso, si consideramos que Rusia sólo dedica el 1% de su presupuesto a I+D, podemos ver que queda un largo camino por recorrer hacia la ansiada diversificación, en especial hacia el sector de las tecnologías para que tome el testigo de los hidrocarburos y la construcción.

Con todo, las previsiones de crecimiento del FMI para los próximos dos años rondan el 3,5%, una cifra que puede llamar al optimismo pero que vendrá acompañada de al menos tres años de déficit fiscal y reducción del superávit comercial. Las previsiones de la OCDE reflejan que en 2010 el desequilibrio público será del 6% del PIB y que en 2011 será del 3%. En 2009 este dato fue del -6,7% para un país acostumbrado a tener superávit del 5%. Del mismo modo, el superávit comercial se redujo el pasado año en un 38,5%, de 179,7 a 110,6 mil millones de dólares, poniendo en riesgo la liquidez rusa. -

Un obrero trabaja en una fundición de aluminio de Krasnoyarsk (Siberia).
Un obrero trabaja en una fundición de aluminio de Krasnoyarsk (Siberia).REUTERS

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