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Reportaje:

"Soy un analfabeto poético"

El pintor Luis Gordillo desdeña a la Generación del 27 en su estreno literario

El pintor Luis Gordillo (Sevilla, 1934) entró ayer en una nueva faceta de su vida. El artista presentó Little Memories (Los Sentidos Ediciones), su primer libro, en su ciudad natal. Y el aire fresco que suele acompañar los estrenos se adueñó de sus palabras, que trituraron tópicos y se metieron por debajo de las faldas de las convenciones más arraigadas. Gordillo intentó derribar mitos. Lo hizo, por lo menos, con la capacidad destructiva que puede tener la opinión de uno de los grandes artistas españoles del siglo XX.

Los dardos -o las flechas de indiferencia (no hay mayor desprecio que no hacer aprecio)- fueron dirigidos contra varias vacas sagradas de la Generación del 27. Contra poetas como Federico García Lorca, Luis Cernuda o Rafael Alberti. Es decir, contra poetas de primera división del 27 (lo dicen tirios y troyanos, güelfos y gibelinos). Pero Gordillo, figura inesquivable de la historia española del arte, tiene, como mínimo, tanto derecho a opinar como cualquier contribuyente.

El artista sevillano presenta 'Little Memories', su primer libro

"No entiendo nada de poesía. Leo a Fernando Pessoa, que me gusta mucho. Me pongo a leer la poesía española del siglo XX, y Luis Cernuda y todas esas cosas me aburren mucho. Lo veo como cursi. Comprendo que es una barbaridad. En cambio, a Antonio Machado lo leo con gusto porque, además de un poeta, es un filósofo y dice cosas de moralidad. También me gusta Jorge Luis Borges", comentó Gordillo. "A Alberti no lo comprendo en absoluto. Incluso a Lorca tampoco le meto el diente. Soy un analfabeto poético", confesó el artista, que ha hecho de la experimentación estética una de sus divisas en un camino que transita por el informalismo y el expresionismo.

Pese a que Gordillo reconoció su incapacidad para sumergirse en el universo del 27, el nombre de un poeta portugués de vida desdichada, marcada por la soledad y el alcohol, sí que brilla como un árbol en llamas en mitad de la noche. Pessoa es mucho Pessoa para Gordillo. Y no sólo su poesía. Libro del desasosiego, una de las cumbres del autor que más contribuyó a que Lisboa figure en las geografías mágicas, tiene una función decisiva en el equilibrio mental de Gordillo.

"Cuando estoy deprimido leo Libro del desasosiego, el libro más triste que existe. Y como es más triste de lo que yo me siento es como una vitamina que me saca del pozo", explicó el pintor sevillano. Nada mejor que enfrascarse en la desgracia ajena para darse cuenta de que uno no está tan mal. Cualquier situación es empeorable.

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Lector, si se siente muy triste, lea Libro del desasosiego y empezará a sentirse mejor. Es lo que hace Gordillo, cuyo libro no está exento de brotes de humor. También hay muchas arrobas de tristeza. Gordillo señaló un ejemplar de Little Memories y afirmó: "Aquí hay cosas muy irónicas y cachondas. Y también hay cosas duras y muy trágicas". Gordillo se refirió, en concreto, al fallecimiento de un hermano. "Hay referencias a la muerte de mi hermano Ramón. A veces, hay tragedias irónicas. Porque la mejor forma de tratar la tragedia es el cachondeo", aseveró el artista.

Little Memories reúne textos recogidos en un cuaderno. El pintor los escribió entre 1988 y 1999. Son ideas, reflexiones, cometas llenos de poesía, tanteos del bastón de un ciego que se mueve por un mundo amenazante... El libro también recoge las versiones autógrafas de los escritos. "Le tengo cariño a mi obra poética porque la hago de higos a brevas. Cuando me mandan que escriba algo, me vuelvo loco porque escribo muy mal. Cuando me meto en estos lares es como lo que les pasa a los profetas y a los místicos, que les ocurren cosas muy raras", relató Gordillo.

Uno de los textos de Little Memories dice: "a veces lo que pienso es verdadero". Otro es así de sugerente: "dicen que cuando el alma se va uno se muere. / No es mi caso". Y un tercero parece un poema oriental: "los minutos me llueven / y soy desembocadura de río". Son sólo tres fogonazos que demuestran que Gordillo no tiene razón en lo que dice. Es obvio que no es un analfabeto poético.

El pintor sevillano Luis Gordillo, en 2007.
El pintor sevillano Luis Gordillo, en 2007.Ricardo Gutiérrez

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