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Crítica:EL LIBRO DE LA SEMANA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mujeres valientes

A algunos lectores les puede resultar cargante a ratos, o paternalista y compa, la estrategia narrativa de este ensayo, con el equipo de detectives capitaneado por Marina y la eficiencia de su colaboradora. Pero mientras tanto la inmensa mayoría potencial de lectores se habrá enterado de un montón de cosas abatidas por el franquismo y sepultadas entre la moralidad católica y el cinismo social. El ideal de mujer franquista fue tan obtusamente premoderno y vejatorio, tan nefastamente castrador, porque habían aprendido la lección: en el pasado recentísimo, antes de la guerra, había existido una forma minoritaria y desprotegida de ser mujer que desafió algunas de las convenciones más consabidas y mayoritariamente aceptadas, tanto por la derecha como por la izquierda. En síntesis, lo que hacen José Antonio Marina y María Teresa Rodríguez de Castro es reconstruir a partir de una amplia documentación historiográfica y memorialística, con gracia, soltura, amenidad, anécdotas y mucho sentido común, la peripecia del centenar de mujeres que constituyeron el Lyceum Club pero sobre todo de sus protagonistas. Vivió en Madrid entre 1926 y 1936 y quiso ser una cuña modernizadora de la sociedad española aplicada a la libertad e independencia de la mujer con cursos, conferencias y actividades: allí estuvieron María de Maeztu y Zenobia Camprubí, con ellas estuvieron Victoria Kent o Margarita Nelken y muchas otras con obra propia sin firmar, como María Lejárraga, o con obra propia firmada tardíamente, como Carmen Baroja y sus estupendas memorias. El relato combina con gracia microbiografías de mujeres, análisis sintéticos de posiciones ideológicas fuertes y una alusión genérica a la República, la Residencia de Estudiantes y la Residencia de Señoritas (Marie Curie podría alojarse allí en su visita a Madrid, pero evidentemente la charla la daría en la Residencia de Estudiantes). La aspiración más sutil del libro está dirigida a nutrir con un pasado solvente y valioso el presente de una movilización femenina de amplio espectro, no necesariamente sectaria ni revanchista, sino instalada en las redes y circuitos de una sociedad menos frágil y más porosa, o con hombres menos miedosos. Hay reivindicación de ese pasado, sin duda y con razón, pero hay sobre todo oferta de modelos de actitud y de valentía, de esfuerzo y vitalismo de unas cuantas mujeres que ejercieron de mujeres adultas y civilizadas cuando nadie les había puesto un ministerio y la inmensa mayoría de sus maridos sabía que regresarían de la sesión del Lyceum Club con tiempo para preparar la cena. Y hacen bien en idealizar su significado, porque es muy alto y sobre todo es muy melancólica la lenta restitución de lo que significó aquel invento, aunque empezó antes de lo que parece. En la actitud de unas cuantas muchachas de la posguerra -Carmen Laforet, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, las tres de armas tomar- despertó el brío que quiso apagar la moral católica aliada con el mismísimo demonio.

La conspiración de las lectoras

José Antonio Marina y María Teresa

Rodríguez de Castro

Anagrama. Barcelona, 2009

274 páginas. 18 euros

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Lee las primeras páginas de 'La conspiración de las lectoras', de José Antonio Marina y María Teresa Rodríguez de Castro

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