El desastre de Riotinto llega a juicio

Emilio Perdigón, de 48 años, acusado de provocar el incendio que arrasó 35.291 hectáreas de masa forestal entre Huelva y Sevilla y causó la muerte de dos personas el 27 de julio de 2004, se declaró ayer inocente durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Huelva.

El ministerio fiscal pide 26 años de cárcel para el único acusado por el fuego, el mayor registrado en Andalucía en los últimos años y que arrancó en el término de Minas de Riotinto (Huelva). El procesado afirmó ante el juez que aquel día sólo vio llamas en un contenedor cercano a su huerta cuando volvía de darse un baño en el pantano del Zumajo, situado a 20 minutos de su domicilio. Perdigón dijo desconocer el origen de los cuatro focos del incendio. "Terminé de comer sobre las 15.30. A las 16.00 cogí una bolsa azul y blanca con comida para las gallinas y salí hacia el pantano, como hago todos los días". Durante el trayecto de vuelta, manifestó no haberse encontrado con nadie.

El ministerio público cree que Perdigón prendió hasta cuatro focos

El ministerio fiscal sostiene que el sospechoso abandonó su domicilio media hora antes, sobre las 15.30. Y lo hizo "con el firme propósito de provocar un incendio", según consta en el escrito de la fiscalía. Según la acusación, Perdigón prendió fuego "hasta en cuatro puntos diferentes de la localidad, todo ello en un periodo de tiempo aproximado de una hora". Primero, a un contenedor metálico de papel y cartón. Después, sobre las 15.50, a un contenedor de plástico para basura. A continuación, se dirigió hacia un pequeño barranco situado en la parte trasera de unos garajes y, por último, llegó hasta el pinar del camino posterior a los chalés (de la barriada Los Cantos, situada en la localidad onubense de Río Tinto), "donde prendió el último foco".

Los tres primeros arranques consiguieron atajarse pronto, pero el último se propagó rápidamente por "la temperatura alta, la humedad baja y el viento fuerte", como advirtieron los técnicos durante la vista. Aquel 27 de julio, sobre las 17.20, Francisco Capote y Laura Portijo, un matrimonio que circulaba entre las aldeas de Monte Somorrero y Las Delgadas fue sorprendido por las llamas. Ambos murieron por asfixia al inhalar gases en combustión.

La fiscalía ha solicitado 26 años de cárcel -18 años por el delito de incendio y ocho por el de homicidio- y una multa de más 4.000 euros, más indemnización a la familia de los fallecidos. La acusación particular, por su parte, solicita 28 años de prisión, 20 por el delito de incendio y ocho por el de homicidio. La defensa pide la absolución para su cliente.

En la vista celebrada ayer las contradicciones de más de una decena de testigos fueron la nota dominante. La mayoría dijo no acordarse de lo que había visto aquel día, ni de lo que declaró ante la Guardia Civil. También prestaron declaración los guardias civiles, agentes del Seprona, de Medio Ambiente y de la Policía Local que participaron en la investigación. Los guardias civiles han mantenido que fueron las incongruencias horarias y las declaraciones contradictorias del acusado lo que llevaron a concluir que él había sido el autor del incendio. También descartaron que el incendio pudiera haberse producido como consecuencia de la combustión espontánea de un cristal o una lata.

Está previsto que el juicio continúe hoy con la declaración de un último testigo. Emilio Perdigón fue detenido el 10 de agosto de 2004 como presunto autor del incendio. Pasó en la cárcel un mes y una semana, hasta el 17 de septiembre, fecha en la que salió en libertad provisional a la espera de juicio al entenderse que no había riesgo de fuga.