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Tribuna:Laboratorio de ideas
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Crisis y recuperación en América Latina

En 2009 la crisis provocó una caída promedio del 2,2% en la economía mundial, pero en su informe anual la Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) nota algo inusual: las economías desarrolladas cayeron un 3,6%, mientras que las economías en desarrollo un 2,9% (excepto China y la India que crecieron) y América Latina y el Caribe (ALC) sólo bajaron un 1,7%. Un número de Nueva Sociedad sobre los efectos de la crisis en la región concluye "ni quiebre absoluto ni prosperidad en medio de la recesión mundial", y José Antonio Campo, ex secretario ejecutivo de la CEPAL, afirma que esta crisis ha sido menos severa que la de la deuda en los ochenta y las de las economías emergentes en los noventa. La región estaba mejor preparada debido a su crecimiento en los últimos seis años, superávit en las cuentas externas, mejora en las finanzas públicas, reducción en la deuda exterior, incremento en las reservas internacionales y control de la inflación. Además, los organismos financieros internacionales y regionales han dado fuerte apoyo a las políticas anticíclicas. Pero los países latinoamericanos tuvieron un desempeño diverso: la mitad experimentó un aumento y la otra mitad una contracción (la peor en México, -6,7%).

Los indicadores no han sufrido el deterioro de otras crisis ni tanto como en los países desarrollados
Muchos planes sociales implementados antes de la crisis funcionaron de manera anticíclica

La crisis redujo el comercio internacional y con ello las exportaciones y demanda de materias primas de ALC, provocando una caída en sus precios y un deterioro en los términos de intercambio y la Balanza de Pagos. Bajaron la inversión externa (30%), la inversión interna (16%), el turismo, las remesas externas y el crédito internacional. Debido al aumento del gasto público, en parte por medidas anticíclicas, el déficit fiscal promedio se duplicó, aun así moderado respecto a crisis anteriores.

La recesión tocó fondo en 2009 y en el segundo trimestre comenzó una recuperación que se generalizó en la segunda mitad del año. La producción industrial, el comercio mundial y el acceso a los mercados financieros internacionales se están recobrando gradualmente, lo cual estimula el alza en el precio mundial de las materias primas. Aun así, la economía regional está a la mitad del nivel que alcanzó durante el boom. El Banco Mundial proyecta un crecimiento mundial del 2,5% en 2010, y la CEPAL, una tasa promedio del 4% para ALC, desde el 1,5% en Honduras al 5,5% en Brasil. El crecimiento en los países desarrollados será menor que el promedio mundial (1% en la UE).

Los indicadores sociales latinoamericanos en 2009 no se han deteriorado tanto como en la crisis de los ochenta y más si los comparamos con los países desarrollados. El desempleo subió del 7,4% al 8,3%, la mitad que en los ochenta y menos que en Estados Unidos (10%) y en la Unión Europea (19% en España). Se augura un incremento de 3,6 millones de indigentes, capaz de enfrentarse con programas focalizados. La inflación disminuyó de un 8% a un 4,5% y ayudó a aumentar el valor real de los salarios en la mitad de los países. Los programas sociales contribuyeron a aliviar la crisis, incrementando los subsidios a los precios de alimentos esenciales, así como las transferencias a las familias pobres.

Varias políticas implementadas antes de la crisis funcionaron de manera anticíclica: los múltiples programas brasileños focalizados en los pobres; la reforma chilena de pensiones que creó una pensión asistencial universal y mejoró las prestaciones básicas; el incremento notable de la pensión asistencial en Costa Rica; las medidas para mantener el paquete básico de prestaciones sanitarias en Argentina y Uruguay (el último reforzó la atención primaria), y el ajuste de las pensiones a la inflación en Brasil, Costa Rica y Uruguay. A mediados de 2009, El Salvador y Panamá crearon pensiones focalizadas en los pobres.

La cobertura de la fuerza laboral por las pensiones se mantuvo e incluso continuó ascendiendo (aunque a un ritmo menor) en 8 de 11 países sobre los cuales hay información. A ello contribuyó el reforzamiento del control de la evasión en Costa Rica y Uruguay. La cobertura sanitaria se sostuvo por regímenes con subsidio estatal para los pobres en Colombia, Chile y la República Dominicana, y la extensión de la cobertura a los desempleados en México.

El valor de los fondos de pensiones en 12 países en diciembre de 2008 declinó un 13% en promedio respecto al mismo mes en 2007: en 6 países cayó de un 6% a un 33% (principalmente en Chile y Perú), pero en 6 países creció de un 8% a un 42% (especialmente en la República Dominicana y Bolivia). La rentabilidad promedio de los fondos de pensiones en el año anterior a diciembre de 2008 descendió un 11%; las peores caídas (entre el 19% y el 27%) fueron en Perú, Uruguay y Chile. A mediados de 2009 los fondos se recuperaban y en promedio estaban sólo un 1% por debajo del valor del cenit de 2007; a fines de 2009, Chile y Brasil ya habían superado el nivel anterior a la crisis, aventajando con creces el desempeño de los fondos de pensiones en Estados Unidos.

Los países con las proporciones mayores de sus fondos invertidos en acciones e instrumentos extranjeros fueron los más afectados en el corto plazo (Chile, Perú), mientras que los que tenían el grueso invertido en títulos públicos no fueron afectados o incrementaron su rentabilidad. El promedio de ésta a largo plazo ha sido positiva y alta en medio de la crisis (8,8%), especialmente en los fondos que habían invertido en acciones y emisiones extranjeras. La República Dominicana tuvo el mejor desempeño en el corto plazo pero el peor en el largo plazo, mientras que lo opuesto ocurrió en Chile y Perú (Brasil logró combinar de manera óptima su desempeño a corto y largo plazo).

Aunque la recuperación no es completa, puede ser lenta y es desigual entre los países, la evidencia indica que América Latina, al contrario de lo ocurrido en crisis anteriores, no fue un factor causante de la recesión y, además, ha sido menos afectada que los países desarrollados como Estados Unidos que generó la peor crisis mundial desde la Gran Depresión.

Carmelo Mesa-Lago es catedrático de Economía y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).

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