El nuncio papal y unos 50 obispos arroparán a Munilla en su estreno
La Conferencia Episcopal se vuelca en la toma de posesión del prelado
El flamante obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, tomará posesión del cargo este próximo sábado en la catedral del Buen Pastor arropado por el nuncio del Papa en España, el arzobispo italiano Renzo Fratini, y por alrededor de medio centenar de obispos españoles, además de una amplia representación sacerdotal. La Conferencia Episcopal quiere de este modo dar amparo y aliento al prelado donostiarra ante el vacío que le han dispensado algunos sectores de la iglesia guipuzcoana tras conocerse su nombramiento.
El acto religioso en el que Munilla se presentará ante los fieles de Guipúzcoa ha levantado un interés inusitado. La diócesis donostiarra, encargada de organizar el protocolo de la ceremonia, no dispone aún de la lista de invitados y autoridades, una información que quedará reservada hasta el último momento. En principio, no está prevista la asistencia del presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, uno de los principales valedores de Munilla. La máxima autoridad de la Iglesia española será el delegado pontificio Fratini, quien concelebrará la eucaristía junto a una numerosa representación de obispos. A la toma de posesión de Uriarte, hace ahora casi diez años, también acudieron unos 40 obispos y tres cardenales.
60 periodistas se han acreditado ya para informar del acto del sábado
Ya son 60 los periodistas acreditados. También se espera la llegada en autobuses de feligreses de Palencia y de jóvenes de otras provincias con los que Munilla ha trabajado durante este periodo como responsable de la Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal. Ante la posibilidad de que la catedral no pueda albergar a todos los asistentes, los organizadores están barajando incluso colocar una pantalla gigante en el exterior del templo para seguir desde afuera la misa solemne.
Después de tres años como obispo en Palencia, Munilla vuelve a su tierra para tomar el relevo de Juan María Uriarte, quien en agosto del año pasado solicitó formalmente a Roma su renuncia al cumplir los 75 años. El traspaso de poderes entre ambos seguirá el guión establecido. En este caso, tras la lectura de la bula pontificia de nombramiento, será previsiblemente el nuncio papal quien hará entrega a Munilla de la mitra -el tocado de forma cónica- y el báculo. La vez anterior, fue el propio Setién quien cedió el báculo a su sucesor, Uriarte.
La llegada de Munilla supone un giro en la línea seguida hasta ahora en Guipúzcoa. La decisión de la Santa Sede suscitó de inmediato las filias más entusiastas y las fobias más encendidas. El PP festejó el nombramiento por suponer el fin a una etapa caracterizada por la "ambigüedad" política durante la etapa de Setién y Uriarte. Los dirigentes del PNV, en cambio, reprobaron la elección, al situar a Munilla en el ala más conservadora de la Iglesia.
Las primeras palabras de Munilla tras conocer su nuevo destino fueron para comprometerse a asumir el cargo con "humildad" e ilusión. Se mostró dispuesto a ser el obispo de todos, consciente -según dijo- de "la pluralidad y la diversidad" social y política guipuzcoana.
Para agrandar la polémica, una amplia representación del clero guipuzcoano -el 77% de los párrocos- rechazó públicamente al nuevo obispo por su conservadurismo y su distanciamiento de la pastoral de la diócesis en la parroquia de Zumarraga. Uriarte intercedió en esta lucha interna pidiendo a toda la comunidad católica que reconozca a Munilla como "su legítimo pastor". Y a los curas les reclamó expresamente que favorezcan la "unidad" y la "comunión entre todos los sacerdotes y con el obispo".
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