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Reportaje:

Kazajistán se reinventa

La potencia petrolera mantiene el tipo y trata de reformar la economía para consolidar su crecimiento

La economía kazaja superará 2009 con luces y sombras. Las previsiones de su Gobierno hablan de un crecimiento del 0,2%, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) no es tan optimista y prevé una caída del 2%. Estas cifras demuestran que el Ejecutivo ha hecho los deberes gracias a un fuerte plan de estímulo financiero equivalente a 20.000 millones de dólares, pero también dejan al descubierto gran cantidad de debilidades en una economía dependiente casi en exclusiva de las exportaciones de petróleo.

La más grande de las ex repúblicas soviéticas por dimensión geográfica es el primer productor de petróleo de Asia central y la undécima economía con más reservas de crudo probadas. El 59% de las exportaciones kazajas son petróleo y combustibles, y las arcas fiscales se llenan anualmente gracias al crudo y derivados vendidos a China, Rusia y Alemania. El explosivo crecimiento del precio internacional del petróleo en los últimos cinco años, sumado a una agresiva política de desarrollo, han propiciado una subida media anual del PIB del 8% desde 2001.

Las ayudas a los bancos, de 20.000 millones de dólares, son el 25% del PIB

El parón de la economía internacional ha paralizado proyectos de empresas extranjeras en Kazajistán, especialmente en los sectores de la energía y la infraestructura, y ha generado el derrumbe de un sector financiero fuertemente dependiente de los capitales foráneos. Esto ha obligado al Ejecutivo a retomar las riendas de la economía y volver a políticas centralizadas, de las que había intentado desprenderse lentamente en la última década. En total, el dinero inyectado -principalmente a los bancos- superó los 20.000 millones de dólares, equivalente a una cuarta parte de su PIB anual.

La crisis también ha puesto en evidencia el enorme potencial desaprovechado de la economía kazaja. El país tiene un PIB anual cercano a los 135.000 millones, insuficiente para sus enormes reservas de petróleo y uranio y sin relación con su peso estratégico como puente energético entre China, Rusia y Europa occidental. Consciente de estas debilidades, el Ejecutivo ha planteado una serie de reformas estructurales como modificaciones al sistema bancario para reforzar los depósitos locales y la reducción de los impuestos a las empresas del 30% al 20%, aunque no a las inversiones en la industria petrolera.

Pero la estrella de estas reformas es el nuevo plan de estimular la producción y modernizar sus industrias por 67.000 millones de dólares, a repartir entre los años 2010 y 2015. Este capital unificaría apoyo estatal e inversión privada. Gran parte de estos recursos llegará vía dos megaproyectos. El primero es la construcción de un gasoducto hacia China que conectaría Kazajistán, Turkmenistán y Uzbekistán. El segundo es la construcción de plantas eléctricas en el país de la mano de Corea del Sur.

Kazajistán, además, quiere consolidar su apuesta por la diversificación industrial. La economía kazaja se convertirá este año en el mayor productor de uranio del mundo, por delante de Canadá y Australia, elevando sus ingresos por estas exportaciones en un 53%. Todo esto en el marco de las negociaciones para la formalización de una unión aduanera y de cooperación comercial con Rusia y Bielorrusia. Este espacio común confirmaría la cercanía del país a la ex órbita soviética en contraposición a la Unión Europea y a Estados Unidos.

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