El retorno del mito que inspiró a Gainsbourg y Dylan

Un brasileño, Miguel Gustavo, le puso al mito, letra y ritmo de samba global, declamando las excelencias de la mujer cuyo estilo "triunfó, triunfó". Para acabar de santificarlo, Serge Gainsbourg en una carta de amor póstuma le deja sus elegiacas Initials BB perfumadas de Guerlain. Pero para entonces las dos iniciales más populares de la historia ya habían dado señales luminosas en el alfabeto musical y sus canciones burbujeantes expresan la felicidad en los días del gaullismo triunfante y el fin de la guerra de Argelia. El músico Claude Bolling y el letrista Jean-Max Rivière consiguen que la estrella ponga su voz en un especial de primero de año para la televisión. Dios terminaba de crear el mito de la mujer-niña y ahora cantante familiar.

Esta faceta junto a otras se pueden ver estos días en la exposición BB Les anneés insouciance que recorre los diferentes trazos de la estrella en una época -"los años despreocupados"- en que sus canciones daban más divisas a Francia que la casa Renault. A lo largo de los años sesenta Bardot registra sobre el microsurco su imagen de mujer libre y sensual codificada en un bikini y las arenas de Saint-Tropez y resumida en misivas como Je me donne à qui me plaît. En sus primeras grabaciones pone voz a un ingenioso twist, L'appareil à sous, compuesto por un fecundo compositor, Serge Gainsbourg, salido de Saint-Germain-des-Prés. La conexión Bardot-Gainsbourg producirá algunos de los mejores temas del pop francés y un fantasmal Je t'aime moi non plus que quedará guardado en el cofre de los deseos y secretos. Bardot renunciaba a cerrar su carrera como el símbolo erótico y modelo libertino diseñado por su pigmalión Roger Vadim. Gainsbourg cubrirá el mito BB de pequeñas obras maestras, entre la épica, La ballade de Bonnie and Clyde, la imaginería pop, Bubble gum, Comic Strip, o La Bella y la Máquina, Harley Davidson, que décadas después servirán de maná a grupos de diferente pelaje, electrónico, rock...

La sombra Gainsbourg-Bardot se proyectará en dúos como Lee Hazlewood-Nancy Sinatra o, recientemente, Scarlett Johansson-Peter Yorn. Otra pareja, los compositores, Jean Max-Rivière y Gérard Bourgeois también se encargan de combinar la física y química de la estrella en exclusividad. Entre las primeras canciones que le sirven, La Madrague, balada con fondo provenzal y apuntes melancólicos que la revela como intérprete sensible. El mito reafirma sus señas de identidad con títulos como Je danse, donc je suis o Moi, je joue. Louis Malle consigue embarcarla en un casi western musical y transformarla en vocalista de café concert junto a Jeanne Moreau. Otros compositores como Georges Delerue le escribirán una de las más bellas partituras para la escena inicial de Le Mépris y Dylan no podrá sustraerse a sus encantos incluyéndola en la letra de I Shall Be Free. Hasta los Beatles soñaron una versión de Los Tres Mosqueteros con BB en el papel de la pérfida Milady.

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