"Guardiola nos dio lo que nos faltaba: orden y disciplina"
Socios en el campo y amigos fuera de él, forman la mejor pareja de medios del mundo. Xavi (Terrasa, Barcelona; 29 años) e Iniesta (Fuentealbilla, Albacete; 25) conversaron para EL PAÍS a dos días de que el Barça busque el más difícil todavía: su sexto título del año.
Hace tres años, Xavi Hernández y Andrés Iniesta reflexionaron sobre el estilo del Barcelona tras perder ante el São Paulo (1-2), en Yokohama, la final del Mundial de Clubes. Herederos de una forma de entender el juego que les convierte en hijos de Oriol Tort, Johan Cruyff, Carles Rexach y Pep Guardiola, los dos volantes aceptaron gustosos la idea de repetir la conversación en Abu Dabi tras la semifinal, ganada al Atlante (3-1), del torneo actual. Tenía que ser una mañana feliz por haberse pasado a la final, pero se rompió Iniesta contra el equipo mexicano. No obstante, aunque se le invitó a dejarlo estar, cumplió con la cita. Ésta es la charla de dos amigos, dos compañeros, que han compartido experiencias y complicidad en un campo de fútbol. Mañana (17.00, Telecinco), Xavi jugará su partido número 501 de azulgrana. Iniesta le empujará desde el banquillo en busca de un título que los dos perdieron en Japón en 2006, que el club no tiene y que ambos buscan contra el Estudiantes, argentino.
Xavi: "Sin él, igual yo no estaba aquí. Lo tiene todo controlado. Sabe de qué va"
"Antes había rifirrafes: uno llegaba a la hora y otro diez minutos tarde y riéndose"
Iniesta: "Cerramos muchas bocas, pero yo no juego para eso, sino para ganar y disfrutar"
"Hasta Messi, el mejor de largo, asume que al final somos lo que es el equipo"
Xavi: "Si dejamos (a Estudiantes) una opción, estamos perdidos
Iniesta: "Marca un ritmo brutal. Hay que ser dueños del balón más que nunca"
Xavi. Tres años, máquina. Cómo pasa el tiempo...
Iniesta. Sí; no hace tanto, pero nos han pasado tantas cosas y ha cambiado tanto la situación...
X. Tú antes eras Andresito y ahora te llaman don Andrés. Hace tres años ya eras el mejor. Has evolucionado, claro, pero mira, es lo que siempre te digo: todo pasa por ganar. Hay que ganar. No hay más. Es lo que tiene. Ahora nos miran de otra manera, pero es porque ganamos.
I. No lo dudes. Ganar te da confianza en lo que haces.
X. Cambia a los que te miran y a ti, es verdad. La confianza es muy importante.
I. En mi caso, más. Tú has jugado siempre y yo he ido entrando poco a poco. La confianza en ti, en tus compañeros, te da ese plus. Ahora ya nadie dice que no podemos jugar juntos.
X. Pero teníamos claro que era una tontería enorme. Desde que llegaste al primer equipo, lo dije: no éramos cromos repetidos como pensaba mucha gente.
I. Era un debate más externo, porque con [Frank] Rijkaard jugábamos muchos ratos los dos cuando subí al primer equipo y en la selección española casi siempre nos ponían...
X. Eso lo tuvo Luis [Aragonés] claro desde el principio. A mí ya me pasó con Pep [Guardiola], que trataron de enfrentarnos. No quería que te pasara a ti.
I. Somos diferentes. ¡Ya me gustaría jugar como tú!
X. ¡Qué va, máquina! Tú tienes un reprise, un desborde impresionante, que yo no tengo. A mí no me sale un regate hace 10 años. Hay gente que dice: "¡Hostia, cómo ha mejorado Iniesta!". Pero yo siempre te he visto igual. No creo que en estos últimos tres años hayas aprendido nada. Sí, has ido a más o ya te habrían dado el pasaporte. Pero tienes un talento especial desde los 15 años.
I. Sí, pero tú sabes que la confianza te da mucho. Mira Busi [Busquets] o Pedrito. Si notas que el entrenador cree en ti, te atreves a más. No sé..., es difícil de explicar.
X. Eso es verdad. Pero, si miras los últimos tres años, creo que ha cambiado más el equipo que nosotros. Yo, al menos, tengo esa sensación. Sobre todo, lo que ha cambiado es que tenemos a Messi, que se ha convertido en el mejor jugador del mundo.
I. De largo. Pero yo creo que él también tiene muy claro que, al final, no somos importantes individualmente. Somos lo que es el equipo. Y es el equipo el que te exige ser mejor cada día. Es eso de llegar o mantenerse, que es lo más difícil. Cada vez hay que ser mejor para sobrevivir y tú eres un ejemplo. Cada vez juegas mejor.
X. Eso siempre lo he dicho: o te espabilas y te superas o te comen el sitio y viene otro más guapo y con más melena, más mediático o no, pero te quedas sin sitio. El equipo cada vez es mejor y si tú no estás al nivel... A mí estuvieron a punto de venderme hace tres años y ahora ya ves...
I. Pero nadie te ha regalado nada. Llevas 500 partidos, ¿no? Eso es fuerte.
X. Hombre, es un orgullo. Pero esto pasa en todos los sitios. Si tú no escribes bien y no te lo curras, ficharán a otro.
I. Es que debe ser así. Si no lo afrontamos, estaríamos en el Albacete. No es fácil mantenerte tanto tiempo en un club como el Barça. Por eso lo tuyo es un ejemplo. Ver lo que tú has conseguido motiva. Para la gente que hemos salido de aquí, que sabemos que de fuera siempre va a venir lo mejor, verte a ti nos demuestra que si te lo trabajas... No es fácil salir de la cantera y llevar tantos años.
X. Pero no cuesta encontrar motivación. Si no estás motivado para jugar en el Barça, vete a casa. Has de estar al nivel porque, como bien dices, de fuera vienen los mejores.
I. Es que es fácil caer en la tentación de pensar que lo mejor siempre está fuera. Afortunadamente, creo que lo hemos revertido. Hemos demostrado que con nuestra manera de hacer, con un estilo muy personal, se pueden lograr cosas tan increíbles como ganar un triplete, ¿no?
X. Es que los catalanes a veces parecemos tontos: siempre pensamos que lo mejor viene de fuera. Desde que tengo conciencia, escucho: "¡Huy, en Inglaterra! ¡Mira aquél, mira al italiano!"... Y luego resulta que llega el mister y ya ves. Pep lo ha demostrado. Claro, si hubiera salido mal...
I. Imagínate, no había empezado a entrenarnos y ya generaba dudas. En cambio, si hubieran fichado a uno de fuera, seguro que nadie habría dudado.
X. Sí, pero volvemos a lo de antes. Pep le ha dado la vuelta a la tortilla ganando. Ahora resulta que es el mejor del mundo. Pero, claro, lo es gracias a haber ganado.
I. Si llegamos a perder el día del Sporting, habría hecho historia, pero negativa porque habríamos sido los últimos.
X. [Risas] Ya veo el titular: "El Barça de Guardiola, colista".
I. ¡Vaya semana!
EL PAÍS. Usted, Iniesta, entró en su despacho para decirle que estuviera tranquilo, que creía en aquello.
I. Bueno, es que veníamos de perder con el Numancia y empatamos contra el Racing. Pero nosotros creíamos en lo que estábamos haciendo, creíamos en él, y quise que lo supiera.
X. Es que necesitábamos justo lo que nos dio. Con su llegada hubo un antes y un después.
I. Sí, ha cambiado muchas cosas. Desde detalles como lo de comer juntos, los viajes..., hasta puntos más importantes, más de concepto de grupo... La verdad, estábamos por los suelos. Teníamos que levantarnos como fuera y bastó con hacer las cosas bien. Y ese cambio nos ha traído otra vez a la final. En eso, si hay un culpable es el mister.
X. Bueno, eso y tu gol en Londres [ante el Chelsea, en las semifinales de la Liga de Campeones]. Me acuerdo que también se decía que no metías goles. ¡Menos mal! ¡Desde que juego en el Barça, es el mejor gol, el que más he celebrado! [risas].
I. Hemos cerrado muchas bocas, pero yo no juego para eso. Un día hay una persona que dice una cosa y al siguiente, según vaya, te dice lo contrario. No es que no pensemos en lo de fuera, pero, si le haces mucho caso, te vuelves loco. Jugamos para ganar, para disfrutar.
X. Yo creo que a veces la critica estúpida, la que no sabe ni de lo que habla, pero habla, y hace daño... Eso nos ayuda a ser mejores, ¿no?
I. Sí; en parte, sí.
X. Que no podemos jugar juntos, pues... juntos; que no metemos goles, pues... toma gol. A mí, personalmente, me ayuda. Pienso: "Cagondeu', os vais a enterar". Y es verdad: no juegas para cerrar bocas, pero a mí me sale la mala hostia y digo: "¿Que no? Pues... veréis". Ver injusticias me hace estar más despierto.
I. A mí me pasa un poco así. Tú ves las cosas y, a veces, ves que son injustas e injustificadas. Tú sabes si has jugado mal o bien. No es eso..., pero forma parte del juego. Estáis [los periodistas] todo el día poniendo pimienta para que la noticia sea más suculenta. Y quizá lo que pasa es que no hay noticia, sino mucha pimienta.
X. Sí, a mí las criticas injustas me han ayudado mucho a pelear más.
I. Pues ahora debes estar en tregua porque ya no te discute nadie.
X. No puedes bajar la guardia, que hay gente con la escopeta cargada [se ríen los dos]. Pero te aseguro una cosa: no sé hacer más, estoy a full. Más no sé, te lo juro.
I. Calla, que vendrá el mister y nos dirá que no, que podemos hacerlo mejor [risas]. Yo he notado mucho la llegada de Guardiola en ese sentido. Como nos entiende y nos cuida, nos ayuda a dar más.
X. Reconozco que a mí me ha venido de fábula que llegara Pep. Igual que te digo una cosa te digo la otra. Sin él igual ya no estaba aquí. Necesitábamos a alguien que pusiera disciplina, orden... Muchas veces pienso que si hemos vuelto a ganar ha sido gracias a Pep, que ha puesto las cosas en su sitio y sabe latín. Lo tiene todo controlado y, como lo ha vivido antes que tú, ya sabe de qué va esto. Yo tengo la ventaja de que no le tengo que demostrar nada porque me conoce de sobra. Hemos compartido vestuario.
I. Me acuerdo de que, cuando subí al primer equipo, me hablaba y ni le miraba. Me generaba una sensación muy extraña que él, Guardiola, me tratara tan bien. Me daba como vergüenza. Tenía 16 años. Cuando entré... Estaba acomplejado. Era espectacular estar con ellos...
X. Yo me acuerdo de que no me atrevía a pedírsela al maestro.
EP. ¿A Figo?
X. Sí, yo siempre le llamo maestro.
I. Ya, te entiendo. Pero ahora me siento muy a gusto con Pep.
X. Porque hay orden. En un colectivo tiene que haber orden y disciplina porque hay gente muy responsable y gente no tan responsable. Y, entonces, cuando no notas que hay alguien que no te perdona que se te vaya la olla, es fácil pensar: me apalanco porque como soy el mejor... Y entonces hay rifirrafes: uno llega a la hora y el otro diez minutos tarde y riéndose... Y eso crea mal ambiente. Y eso pasaba. Ahora, no; ahora somos todos iguales.
I. Sí, pero también porque más que nunca defendemos una manera de entender el fútbol. En lo referente al vestuario, he oído que han cambiado los líderes en el vestuario. ¿Qué líderes? A mí nadie me ha dicho lo que tengo que hacer o no. Igual la gente se cree que estamos todo el día reunidos. Nunca hubo un líder. Se hace lo que dice el entrenador.
X. Igual habríamos necesitado alguna reunión, ¿eh? Había cierto lío [se ríen]. Ahora estoy disfrutando mucho. Yo agradezco mucho el orden, que las cosas se hagan de una determinada manera, todos a una.
I. De esa situación hemos pasado página, pero es importante saber que hay dos maneras de hacer las cosas: bien y mal. Y no digo que lo hiciéramos mal, pero...
X. Pero tampoco muy bien... Y eso ha cambiado. Ahora somos una referencia mundial por nuestro estilo, que es único por muchas cosas. El otro día me dijo Crosas que su entrenador en el Celtic nos pone de ejemplo. Eso me llena de orgullo. Y con gente de lo más normal, porque miras en el vestuario y hasta Messi, Ibra o Henry, que tienen una dimensión mediática enorme, son gente de lo más normal.
I. O tú, que también eres mediático [risas]. La verdad es que Pep nos ha dado argumentos para confiar en lo que somos, en lo que sabemos hacer, en nuestra manera de hacer las cosas. Igual por eso estamos aquí tres años después dispuestos a ganar otro título. Perdimos la oportunidad de ser campeones del mundo en Japón y quién sabe si aquello nos fue bien.
X. Yo lo tengo claro: si hay que buscar un culpable de lo bien que lo pasamos jugando y de todo lo que hemos ganado este año, la culpa es de Guardiola. ¡Y pensar que hace tres años creíamos que no volveríamos a tener esta oportunidad! Entre la derrota y que no jugué, me llevé un disgusto enorme. Con lo que cuesta llegar, pensaba que no volvería nunca. Me enfadé mucho y hablé con el mister [Rijkaard].
I. ¿Y qué te dijo?
X. ¿Qué me dijo? ¡Nada! ¡Qué me iba a decir!... Que me entendía. Es que me llamó antes de la semifinal y me dijo que confiaba mucho en mí. Me dejó en el banquillo y pensé "bueno, jugaré la final", y me volvió a dejar en el banquillo. Salí por Motta. Tú jugaste los dos partidos.
I. Sí, pero me parece que esta vez no juego...
X. Perdemos mucho. Es una faena enorme coger la pelota, levantar la cabeza y no verte. Yo creo que tenemos algo especial. Por ejemplo, en el gol del Chelsea.
I. Pues me parece que esto pinta mal. Yo quiero jugar, pero... A ver qué dice la prueba [la ecografía, que se le practicó por la tarde, le descartó para el partido de mañana: sufre una rotura en la fascia del recto anterior de la pierna izquierda y estará 15 días de baja]. Lo importante es que sabemos que no va a ser fácil y que todavía no hemos ganado nada. A lo peor, en Japón, el fallo fue creernos que, ganando la semifinal por 4-0 y jugando bien, íbamos a vencer tranquilamente. No vamos a caer en ese error, seguro.
X. Para nada. ¡Con lo que nos costó dar la vuelta al marcador contra los mexicanos! Imagínate que eso nos pasa con los argentinos... La llevamos clara. Quien marca primero en una final tiene mucho ganado.
I. Son equipos que marcan el ritmo de manera brutal. Pero para eso estás tú. Tenemos que ser los dueños de la pelota más que nunca.
X. Si les dejamos una opción, estamos perdidos. Son guerreros, pero saben cuidar la pelota. Son complicados, pero no tenemos otra salida que no sea ir a por ellos.
I. En vuestras manos estamos. Ganar..., como sea, pero ganar.
X. Como sea, no. Como sabemos. Con nuestro estilo. Porque, si no, la llevamos clara.
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