Palabras del pasado y del futuro
Dos diccionarios recogen la jerga de los canteros y el ajuste del gallego a la tecnología
Palabras con historia, grabadas a golpes en las piedras, y términos de futuro, para hacer más comprensible el viaje a través de las nuevas tecnologías, se recogen en dos diccionarios, en papel y en Internet.
De lenguajes y oficios se habló ayer en la Escola de Canteiros de Poio que, con motivo de la celebración de su patrona, Santa Lucía, entregó los títulos de cantero y maestro cantero a siete de sus alumnos. Para ellos, dijo el director del centro, Rafael Fontoira, fue dedicada una "última lección": la jerga del oficio. Un lenguaje críptico y misterioso que recoge el antropólogo Xesús Antonio Gulías en el Dicionario do Verbo dos canteiros, de la editorial Ir Indo.
Gulías, oriundo de Beariz, en el corazón de Terra de Montes, ha querido rescatar el último aliento de los viejos maestros de la piedra, "los de maceta y puntero", refiere, que guardan en su memoria los vestigios de un habla, "el latín de los canteros", con los secretos del saber arquitectónico. Un patrimonio oral que ha sobrevivido al pasar de una generación a otra por boca de los profesionales que en el Medievo se guardaban así de descubrir sus tácticas ante otras cuadrillas rivales. Palabras "de uso diario" y casi todas vinculadas al oficio, dice Gulías, que perviven en el lenguaje cotidiano de poblaciones tradicionalmente vinculadas a la piedra, como Beariz. Allí, todavía hoy se escuchan términos como xido (bonito), churumela (cárcel), xoulán (atontado), babeco (charlatán), gachupinzo (dinero) o carilla (hermano). La contribución del Verbo va más allá del puramente lingüístico al dar "fe y testimonio del arte", pues gracias a los mensajes cifrados o símbolos encriptados que los maestros dejaban en sus obras hoy se conoce con mayor exactitud la fecha de construcción de iglesias y otros monumentos.
Los que esculpen la piedra usaban su lenguaje para cifrar las cartas de amor
Digatic trata de "dar alma gallega" a términos universales de la técnica
El diccionario supone "un homenaje a la gente de la piedra", en palabras del autor, que rescata ese patrimonio oral que utilizaban los canteros también en sus cartas de amor, de modo que sólo sus mujeres entendían el contenido cuando un vecino o amigo les leía las misivas. Un profundo trabajo que descubre pequeñas joyas lingüísticas como la denominación de las piedras en función de su procedencia como la Rosa Dante de Porriño y Salvaterra, Negro Galicia de Campolameiro, Marelo Paspallás de Agolada o Silvestre Pena Marela de Beariz.
Al mismo tiempo que ese diccionario con origen en el Medievo, ayer se presentó otro que mira al futuro. Los términos de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ya tienen alma en gallego. El primer diccionario que recoge estas palabras se puede encontrar, como no, en la Red en www.digatic.aetg.org. Definiciones y vocablos de siempre, en gallego, aceptan otro significado más, ligado a las nuevas tecnologías, y se crean palabras, pero los 4.000 vocablos que conforman el diccionario están llenos de extranjerismos. "Es prácticamente imposible renunciar" a ellos, confiesa el secretario de la Real Academia Galega (RAG), Manuel González. Pero de lo que se trataba era de "dar alma gallega a conceptos de carácter universal" que se manejan en el mundo de las TIC.
La visión en gallego de Internet, por ejemplo, rescata palabras "poco empleadas" como premer, que estarán en boca de quien quiera hacer doble click en gallego (dupla prema). O el término noiro, esa superficie de terreno casi vertical en un desnivel de una carretera, que se adapta también para los "saltos bruscos" de una señal digital. Para combatir la presencia de palabras inglesas que ya están instaladas en el lenguaje, el grupo de trabajo de la Academia optó por la galleguización del término: nada de consonantes dobles y aplicar las reglas de acentuación. Es el caso de banner, que se escribirá ahora báner. "Ha valido la pena", asegura González, porque con tal cantidad de términos procedentes del inglés se deturparía mucho el gallego. "Es una lengua techo, dependiente del español y así no tardaríamos mucho en hacer del gallego un dialecto del español".
Los representantes de la Asociación y el Colexio Oficial de Enxeñeiros de Telecomunicación de Galicia, promotores del proyecto, defendieron la necesidad de tener herramientas lingüísticas en gallego para el ámbito tecnológico y dar así "un paso más" en la modernización de Galicia. La actualización del lenguaje es imprescindible para no perder hablantes que, ante la carencia de términos en gallego, apuesten por otra lengua, razona González, porque aunque se supere la brecha digital habrá una lingüística. "Tenemos que hacer un esfuerzo para que el gallego no quede marginado como lengua vehicular de las TIC". El secretario general de Política Lingüística, Anxo Lorenzo, coincide en que "conectar el gallgo con los avances es clave para garantizar el futuro".
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