El Getafe salva los muebles

Deshilachado de principio a fin por las bajas de buena parte de su columna vertebral, el Getafe sufrió un tormento para cumplir el expediente contra el Tenerife. El equipo canario, el que menos puntos cosecha a domicilio (uno de 21), se subió a las barbas del cuadro de Míchel con un fútbol trenzado y vistoso.

Lastrado por las bajas de David Cortés, Rafa, Celestini, Casquero y Soldado, el técnico azulón se sacó de la chistera un once que notó la falta de partidos en común. Por si la escena no era lo bastante peligrosa, aprovechó la cita para dar carrete a Codina en la portería por Ustari, muy blandito en Vila-real. El suplente de Dudek y Casillas -ayer en el palco- en el Madrid padeció el asedio del Tenerife, sobre todo en la primera media hora. Omar mandó una volea al limbo. Al poco, en una jugada de toque y más toque durante 30 segundos de vértigo digna del Barça, Nino estampó la pelota en el poste. Ya como colofón, el árbitro anuló un gol a Richi por fuera de juego. Los arreones del Tenerife llegaban en oleadas porque Parejo, muy espeso, no daba una a derechas, y Boateng, que bastante hacía, no podía achicar todas las acciones de peligro.

Así estaba el partido, con el cuadro isleño masticando a fuego lento el resultado, cuando Pedro León, una vez más, acudió al rescate del Getafe. Artista con la bota derecha, el interior murciano, que pudo marcar tres goles, mandó al larguero un saque de esquina que no fue gol olímpico de chiripa. Dio igual: el rechace le cayó en la cabeza a Albín.

Fue el primer palo al Tenerife, que se hundió sin remedio cuando, a la vuelta de los vestuarios, otra vez Albín robó el balón y enfiló como un tiro hacia los dominios de Aragoneses, al que batió chutando ajustado al primer palo. Todo parecía sentenciado, pero Codina y Cata Díaz metieron el miedo al Getafe con una falta de entendimiento que Juanlu agradeció y mandó a la red. Sólo así marcó la escuadra canaria, muy bonita, pero sin malicia alguna.