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Columna
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¿Es duda o es miedo?

Andoni Zubizarreta

Decía Pere Casaldàliga en su biografía Descalzo sobre la tierra roja, escrita por Francesc Escribano, que el mayor enemigo de la fe no es la duda, sino el miedo. Decía que la duda nos hace buscar nuevas soluciones, nos hace reinventar el proceso, nos hace encontrar otras formas de mostrar lo que pensamos mientras que el miedo nos paraliza, nos impide la exploración fuera de los caminos marcados.

Y recordaba esta frase al leer las reflexiones que acompañaban al sorteo del Mundial que se celebró la semana pasada. Todas esas conclusiones obtenidas de que teníamos un grupo sencillo, pero que el cruce de los octavos iba a ser un infierno; que si era mejor jugársela contra Portugal o Costa de Marfil antes que vernos en un duelo ante la verdeamarelha de Brasil. Pensaba en todo ello y decidía que lo que había detrás de tanta precaución eran dudas. No dudas de la valía de la selección española, que ya nos ha dado sobrados motivos para confiar en ella, sino dudas de cómo llegaremos a ese día, dudas de cómo será ese partido, dudas de ésas que el fútbol, como deporte, suscitan en cualquier partido, en cualquier competición. Ya se sabe que el fútbol es un deporte que tiene en la sorpresa a su director de marketing permitiendo a cualquier equipo soñar con vencer a los más poderosos. Ocurre que ahora somos nosotros los poderosos y los otros los que pueden ser famosos si nos mandan a casa antes de lo previsto.

Es otro partido, uno de ésos que forman lo que Luis denominaba "el otro fútbol"

¿Era duda o era miedo lo que se ocultaba detrás de cada pregunta sobre si el Barça sería capaz de volver a ser competitivo tras un año ganándolo todo? Está claro que nadie tiene la bola de cristal para saber lo que sucederá en el futuro y, por tanto, nadie puede ofrecer la completa seguridad de que los cambios que realizó el equipo culé iban a tener un acierto total. Pero dice el entrenador del Barça que se está en el fútbol para tomar decisiones cuando es el momento y no cuando la realidad obliga.

¿Hay duda o miedo tras los comentarios sobre el actual Real Madrid? Me pregunto si tras cada análisis de la realidad blanca hay las normales dudas que genera un proyecto nuevo, las lógicas incertidumbres de una realidad indescifrable o si, por el contrario, está en juego el miedo a que la balanza del fútbol se desplace definitivamente de la Cibeles a la Plaza Catalunya.

¿Es duda o es miedo lo que suele frenar a esos equipos catalogados como revelación cuando toca dar el paso al frente y constituirse definitivamente en alternativa al poder? Lo habrán visto muchas veces: ese equipo que se postula como el que va a romper de forma definitiva la dualidad de la Liga y que cuando llega el día D y la hora H se enfrenta a sus propios fantasmas, a sus propias limitaciones, olvidándose de que sus rivales también están llenos de fantasmas y de limitaciones. Percibo algo de esto cuando recuerdo los tiempos previos a la final que jugamos en Wembley contra el Sampdoria. Siento una lucha entre las dudas propias de cualquier final, el sentir si seré capaz de estar a la altura del reto, si saldrá un buen partido, si la pelota estará más o menos rápida y, por otro lado, los miedos de un club que nunca había logrado el preciado trofeo, que había perdido hasta las finales organizadas para, simplemente, serle otorgado el trofeo, los miedos de que en las estrellas estaba escrito que nunca ganaríamos ese partido definitivo.

Duda para crecer o miedo para ser derrotado. Ése es otro partido, uno más de ésos que forman aquello que Luis Aragonés denominaba "el otro fútbol".

Guardiola (izquierda) y Stoichkov sujetan en 1992 la Copa de Europa.
Guardiola (izquierda) y Stoichkov sujetan en 1992 la Copa de Europa.A. CARBONELL

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