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Reportaje:Camino a Suráfrica 2010

La caldera de Sudán

Egipto y Argelia disputan el desempate en Jartum, plagada de policía e hinchas fanáticos

Todo se enmarañó la semana pasada, cuando unos 200 jóvenes egipcios atacaron en El Cairo a pedrada limpia el autobús de la selección argelina. Cuatro futbolistas acabaron con la cara marcada. "Son maquinaciones suyas", replicó la prensa local. Y se encendieron los ánimos como el 17 de noviembre de 1989, cuando ambos equipos se batieron para participar en el Mundial de Italia 1990. Entonces, en un partido calificado de guerra en el que el médico egipcio perdió un ojo en una acción atribuida a Belloumi, leyenda argelina, se impuso Egipto por la mínima. Argelia se cobró la revancha en 2001 al imposibilitar la clasificación del enemigo para el de Corea de Sur y Japón 2002. El último domingo venció Egipto (2-0) y provocó el desempate de hoy en Sudán, territorio neutro convertido en ferviente caldera.

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Argelia toca el cielo

El aeropuerto de Jartum fue ayer un hervidero: 48 aviones de Argelia y 18 de Egipto aterrizaron cargados de fanáticos hinchas. No todos entrarán en el estadio. La FIFA ha reducido su capacidad de 41.000 a 35.000 espectadores y se darán 9.000 entradas para cada bando y otras 9.000 a los sudaneses, hecho que preocupa a la federación argelina, conocedora de la abundante colonia egipcia.

Las gradas estarán repletas de policías: 15.000 repartió el Ejército de Sudán por la ciudad y por Omduram, el barrio en el que se disputará el encuentro. Tal despliegue, sin embargo, no impidió que varios argelinos apedrearan el autocar egipcio cuando acabó el entrenamiento en el estadio Al Marij y que hubiera altercados, saldados con varios heridos.

Tras el partido en El Cairo, la celebración se tradujo en algún fuego controlado, la destrucción de unos 50 coches y la hospitalización de siete personas. La frustración de la derrota se dio en Lyon, con destrozo de mobiliario urbano, y en Marsella, donde la vasta colonia argelina quemó coches, rompió escaparates, saqueó comercios, incendió seis barcos en el puerto viejo y reventó la fachada de una biblioteca. Hubo ocho detenidos, entre ellos tres menores. En Argelia se destrozaron las oficinas de Egypt Air y la sede de la telefónica Djeezy, filial de la egipcia Orasco, además de producirse agresiones a residentes egipcios de M'sil. "Disputar el partido fue una imprudencia de la FIFA. Algunos jugadores estaban pálidos y otros paralizados", conviene el argelino Lemmouchia.

Argelia vivía ayer impaciente, Egipto estaba tensa -"en un país declarado en estado de emergencia, donde no permiten las concentraciones, se hace la vista gorda cuando se trata de meter un poco de caña a Argelia", reconoce Isabel Pérez, freelance en la capital egipcia- y Sudán se mantenía en alerta máxima.

Todo son puñales. El diario egipcio Nadeth Masr escribía: "La prensa argelina bate los tambores de guerra". Y Watan, argelino, replicaba: "El Estado egipcio, pirómano". Los jugadores no se quedan atrás. "Todo el equipo está preparado para... la guerra", apuntó el argelino Bougherra.

Mientras las federaciones se acusan de incendiar el encuentro, la FIFA se limita a rogar juego limpio y cada equipo se prepara para la batalla para clasificarse por tercera vez para un Mundial.

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