El PSOE cierra filas con Griñán pero deja en el aire si le da ya el mando
Los ocho secretarios provinciales reconocen el "liderazgo social" del presidente
Aún no hay una posición común. El PSOE andaluz se debate entre celebrar un congreso extraordinario para que el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, tome cuanto antes las riendas del partido o esperar hasta el cónclave previsto en 2012 y que Manuel Chaves siga en la secretaría general, como se pensó en un principio. Griñán mantuvo ayer, a iniciativa suya, una reunión con los secretarios provinciales, de la que se salió un comunicado en el que éstos le expresan su total apoyo: "Los ocho secretarios han reconocido al presidente de la Junta su indiscutible liderazgo social y su condición de máxima autoridad política del proyecto socialista andaluz, hoy y para el futuro".
Los dirigentes añaden que su única preocupación, y la de Chaves (lo mencionan expresamente), es salir de la crisis y el bienestar de los ciudadanos. Y enumeran hasta cinco medidas del Ejecutivo (concertación social, fondo inmobiliario, leyes locales, políticas sociales y financiación público-privada) para procurarle su aplauso entusiasta e incondicional y el respaldó explícito.
Más de la mitad de las provincias se opone a un congreso extraordinario
Con esto se persigue atemperar el revuelo de las últimas 48 horas. Pero el órdago del presidente de la Junta sigue ahí. El domingo dijo que no descarta que se abra el debate, en contra de lo planeado, y fuentes de su círculo aseguran que quiere tener la dirección en sus manos lo más pronto posible. La lógica es la siguiente: si va a asumir todos los riesgos (presidencia y la candidatura de las próximas elecciones), debería disponer igualmente de todo el control, y dos años en suspenso es mucho.
Sobre la conveniencia de que Griñán detente también el mando del PSOE andaluz nunca ha habido discrepancia: el propio Manuel Chaves anunció cuando dejó la presidencia de la Junta que su propuesta era que José Antonio Griñán dirigiera el partido, aunque no iba a ser un engorro que se mantuviera la llamada "bicefalia" hasta agotar el plazo natural. "Donde no hay un problema no se tiene por qué crear un problema artificialmente", explicó entonces el ex presidente, quien se explayó en secundar los razonamientos desgranados días antes por su sucesor: "Griñán y yo nos entendemos perfectamente y sería una locura que el PSOE andaluz se dedicara a mirarse el ombligo, los ciudadanos no lo entenderían".
El PSOE andaluz, sin embargo, era ayer un mar de rumores. Según algunas fuentes, más de la mitad de los secretarios provinciales son contrarios a forzar un congreso extraordinario por las múltiples complicaciones que conlleva un proceso como éste, donde hallar los equilibrios exige un primoroso trabajo de orfebre para lograr engarzar cuotas y poderes. Está, además, la nominación de los candidatos a las elecciones municipales de 2011. Si se convoca un cónclave extraordinario regional (la fecha que se baraja es primavera) es inevitable que este siempre polémico asunto se mezcle con la negociación de la dirección andaluza, con lo que el conflicto está servido.
Otras fuentes apuntan que más de dos dirigentes provinciales ven con buenos ojos acelerar el recambio y aseguran que al final, si Griñán quiere, se hará. La cuestión es construir un acuerdo que satisfaga a todos y que los costes sean mínimos.
Aunque los secretarios provinciales -el vicesecretario Luis Pizarro, y el responsable de Organización, Rafael Velasco no estuvieron- se conjuraron ayer para cerrar filas en torno al comunicado con un pacto de silencio y no dar pábulo a tormentas renovadas, uno de ellos comentó que el presidente evitó hablar directamente del congreso "Todo seguirá igual de momento", aseveró.
Los estatutos del partido recogen que la convocatoria del cónclave extraordinario se puede producir por la dimisión o renuncia del secretario general; por la dimisión de la mitad más un miembro de la ejecutiva regional o porque el comité director (máximo órgano entre congresos) presente una moción de censura a la ejecutiva.
El propósito de los dirigentes socialistas es quitar hierro al debate y calmar los ánimos. Por ahora no va a haber decisión.
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