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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Madrid sigue creciendo

El equipo de Messina arrolla escandalosamente al EWE alemán

Siempre es difícil establecer la línea que separa y delimita la responsabilidad de un marcador. Cuando resulta tan escandaloso e inhabitual como este, necesita tanto de virtudes propias como de defectos ajenos. El Madrid arrasó en Alemania y lo hizo con una contundencia que aun reconociendo sus méritos, también hay que aceptar que será difícil que encuentre un adversario tan pusilánime como el que tuvo enfrente y al que le duró la compostura no más de cinco minutos.

Fue el argentino Pablo Prigioni, como corresponde a un jugador tan inteligente como intuitivo, el primero en darse cuenta que cuanto antes diesen el primer empujón, más posibilidades tendrían de pasar una noche tranquila. Les robó la cartera varias veces a los alemanes y se metió hasta la cocina en otras tantas para o bien anotar él mismo o cederle ese privilegio al que tuviese más a mano, normalmente el lituano Lavrinovic, que sigue iluminado.

EWE OLDENBURG 61 - REAL MADRID 104

Ewe Oldenburg: Hain (2), Foster (16), Paulding (14), Perkovic (6) y Boumtje-Boumtje (3); Scekic (8), Buljevic (0), Njei (5), Majstorovic (4) y Carter (3).

Real Madrid: Prigioni (10), Bullock (10), Hansen (2), Garbajosa (6) y Lavrinovic (13); Kaukenas (13), Llull (14), Velickovic (13), Vidal (7), De Miguel (2) y Dasic (9).

Grupo D: Real Madrid y Panathinaikos, tres victorias y una derrota; Khimki, dos victorias, una derrota. Milano, una victoria, dos derrotas. Prokom y Oldenburg, una victoria y tres derrotas.

1º CUARTO 16-28

2º CUARTO 21-30

3º CUARTO 13-27

4º CUARTO 11-19

La paliza tiene una lógica: la aversión de los alemanes a bajar el culo y defender

Dado el primer arreón (10-22, minuto 7) seguro que el base argentino pensó que más adelante haría falta al menos un segundo, pues ganar a domicilio casi nunca es tarea fácil. Pero no hubo respuesta alguna, por lo que lo que fueron diez de diferencia pasaron a veinte, luego a treinta para acabar en cuarenta y tres.

La paliza tenía una base lógica: la aversión de los jugadores del EWE a bajar el culo y colocarse en posición defensiva. Bastaba un bloqueo o un cambio de ritmo para conseguir la ventaja. Con ella y el cada vez más preciso movimiento de balón que muestra el Madrid, las posibilidades de encontrar un tiro en buenas condiciones eran máximas. Luego hay que meterlas, pero a este equipo le sobran gente con buena mano. Tanta que durante los tres primeros cuartos, el porcentaje de tiro del Real Madrid que entrena Ettore Messina rondó el 80%. Mejor que en muchos entrenamientos.

Pese a lo débil de la resistencia, que pone en cuarentena rotundas conclusiones, el Madrid sigue creciendo.

Cada vez se le observa más sólido en ambos lados de la cancha, más seguro de lo que hace, más confiado en lo que tiene que hacer. Ya no hay dudas de que la solidaridad representada por el pase extra ha calado en todos y se ha convertido en una seña de identidad para el equipo.

En cuanto a las individualidades, si exceptuamos a Louis Bullock, un poco desubicado por el cambio radical de su rol con respecto a años anteriores y a un Hansen que no coge onda en ataque, el resto del plantel comprende y responde a su papel moviéndose armónicamente siempre con la atenta y exigente mirada de Messina. Más concentrado en la Euroliga, más exigido en la Liga ACB y a la espera de la vuelta de Felipe Reyes, todo parece en orden.

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