El protagonismo del ahorro
Ayer, sábado 31 de octubre, se celebró el Día Mundial del Ahorro. Probablemente en nuestro país pasó bastante desapercibido, pero lo que no está pasando desapercibido es el ahorro en sí mismo, que en esta recesión tiene un papel protagonista. Algo que no suele tener el ahorro normalmente, pues en condiciones normales es un residuo entre lo que consideran los hogares que es su renta permanente a largo plazo y el consumo, que establecen en función de esa renta permanente. Como la renta real de cada periodo fluctúa en torno a la permanente y el consumo no fluctúa tanto, el residuo muestra unas variaciones considerables a lo largo del ciclo económico. En todo caso, esto es la teoría y lo que más o menos ocurre en situaciones normales, pero la actual no es una situación normal, además de que existen otros factores que en ciertos momentos actúan con más fuerza que el descrito para determinar el comportamiento del ahorro.
La tasa de ahorro de los hogares es del 17,5% y puede ser un máximo histórico Al contrario, el ahorro público se ha desmoronado y pasará a un -5% en 2010
En primer lugar, los hogares han percibido que sus expectativas de renta permanente han cambiado a la baja rápida y profundamente -la destrucción de empleo y aumento del paro sería el elemento principal de este cambio-, lo que les ha llevado a ajustar a la baja el consumo por precaución. En segundo lugar, se ha producido una fuerte restricción crediticia, que impide que los mismos consuman por encima de lo que les permitiría su renta, elevando así forzosamente su tasa de ahorro. Por último, desde que estallaran las burbujas mobiliaria e inmobiliaria, los hogares han visto cómo se evaporaba parte de su riqueza, lo que también les ha llevado a reducir el consumo y a ahorrar más (efecto riqueza). Todos estos factores hacen que la tasa de ahorro -el porcentaje de la renta que no se consume- se comporte contracíclicamente, es decir, que aumente cuando las economías familiares están en horas bajas y disminuya en la situación contraria. Como se ve en el gráfico inferior, la evolución de la tasa de ahorro se ajusta muy estrechamente a la de paro, también contracíclica.
El caso es que desde el segundo trimestre de 2008 los hogares han cambiado drásticamente su comportamiento respecto al consumo y al ahorro, como se ve en el gráfico superior izquierdo. El crecimiento de su renta disponible acumulada en los cuatro últimos trimestres hasta junio de 2009 se ha ido reduciendo, pero aún ha crecido un 4,5% sobre el mismo periodo anterior, gracias a las prestaciones recibidas del sector público. Por el contrario, el consumo se ha contraído un 3,2%. Como consecuencia, la tasa de ahorro ha pasado del 11% de la renta disponible al 17,5%. Aunque es difícil precisarlo, pues ha habido varias rupturas metodológicas en la contabilidad nacional, puede que esta tasa sea un máximo histórico. Además, es previsible que la misma continúe al alza durante unos trimestres más, por lo que puede alcanzar casi un 19% en el conjunto de 2009. Si añadimos a esto la fuerte caída de la formación bruta de capital fijo (vivienda) de los hogares, el resultado es que el saldo de operaciones no financieras habrá pasado de un déficit del 2,4% del PIB en 2007 a un superávit de más del 7%. Con ello, los hogares han empezado a reducir su elevado y asfixiante endeudamiento. En 2010 la tasa de ahorro continuará alta, como en los siguientes años, pero podría empezar a descender como consecuencia de la recuperación del consumo y de las subidas impositivas contempladas en el proyecto de presupuestos del Estado.
También el ahorro de las empresas no financieras está aumentando intensamente. En definitiva, el ahorro del sector privado ha dado un vuelco de dimensiones no vistas en anteriores ciclos. Pero, a pesar de ello, el ahorro total nacional mantiene una tendencia a la baja, que podría situarlo en el 17,5% del PIB en 2010, cinco puntos porcentuales por debajo del nivel medio que registró entre 2000 y 2004. La causa es el desmoronamiento del ahorro público, que de un 6,9% del PIB en 2007 pasará a una cifra negativa [desahorro] de más del 5% del PIB en 2010. Cuando se inicie la recuperación, la inversión productiva deberá reanimarse, pero para que ello ocurra sin volver a las andadas, es decir, a déficit y endeudamiento insostenibles, la economía en su conjunto deberá ahorrar más, y sólo será posible si se recupera el ahorro público.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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