Pensiones a cara de perro

Los planes de pensiones del sistema privado tampoco se salvan de la crisis. Es cierto que su patrimonio alcanza en septiembre de este año los 51.038 millones de euros, lo que supone un aumento del 4% en los nueve primeros meses de 2009 con respecto al mismo periodo del año anterior y del 2,3% si se tienen en cuenta los últimos 12 meses. También es verdad, sin embargo, que este crecimiento no se corresponde con la llegada de dinero fresco, sino más bien por el efecto valoración de las carteras. La realidad es que en estos tres primeros trimestres de 2009, el saldo de suscripciones netas (aportaciones reales menos reembolso vía prestaciones) es negativo en 100 millones de euros.

Bancos y cajas han convertido los planes en productos estacionales

Los reclamos (dinero o regalos) no deben determinar la decisión del cliente

Varias son las explicaciones con las que los técnicos justifican este relativo abandono de los inversores de los planes de jubilación privada. La aseguradora Caser presentó hace unos días la segunda edición de su Observatorio Nacional Sobre Pensiones. Su principal conclusión es que en un año ha aumentado en un 4% el número de españoles que no ahorran para su jubilación. En 2008, un 61% de encuestados reconoció no ahorrar, en 2009, el porcentaje alcanza ya el 65%.

En opinión de los responsables de la aseguradora, la crisis está afectando al ahorro finalista, de forma "aún moderada, pero evidente". Los españoles están ahorrando, "pero lo hacen a corto plazo, como soporte a las necesidades económicas de la situación que estamos atravesando".

Por el lado de las rentabilidades también se justifica algo de este desapego a ahorrar para la jubilación: los planes de pensiones han ganado de media en los últimos 12 meses un 3,3%. Los planes de renta variable, en muy poca medida, han recogido el impulso de los mercados bursátiles desde el pasado abril: sus rendimientos interanuales no llegan al 1,4% en promedio.

Los datos presentados corresponden a los nueve primeros meses del año, lo que puede incorporar cierto sesgo a la hora de analizarlos y obtener conclusiones. La realidad es que, en general, bancos, cajas y aseguradoras han convertido los planes de pensiones en productos estacionales -sus campañas de comercialización se extienden básicamente de octubre a diciembre- con marcado carácter fiscal y, por tanto, es posible que aún no haya llegado el momento de las suscripciones. Ésta sería otra de las explicaciones que justificaran esta pérdida de dinero real gestionado en los planes de pensiones. Y es a la que se agarran básicamente las entidades que, para evitar que continúe esta tendencia, han decidido casi mayoritariamente empezar antes que nunca sus campañas de captación siendo algo más agresivos de lo habitual.

Casi todas están en marcha: Bankinter, Unicaja, Uno-e, Caser, Openbank, Aviva, ING Direct, Banco Vitalicio, la Caja de Ahorros del Mediterráneo, Winterthur, Axa, Bancaja... Los reclamos son dinero: ahí está Openbank, que ofrece un interés del 10% anual por el número de días transcurridos, desde el momento en que se reciba la aportación o traspaso, hasta el próximo 2 de enero de 2010 con un máximo de 1.000 euros; o Bancaja, que asegura que si se hace una aportación a Cavalpensión o Bancaja Pensión Mixto hasta el máximo legal permitido, la posibilidad de invertir la misma cantidad en un depósito al 5% TAE a 12 meses, o Bankinter, que paga un 3% si se traspasan más de 30.000 euros sin poner límite a la bonificación...

Los regalos en especie siguen sin olvidarse: Banco Vitalicio, por ejemplo, en función de los importes, ofrece Reproductores MP4, GPS Tom Tom, televisor de 19 pulgadas; o Vitalicio, que, igualmente, va desde los televisores hasta los portátiles, pasando por los gimnasios.

Son sólo algunos ejemplos de las múltiples ofertas que proliferan y aún lo harán más en los próximos días, pero sobre las que hay que tener claro que no aportan más que una rentabilidad adicional mínima que ha de repartirse a lo largo de toda la vida del plan de pensiones. Estos reclamos no han de ser un factor determinante a la hora de tomar decisiones en torno a estos productos, que deben elegirse en función de su rentabilidad y su riesgo.