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Alarte, en 'territorio comanche'

El líder del PSPV arranca en La Vega Baja la campaña electoral más larga

"¿Quién viene?" "Un tal Alarte, el Zapatero, pero valenciano". Fue el breve y clarificador diálogo entre dos jubilados simpatizantes socialistas en la cafetería Samoa de Orihuela, instantes antes de la llegada del secretario general del PSPV, Jorge Alarte. El líder de los socialistas valencianos hizo del local su cuartel general en la tarde del jueves. Alarte optó por este hegemónico feudo conservador para su estreno en la campaña que ha iniciado para relanzar su imagen. Un periplo que le llevará, cada martes, miércoles y jueves, a visitar todas las poblaciones valencianas de más de 20.000 habitantes. El dirigente del PSPV y su aparato no son ajenos al último dato de las encuestas: el 80% de los valencianos no saben quién es, y por eso ha decidido "salir a la calle a escuchar a la gente".

El PP sacó 34 puntos de ventaja sobre el PSOE en las generales
Alarte se confiesa "trasvasista" en un acto con regantes de Orihuela

Así, la campaña electoral más larga, un año y medio si no hay adelanto electoral, arrancó para Alarte esta semana en territorio hostil: La Vega Baja. Y en especial la capital de la comarca, Orihuela, un granero de votos para los conservadores. El PP sacó en las municipales 14.113 votos (45%) y el PSOE unos 7.000 (22,9%). Y en las generales la diferencia fue mayor, el PP obtuvo 21.653 (65%) y los socialistas 10.348 (31%). La diferencia son 34 puntos.

El PSPV de Orihuela tradicionalmente ha sido una jaula de grillos. En ninguna legislatura el Grupo Socialista municipal ha acabado intacto, salvo en ésta, y de momento. El PP gobierna con una amplia mayoría absoluta de 14 concejales, los socialistas tienen 7, los Verdes 3 y Centro Renovador Liberal 1. "En las pedanías el PP arrasa", admite un veterano militante del PSPV que espera la llegada de Jorge Alarte. El dirigente socialista, amante de "las cosas complicadas porque son apasionantes", ha querido empezar su precampaña en territorio enemigo, y con discreción. Viaja solo, salvo el personal de intendencia, y con una marcada actitud: escuchar las críticas e intentar conquistar y convencer en las distancias cortas.

El improvisado cuartel general de la emblemática cafetería Samoa, abierta a finales de los setenta, se empieza a llenar de representantes de colectivos cívicos de Orihuela dispuestos a trasladar sus reivindicaciones. Alarte llega tarde, y acompañado por la portavoz municipal, Antonia Moreno. Antes ha recorrido las urbanizaciones de Orihuela Costa, donde ha conversado con los vecinos afectados por el urbanismo salvaje. "Son víctimas de la peor política urbanística, que es la que no existe", comenta, nada más llegar, a los miembros de Orihuela Sin Murallas, Vega Baja Viva y Plataforma en Defensa del Hospital. Las primeras quejas vecinales se centran en la "descoordinación" entre el Ministerio de Fomento y la Generalitat en las nuevas autovías proyectadas. Quintín Gómez expone que estas nuevas carreteras favorezcan los "macroproyectos urbanísticos". Y Rosa, de Orihuela Viva, añade: "Nos pusimos en un centro comercial a informar, y muchos descubrieron que su casa iba a ser expropiada".

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Alarte estuvo atento al diálogo, pero no tomó notas. Luego cogió la documentación de los vecinos y les garantizó que se reunirá con responsables de Fomento y el Consell para trasladarles sus denuncias.

"¿Dónde estaban los socialistas?"

El aparato del PSPV ha programado reuniones con grupos teóricamente progresistas y de la órbita socialista, entre ellos la plataforma por el hospital. Pero estos colectivos están imbuidos de un elevado espíritu critico del que sus miembros hacen gala a la primera de cambio.

Y el botón de muestra lo puso la portavoz del colectivo, Carmen Pina, al expresar su frustración por las dificultades que tienen para obtener "información veraz". Acto seguido, Pascuala Sandoval se preguntó en voz alta: "¿Qué han hecho durante estos años los socialistas, dónde estaban, se han preocupado por La Vega Baja?" Alarte encajó la crítica y les animó a seguir "levantando la voz". La portavoz socialista, Antonia Moreno, puntualizó: "Hemos hecho mucho, aunque quizá no se venda bien todo lo que se hace". Y volvió a terciar Alarte: "Me alegro de que nos pidan explicaciones, intentaremos ser más visibles".

Los vecinos recriminaban, sobre todo, la falta de diálogo y la discreta participación de cargos socialistas en las manifestaciones que han convocado a favor del hospital de Orihuela, un centro sanitario que corre el peligro que convertirse en "una isla donde no llegue el dinero", según el cirujano José Cámara, quien señaló que las inversiones y los pacientes se desvían hacia el hospital de Torrevieja, de gestión privada pero hecho con dinero público, y el de Crevillent, de próxima apertura.

La intervención del cirujano animó aún más el debate. Y Sandoval advirtió: "Seguiremos luchando, pero necesitamos respaldo, y falta comunicación entre nosotros". Alarte le respondió: "Todo esto se arreglaría cambiando el Gobierno de la Generalitat, el problema viene de arriba".

El secretario de los socialistas habló poco, pero se comprometió a luchar por un urbanismo que acabe "con la orgía del ladrillo" y poner "racionalidad" en esta materia, que precisa de "luces largas".

La comitiva se encaminó luego al Juzgado Privativo de Aguas donde se reunió con unos 20 regantes. Alarte se confesó "trasvasista" y apostó por la modernización de los regadíos. Su entorno calificó el acto de "cordial" y destacó el aplauso final. Inaudito y sin duda un acicate para la moral del líder del PSPV.

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