Entrenamiento oficial

En un proceso de adaptación y cohesión a casi todo como el que está viviendo el Madrid, se agradece enfrentarte de vez en cuando a equipos como el campeón polaco. No dan más guerra que la justa, permiten minutos para todos, probaturas tácticas e incrementos de confianzas tanto individuales como colectivas. Sólo hay un peligro, la relajación, pero con Messina metido casi todo el partido dentro del terreno de juego, es difícil que se produzca.

Ante una ¿defensa? de las llamadas contemplativas, los jugadores madridistas que se lo propusieron encontraron la manera de llamar la atención. Al final fueron todos menos Prigioni, que estuvo muy raro. Después de un inicio de temporada llamativo, sobre todo porque a sus habituales habilidades sumaba una gran producción ofensiva, lleva ya tres partidos sin dejar su impronta en el juego. No es preocupante, pues estamos hablando de un jugador contrastado, pero el caso es que fue el único que no sumó y hasta pareció incómodo por momentos. Tampoco importó mucho. La diferencia entre ambos equipos es sideral como para que el debate fuese más allá de lo que le duró el carrete a Logan, base y alma del Prokom. Que fueron exactamente seis minutos y medio. Hasta ese momento llevaba 15 de los 17 puntos de su equipo, uno más que todo el Madrid junto. Pero claro, pretender mantener un constante uno contra cinco y salir vivo de Vista Alegre era demasiado. Ni siquiera con la posterior aportación de Woods, un jugador que llegó a la NBA sin pasar por la universidad y al que su mala cabeza ha podido más que su gran talento hasta terminar en Polonia, el partido que sólo podía transitar en una única dirección.

Pasado el momento Logan, el Madrid se aplicó por aprovechar la noche. Hay un concepto muy interesante en el baloncesto que intenta poner en práctica Messina. El del pase extra. Lo decía antes de comenzar la temporada. "Quiero que mis jugadores, si hay alguien mejor situado que ellos para lanzar, le den el balón". En apariencia una obviedad, en la práctica la base de toda una filosofía en el movimiento del balón. Hubo una jugada, al final del tercer cuarto, que resultó paradigmática. Durante 23 segundos el balón circuló a buena velocidad entre los jugadores blancos. Al menos en tres ocasiones pareció que se había encontrado una buena posición de lanzamiento. En las tres y en el último instante, el lanzador decidió cederla a un compañero menos vigilado. Así hasta que llegó la pelota a la esquina, donde Sergi Vidal, más solo que la una, clavó un triple mientras sonaba la bocina. Seguro que para Messina fue la jugada del partido.

En cuanto al jugador del encuentro y por tercera vez consecutiva se lo ganó Lavrinovic. El lituano está dejando perplejo al personal, que no se esperaba tan rápida adaptación y tamaña eficacia. Sus números en valoración son tan excelentes como su entrega y don de la ubicuidad, por lo que en un mes ya se ha ganado el respaldo de la afición. También se jaleó a jugadores como Sergi Vidal, que hizo unas cuantas cosas y todas bien, y a Louis Bullock, que ante el estilo callejero neoyorquino de los norteamericanos del Prokom, también quiso dejar constancia de que para eso también vale.

En definitiva, fue un entrenamiento oficial, una noche plácida para el Madrid. Después de lo de Alcorcón, qué menos.

Otros resultados: Unicaja, 86; Olympiacos, 68. CSKA, 69; Lottomatica, 74. EWE, 70; Milan, 79. Asvel, 76; Fenerbahçe, 78.