El tacto de De las Cuevas hunde al Athletic

Caparrós le había dado una importancia enorme al partido frente al Sporting, luego la derrota fue una derrota enorme, no tanto por cómo se produjo sino por lo que significa, es decir, por la irregularidad del Athletic, fiel a sí mismo en las últimas temporadas. Oficialmente, le liquidó De las Cuevas, un chico cedido por el Atlético, que marcó los dos goles con el mismo gesto, con el interior del pie de derecho y el cuerpo tirado hacia la izquierda. El primero, majestuoso, en libre directo; el segundo, eficiente tras un contragolpe.

Pero, en realidad, al Athletic le liquidó el juego colectivo del Sporting y la ansiedad por llegar a la cercanía del gol. Está concebido así, como un equipo en el que prevalece el apresuramiento y las altas pulsaciones frente a la pausa y el asociacionismo del Sporting. Es el efecto Llorente o el caso Toquero. Al primero lo ató en corto, muy corto, Gregory, siempre bien ayudado por Rivera, al que Preciado sin duda premió ayer con prima doble porque fue capaz de asistir a todos sus compañeros. O el caso Toquero, que de tanto correr siempre encuentra el balón, incluso el gol que permitió disfrutar a San Mamés de 10 minutos de ilusión tras haber recibido los dos golazos de De las Cuevas. El fútbol del Athletic era cosa de Susaeta, aunque tan acelerado en su ambición que pierde precisión; el del Sporting tenía más argumentos, concebidos desde Gregory, pasando por Rivera y alcanzando a Diego Castro o De las Cuevas. Los cuatro eran más que uno solo, Susaeta, habilidoso, bullanguero, que ganó enteros cuando Caparrós le cambió de banda, a poco de comenzar el encuentro. Los mismos que perdió De Marcos. Y el Sporting ganó al toque, al tacto sutil de De las Cuevas.