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Reportaje:

Vendedores de casas de buena fe

El IPE diseña un modelo comercial que garantiza la legalidad y calidad

En la vorágine inmobiliaria de los años pasados, cuando había compradores a destajo y las promociones se agotaban antes de que se levantaran los cimientos, se prodigaron ciertos hábitos comerciales que abusaron de la buena fe del cliente. Las excelentes vistas, las magníficas calidades o la primera línea de playa fueron con frecuencia reclamos engañosos. O cuando no, el mantenimiento de la propiedad adquirida se torna incierto porque la promoción se levantó sobre suelo no urbanizable y los tribunales, al cabo del tiempo, acaban declarándola ilegal. A la salvaguarda del derecho del "comprador de buena fe" apela por ejemplo la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz (PP), para pleitear porque no se produzca una sola demolición.

El Spanish Homes Netwok trata de devolver prestigio y confianza al sector

Estos malos hábitos han provocado la pérdida de confianza y el descrédito del sector inmobiliario, especialmente en los mercados internacionales. En apenas dos años, las ventas de viviendas en Andalucía a no residentes cayeron un 81% (6.329 en 2006 por sólo 1.199 en 2008), y los canales comerciales casi han desaparecido. Casi las dos terceras partes de los compradores extranjeros son británicos, mercado afectado además por la debilidad de la libra sobre el euro.

En tiempos de crisis, el desprestigio pesa como una losa que obstruye el despegue de la actividad. A petición de los promotores, especialmente de Almería y la Costa del Sol, el consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Espadas, anunció hace cuatro meses que su departamento tenía en estudio crear un certificado de legalidad que garantizaría que una construcción cumple con todas las normas urbanísticas.

El Instituto de Práctica Empresarial (IPE) ya ha desarrollado un sistema ideado para recuperar la confianza, el crédito, y por ende las ventas del sector inmobiliario. El Spanish Homes Network (SHN) va mucho más allá que la mera expedición de certificados de legalidad. Como explica su responsable, el profesor José Manuel Luque, se trata de una plataforma comercial para poner en el mercado la oferta inmobiliaria cuyos promotores deseen con información precisa y certificada -del sello de legalidad se encargará presumiblemente una prestigiosa consultora jurídica internacional- sobre distintos aspectos.

Dará seguridad jurídica, porque aportará detalles de aspectos como la licencia de obras, la de primera ocupación o el cumplimiento de los planes urbanísticos. Pero también aportará una valoración estrictamente comercial de las promociones, para procurar el mayor grado de satisfacción posible de los clientes. Su garantía es que lo emite una entidad independiente, dedicada al estudio, como el IPE, y que tendrá el aval institucional. Tal y como está diseñada, es además un "potente e innovador instrumento" de gestión y comercialización, por lo que posiblemente también ayudará a su puesta en marcha la Consejería de Innovación.

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En cuanto a información comercial, el sistema ensayado por el IPE contiene 27 parámetros distintos, en función de los cuales se establecerá una ratio, con calificaciones en una escala entre 1 y 10 con la que se valorarán las distinta promociones. "Está pensada para quien compra una casa para usarla y habitarla, y no como inversión, se trata de considerar la parte emocional, y no sólo la económica, de la que se supone que el cliente ya tiene información".

No se trata de informar si la promoción en cuestión tiene piscina o garajes. Entre los elementos a valorar están por ejemplo las calidades y los equipamientos de la promoción (desde las cosas más sencillas hasta si tiene domótica), las características de las terrazas, la descripción de las vistas que tiene, la proximidad a centros comerciales o a equipamientos públicos como hospitales o centros educativos, las comunicaciones y las distancias a autovías o carreteras principales. "No somos un portal informativo, sino que comercializamos", matiza Luque, pero con el aval de que es un intermediario independiente, sin interés directo en la venta de tal o cual promoción.

"Llevábamos años esperando a que apareciera algo así", cuenta Luque, que ha sido la reacción de algunas comercializadoras británicas que han conocido este proyecto.

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