"Ya no soy 'mileurista', pero sólo técnicamente"

A la hora acordada, una chica morena y delgada emerge de entre la masa de turistas que se desparrama por la judería de Córdoba y entra en la taberna. Y aquí está, así que es ella la mujer en cuestión: Carolina Alguacil, elevada hace cuatro años a la categoría de retrato vivo de una generación.
Es la mujer, hoy de 31 años y entonces de 27, que en agosto de 2005 envió una carta al director de EL PAÍS en la que acuñó el término mileurista y, con ello, dio carta de naturaleza a un grupo social y a todo un ismo, el mileurismo, a caballo entre lo económico y lo social. Sus letras, y el reportaje al que dieron lugar en este diario, dibujaron la contrariedad de sus compañeros de vida, de los españoles entre los veintipico y los treintaipico, con formación, idiomas y, sin embargo, con un sueldo que no pasaba de los mil euros, lejos de sus vecinos europeos. Bajo un techo de cristal que les obligaba a vivir al día, sin ahorrar, formar una familia o vivir solos. Y sin visos de que eso fuera a mejorar. "Los recién licenciados de ahora son más conscientes. Nosotros nos lanzamos al ruedo con inocencia, creímos que la formación era la panacea", cuenta. Acaba de mudarse a Córdoba y le han recomendado los arroces del Pizarro, y acepta a regañadientes tomar también un gazpacho de primero, porque no tiene hambre. Han pasado cuatro años y Carolina ha dejado Barcelona, se ha ido a Andalucía, se ha hecho autónoma (dependiente) y se ha casado, pero nunca se refiere a su pareja como marido. Le suena a "antiguo". "Hoy, técnicamente, no soy mileurista, pero técnicamente. Es todo más caro y aún pienso que nuestros empleos no están bien valorados. No me conformo", explica, aunque ahora prefiere no decir su sueldo.
La joven que definió a su generación hace cuatro años sigue en la incertidumbre
La cuarta de seis hermanos, todos chicos menos ella, está acostumbrada a batallar. Hace año y medio, Carolina y su entonces novio dejaron Barcelona, entre otros motivos, por lo prohibitivo de la ciudad, porque las grandes urbes "están bien si ganas mucho dinero, pero si no, lo pasas fatal". A él le ofrecieron un empleo en Andújar y ella llegó a un acuerdo con su empresa en Barcelona para seguir trabajando a través de Internet y como autónoma. Licenciada en Comunicación Audiovisual, gestiona la cartera de anunciantes de un grupo de portales de Internet sobre tecnología. Después de un año en Andújar, aterrizan en Córdoba.
Ha comido poco arroz, porque estaba algo salado. Pero se deja convencer de nuevo para tomar postre. ¿Y qué ha sido de sus amigos? "De todo, unos siguen dando tumbos, otros son autónomos, hay que moverse...". La vida.
Si Carolina volviera hoy a escribir una carta al director, dice que plasmaría "la misma incertidumbre". "Porque a diferencia de nuestros padres, nosotros no pensamos que todo cambio laboral será para mejorar". Se queja de que ahora la crisis sirve de "excusa" para justificar la precariedad. El 50% de los asalariados de 2007 tenía sueldo mileurista.
Desde que Carolina lo destapó, el debate ha corrido de boca en boca y ha engendrado libros. Ella no creó ninguna obra, así que no tiene derechos de autor ni ha visto un euro de todo esto. Le preguntan a menudo por qué no escribió algo. "Pero un libro es algo serio, yo le tengo respeto". La vida.
A las cuatro de la tarde abrasa el sol en la judería. Carolina se despide sonriendo y de nuevo se funde entre turistas.

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