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Reportaje:

Nadal contra su saque

El español, con un servicio irregular, quiere romper en Shanghai su racha ante los seis mejores tenistas, a quienes no gana desde mayo

Alejado de la competición por una lesión abdominal, Rafael Nadal empleó parte de septiembre en viajar por la Costa Azul y Montecarlo, adonde se desplazó junto a unos amigos. Aquellas jornadas de reflexión pusieron el abono para las palabras a las que da aliento en China estos días, los de su reincorporación al circuito. "No se puede perder así. Mentalmente, no he estado", dijo tras caer por 6-1 y 6-3 ante Marin Cilic en las semifinales del torneo de Pekín. "Después de un año complicado, va a ser difícil ganar torneos [en 2009]. He tenido demasiados problemas. Me cuesta encadenar varios partidos bien. Aunque por momentos estoy a gran nivel, también me falta continuidad", reconoció ayer en Shanghai. Son palabras duras apoyadas en datos: desde mayo no gana a uno de los seis mejores tenistas, a los que se ha enfrentado en cuatro ocasiones. Casi tres meses de los transcurridos desde entonces los ha pasado sin jugar por lesiones en las rodillas y los abdominales. Y las estadísticas de su saque, técnicamente ejecutado en dos tiempos -el origen de la fuerza situado en la flexión del tronco superior y los abdominales, no en el brazo-, describen a un hombre capaz de lo imposible, pero atacable.

"Me han dicho que vaya con cuidado. No puedo forzar ni entrenarme más de la cuenta, pero la herida está cerrada", explicó ayer sobre la rotura abdominal que tanto le perjudicó en el Abierto de Estados Unidos. Nadal juega maniatado por el temor a la recaída, lo que repercute radicalmente en su servicio: que en cuatro partidos en Pekín concediera 31 bolas de break (¡casi ocho de media!) y aun así peleara hasta las semifinales habla tanto de sus dificultades al saque como de su destreza al resto (14 breaks) y de su capacidad para sobrevivir sin una herramienta básica, casi tanto como el respirar, en el tenis del siglo XXI.

"He podido jugar con bastante normalidad la semana pasada", reflexionó ayer, "pero todavía [el abdominal] tiene que ir cogiendo flexibilidad. Molestias voy a tener. Necesito salir a la pista sin tener miedo a lesionarme".

Hace meses, Nadal fue descrito como un caníbal: el devorador de cerebros, tantos eran los partidos ganados con la mente. Hoy, el caníbal, que puede volver en cualquier momento, duda. Mañana abre en Shanghai el primer torneo en el que puede forzar la musculatura. Ahí le espera James Blake, que sabrá aprovechar su tímido saque, como probó en Pekín pese a su derrota: dos veces sacó Nadal por el encuentro y las dos perdió el servicio, forzado por el agresivo estadounidense, que sólo le permitió siete de 17 puntos.

No es Nadal el único que toma en China apuntes de importancia básica para la final de la Copa Davis. Francis Roig, segundo capitán, observó ayer un partido que puede marcar la convocatoria para el España-República Checa: Radek Stepanek arrolló a Juan Carlos Ferrero (6-3 y 6-0).

Rafael Nadal, en Pekín.
Rafael Nadal, en Pekín.AFP

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