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Crónica:Fase clasificatoria para el Mundial de Suráfrica 2010
Crónica
Texto informativo con interpretación

Argentina es una moneda al aire

Sin patrón desde que se fue Riquelme, Maradona apela a la presencia mágica de Palermo

Sin un motivo racional al que agarrarse, Argentina se apoya en lo sobrenatural que representa Palermo para medirse el miércoles a Uruguay en el estadio Centenario de Montevideo. La victoria albiceleste el sábado ante Perú (2-1) pareció extraída del realismo mágico de Gabriel García Márquez, tal fue el gol del Loco Palermo en medio de la tormenta en el minuto 92. Su posición, en un nebuloso fuera de juego, fue seguida de un disparo desde el centro del campo del peruano Vargas que golpeó en el larguero y por un pitido final justo antes de que Insúa cometiera un aparente penalti que hubiese dado pie a un nuevo empate. Otro penalti reclamado por Perú, que ya pidió uno, mucho más claro, en esa misma segunda parte.

ARGENTINA 2 - PERÚ 1

Argentina: Sergio Romero; Jonás Gutiérrez, Schiavi, Heinze, Emiliano Insúa; Enzo Pérez (Palermo m. 45), Mascherano, Di María Aimar (Federico Insúa m. 75); Messi, Higuaín (Demichelis m. 22). No utilizados: Andújar, Bolatti, Tévez, Agüero.

Perú: Butron; Prado, Zambrano, Alberto Rodríguez, Vilchez; Solano (Palacios m. 64), Rainer Torres, Ballon, Juan Vargas; Ramírez (Valverde m. 91), Fano (Rengifo m. 72 ). No utilizados: Fernández, Ramos, La Rosa, Quinteros.

Goles: 1-0. M. 48. Higuaín. 1-1. M. 89. Rengifo. 2-1. Palermo. M. 92.

Árbitro: René Ortube (Bolivia). Amonestó a Zambrano.

35.000 espectadores en el Estadio Monumental de River.

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Con Diego o contra él

Antes del clásico del Río de la Plata, Argentina se siente doblemente amenazada. Por Uruguay, que si le gana le arrebataría el cuarto puesto; y por Ecuador, que si vence en Chile le quitaría el quinto lugar, el que da derecho a la repesca. El seleccionador argentino, Diego Maradona, perdió todos los partidos como visitante: frente a Bolivia (6-1), Ecuador (2-0) y Paraguay (1-0). Con El Pelusa, la albiceleste ha sumado tres victorias y cuatro derrotas, nueve goles a favor y 13 en contra.

Los resultados son malos, pero el juego todavía es más preocupante para un país tan enamorado del fútbol como Argentina. Desde que, en marzo pasado, Riquelme anunciara su renuncia a la selección, ésta ha jugado siempre a impulsos y sin jerarquía. A pesar de que Maradona recurriera primero a Verón y, el sábado, pensara en Aimar, ninguno de los dos ha conseguido recuperar la brújula y marcar los tiempos. Sin disputar los últimos siete encuentros, Riquelme sigue siendo el máximo goleador argentino en esta fase de clasificación, con cuatro tantos.

"No coincidimos con el técnico. No tenemos los mismos códigos", se justificó Riquelme para abandonar la albiceleste. "En la selección nadie se puede dar el lujo de jugar bien un partido y después descansar... Acá, hay que rendir cada vez", le replicó Maradona. En su zambullida por el césped empapado del Monumental, como si se tratara de un futbolista más, Maradona creyó haberle ganado a la peor selección del grupo por los poderes sobrenaturales de Palermo: "Fue un milagro de San Palermo. El Barba [Dios] se dio una vuelta por el Monumental".

Y sí, la carrera de Palermo, con un optimismo recalcitrante y sus movimientos de robot, tiene algo de irracional: en 1999, marcó su gol número 100 con los ligamentos cruzados de la rodilla derecha rotos, con Boca Juniors frente a Colón. Ese mismo año, marró tres penaltis ante Colombia en la Copa América de 1999 en Paraguay, lo que segó 10 años su proyección en la albiceleste. En ese lapso, fracasó primero en el Villarreal, donde se rompió la pierna tras caérsele un muro encima en el campo del Levante, y después en el Betis. El 24 de agosto de 2008, frente a Lanús, volvió a romperse los ligamentos de la misma rodilla, sin sospechar que el pasado 1 de septiembre volvería a ser convocado por la selección. El 4 de octubre marcó un gol de cabeza desde 38 metros, ante Vélez. Y el 10 se sintió un iluminado frente a Perú. Argentina es una moneda al aire. Y está en manos de Palermo.

Maradona mira al cielo, bajo la lluvia, en el partido de Argentina contra Perú.
Maradona mira al cielo, bajo la lluvia, en el partido de Argentina contra Perú.AP

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