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Mutismo en un partido colapsado

La cúpula del PP arrancó ayer por la mañana con mucho ímpetu. Con la cúpula popular dispuesta a demostrar a todo el mundo las tropelías del Gobierno hacia la Comunidad Valenciana y pronta a enseñar a la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, lo que cuesta un peine. Especialmente cuando alguien pretende ocupar acta de senador territorial del PSOE en unas Cortes Valencianas con mayoría del PP.

Pero el ardor guerrero pronto se tornó en caras crispadas y frías. La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de levantar parcialmente el secreto de sumario del caso Gürtel devolvió al presidente de la Generalitat a la pesadilla de la que no logra despertar desde el pasado 6 de febrero. Las primeras informaciones sobre el contenido del sumario sorprendieron al jefe del Consell en el acto de apertura del curso de la Universidad Politécnica. Y al secretario general del PP, Ricardo Costa, con diputados y senadores en la sede del partido en Valencia. Pronto comprendieron que todos sus esfuerzos, el enésimo intento por recuperar la iniciativa política frente a unos escándalos que devoran la gestión, eran inútiles.

El vicepresidente primero del Consell, Vicente Rambla, reclamó el levantamiento de todo el secreto del sumario que investiga el TSJ de Madrid. Rambla insistió en desmentir las informaciones que lo han vinculado con los escándalos del caso Gürtel y en especial con la supuesta financiación irregular del PP en la Comunidad Valenciana.

Una investigación que ayer reclamó la Fiscalía Anticorrupción ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y que puede complicar aún más la situación de la dirección regional del PP.

El número dos de Camps en el PP dedicó sus esfuerzos a defenderse de las cuestiones puntuales: negar que hubiese intermediado la trama corrupta en la compra de su coche de lujo y que el reloj carísimo que le regaló el ex alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, estuviese vinculado a las empresas del caso Gürtel.

Presidencia de la Generalitat, ante el aluvión de informaciones referidas a la vinculación de Camps con El Bigotes y la trama corrupta, declinó finalmente emitir ningún comunicado oficial de desmentido.

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En conjunto, tanto el Consell como el PP optaron por un tono bien distinto de los primeros días de escándalo del pasado mes de febrero. Una época en la que amenazaban con recurrir a los tribunales a la menor insinuación sobre la honorabilidad de los altos cargos. Probablemente, el ánimo era reflejo del sentir de las bases del partido: desolación y decepción. Igual que en Canal 9, que sólo dedicó 28 segundos para criticar las filtraciones.

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