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El conflicto entre Lores y Louzán se agrava por una caseta de obra

La Diputación de Pontevedra y el Ayuntamiento de la capital provincial han dejado a un lado la diplomacia para hacer manifiesta una hostilidad que crece por momentos. Boquiabiertos se quedaron ayer los periodistas pontevedreses cuando el vicepresidente de la institución provincial, José Manuel Figueroa, los convocó para denunciar la instalación de una caseta de obra a las puertas de la sede de Turismo Rías Baixas. Con la Plaza de Santa María en obras -allí se ubica el histórico edificio- la responsable local de Urbanismo, Teresa Casal, restó importancia al malestar de Figueroa que interpreta el hecho como un "ataque frontal" e "impresentable". Una gota más que ha colmado la paciencia del dirigente popular, que considera que el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), "se está riendo" de ellos. "Exigimos que rectifique", advirtió o, de lo contrario, en 48 horas presentarán un plano para indicar dónde pueden recolocar la polémica caseta.

El hecho no pasaría de anecdótico si no fuera por el número de desencuentros acumulados en las últimas semanas, y que Figueroa remonta incluso a un periodo de tres años. El último y más sonado surgió a raíz de las I Jornadas Bilingües, organizadas por el colectivo que preside Gloria Lago, que acogió el Museo de Pontevedra y financió la Diputación. Fernández Lores trasladó una queja formal a ambas instituciones, ya que como miembro del Patronato del Museo no fue informado de un evento que, señaló, atentaba "contra la cultura y el idioma gallego". Fue Rafael Louzán, presidente de la Diputación quien contestó, al calificar de "manipuladores" a aquellos que criticaron lo que él entiende como un ejemplo de pluralismo. Apenas una semana después, el sindicato CIG Ensino celebraba su propio congreso en la ciudad.

Y entre una cosa y otra, los intentos del equipo de Louzán por suavizar la guerra por la capitalidad y justificar la adjudicación de un tercer Juzgado de lo Mercantil a Vigo, la designación de dos delegados de la Xunta para la provincia, la "paralización" del Hospital Único denunciada por Lores o, en general, el "apagón inversor" que mantiene en compás de espera varias actuaciones en Pontevedra, han tensado las relaciones. Un malestar que reiteró el regidor pontevedrés al conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, el pasado lunes. Con Abel Caballero azuzando desde Vigo -afirmó que esa nueva sala "viste de capital" a Vigo- y la Xunta neutralizando las iniciativas del gobierno local, la discordia está servida.

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