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Crónica:Cuarta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Getafe desacredita al Valencia

Dos goles de Manu del Moral y un libre directo de Pedro León hunden al cuadro de Emery

José Marcos

Otra estrambótica actuación del Valencia condenó al cuadro de Unai Emery en Getafe, que no hizo más sangre por la bondad de sus atacantes. Míchel se tiró un órdago al salir sin Albín ni Soldado, su delantera titular, y la apuesta le salió de rechupete ante un rival encogido que arrastraba la bronca del empate con el Sporting. Villa fue el único que salvó la cara alimentando sus estadísticas con un gol portentoso tras convertir en asistencia un melón de Joaquín. Ahí se acabó el Valencia, que con el viento a favor no mató el partido por la autocomplacencia de sus jugadores.

Anulado Banega, publicitado más de lo que merece, el Getafe descubrió las vergüenzas de su rival, que en teoría aspira a jugar la Champions, abriendo el balón a los costados y ganando cada dos por tres la espalda de los zagueros. Hacía tiempo que Manu del Moral, un estajanovista del área que disimula sus carencias a base de pico y pala, no se daba un festín semejante. Posiblemente desde sus tiempos en el filial del Atlético. Le facilitó la tarea Casquero, que firmó una de las asistencias de la temporada, un caramelo rasito y al pie al segundo palo, delicioso, prolongación de una internada hasta la línea de fondo de Gavilán. El suplente de Soldado sólo tuvo que embocar entre los tres palos, más o menos como hizo de cabeza un cuarto de hora más tarde, en un córner de Pedro León que volvió a dejar en evidencia a la defensa del Valencia, que le dejó otra vez más libre de marca. La estirada de Moyà, que sacó el cuero de la portería cuando ya había traspasado la raya, sólo añadió más drama al bochorno que pasó Emery, que entregó la cuchara antes de acudir al descanso.

Inoperante el Valencia y crecido el Getafe, todavía quedaba por ver lo mejor de la noche. Pedro León se redimió con una actuación sobresaliente tras su nefasto papel en Almería. El rapapolvo que le echó Míchel por sus desconcertantes saques de esquina del domingo -sólo encontró rematador uno de los 12 que lanzó- tuvo un efecto inmediato, como demostró Del Moral con su testarazo. La regañina alimentó todavía más las ganas de revancha del murciano, que se destapó en la segunda parte con un gol de falta, pegadito al poste derecho y con un efecto endiablado, que ya quisiera Cristiano Ronaldo.

Fue el punto final de un Getafe fallón al contragolpe y que aún así mandó al diván a un Valencia timorato que sigue sin saber si es carne o pescado. Sus amagos tras el descanso se quedaron en fuegos de artificio, por mucho que Mata y Silva buscaran la redención por su cuenta, probando los reflejos de Ustari desde su casa.

La cuadrilla de Míchel, en cambio, transmite unas sensaciones que se creían perdidas tras la apuesta del curso pasado por un fútbol de contención, que predominaba la racanería a la estética y la magia. Justo lo que le pasó a la escuadra de Emery, que el sábado deberá dar un giro al timón ni más ni menos que ante el Atlético, otro equipo a la deriva.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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