Elizaveta Mukaséi, 'Elza', agente secreto soviética
Estaba casada con otro espía, con quien trabajó en Europa
La famosa espía rusa Elizaveta Mukaséi, Elza, falleció en la noche del 18 de septiembre en Moscú, a los 97 años, en el hospital del Servicio Federal de Seguridad, el sucesor ruso del temido KGB de la época soviética, en donde había sido ingresada dos semanas antes debido a un ataque al corazón.
En las filas del espionaje soviético, Elizaveta Mukaséi -su apellido era Emeliánova, pero al casarse tomó, como es costumbre en Rusia, el de su marido, otro famoso agente fallecido en agosto del año pasado- llegó al grado de teniente coronel.
Elizaveta había nacido el 29 de marzo de 1912 en Ufá, la capital de Bashkortostán, una de las repúblicas que forman la Federación Rusa. A los cinco años, huyendo de la hambruna, sus padres se mudaron a Tashkent -centro de Uzbekistán, hoy un país centroasiático independiente-, donde ella terminó sus estudios de secundaria.
A los 17 años Elizaveta se fue a Leningrado -hoy San Petersburgo-, donde ingresa en la Universidad para estudiar Biología, profesión que prácticamente no ejerce, ya que al terminar la carrera pasó a trabajar a una fábrica y en 1938 fue nombrada directora de una escuela de juventud obrera.
Fue en Leningrado donde conoció al que sería su marido, el espía Mijaíl Mukaséi, con el que parte en 1939 a Estados Unidos en su primera misión como agente secreto. Mijaíl trabajaba en Los Ángeles bajo cobertura diplomática -era vicecónsul de la URSS- para el espionaje militar soviético.
En 1943 la pareja regresa a Moscú en plena II Guerra Mundial. Desde entonces y por espacio de seis años, Elizaveta trabajó de secretaria del consejo artístico del legendario Teatro de Arte Dramático Chéjov. Mientras desempeñaba ese cargo, en 1947, comenzó su preparación en el KGB para una nueva misión. Bajo el nombre de guerra Elza, estudió alemán y polaco, alfabeto Morse y manejo de radio: su misión consistiría en garantizar los contactos de su esposo con Moscú.
Desde 1955 hasta 1977 ambos trabajaron en "un país de Europa occidental", según ha informado el Servicio de Espionaje Exterior ruso, sin concretar su nombre. Se sabe, eso sí, que hacían viajes a otros países europeos en misiones especiales.
De regreso en Rusia, la pareja se dedicó, como tantos otros espías, a preparar a agentes secretos. Elizaveta es autora de varios manuales para escuelas rusas de espionaje y fue distinguida con numerosas condecoraciones y órdenes. Ella y su marido escribieron un libro de memorias sobre su vida en el extranjero como agentes titulado Zefir y Elza, sus alias en el KGB.
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